domingo, 8 de abril de 2018

LULA: “JAMÁS PODRÁN ENCARCELAR MIS SUEÑOS”. EL ÚLTIMO DISCURSO DE LULA EN LIBERTAD.

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LULA, EL OBRERO, SINDICALISTA, POLÍTICO, PRESIDENTE DE BRASIL. EL ESPARTACO DEL SIGLO XXI. EL DESAFÍO DE LOS ESCLAVOS  Y DE TODOS LOS EXPLOTADOS DEL MUNDO.- LULA ES EL GUERRERO DEL PUEBLO BRASILEÑO. Hoy con ese coraje, sangre y dignidad de un REVOLUCIONARIO se entregó a la Justicia – la justicia de los ricos, poderosos, los corruptos y los dueños de los MEDIOS del mundo -. Pero lo juzgarán, lo condenarán, lo encerrarán en una cárcel – creyendo ellos, los corruptos del mundo, los propietarios del mundo, que ya lo derrotaron, que ya lo asesinaron y lo enterraron para siempre. Pero NO explotadores del mundo, están totalmente equivocados. LULA ES UN LÍDER MUNDIAL Y VIVIRÁ por SIEMPRE en la VIDA de todos los POBRES REBELDES del MUNDO.

LULA es hoy una IDEA, un PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO – en la BATALLA DE LAS IDEAS – que todos los pobres y explotados del Sistema Mundo, lo damos todos los días, en la CALLE y PLAZAS PUBLICAS del MUNDO, el lugar histórico donde nació la DEMOCRACIA, como el Gobierno del Pueblo y el Poder del Pueblo. LULA, Obrero, Sindicalista, Político y Presidente, con el correr de los días crecerá vuestro NOMBRE, como crece la lucha de los Pueblos, así como la SOMBRA, cuando el SOL DECLINA. El mensaje de un HOMBRE HONESTO, ÍNTEGRO Y REVOLUCIONARIO. A partir de ahora los EXPLOTADORES – los cínicos y mafiosos del mundo – intentarán callarlo,  amarrarlo, matarlo, pero NO PODRÁN CALLARLO, NO PODRÁN MATARLO, porque él hoy HABLARÁ en todos los CORAZONES MILLONES DE EXPLOTADOS, HAMBIEMTOS Y JÓVENES REVOLUCIONARIOS del MUNDO que luchan desde NUESTRA AMÉRICA, la PATRIA GRANDE, por un MUNDO MEJOR, por OTRO MUNDO SUPERIOR Y SOCIALISTA. LA HISTORIA LO JUZGARÁ. HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE. Pablo Raúl sábado 7 de abril del 2018.

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LULA: “JAMÁS PODRÁN ENCARCELAR MIS SUEÑOS”.

EL ÚLTIMO DISCURSO DE LULA EN LIBERTAD

“CUANDO DEJE LA PRISIÓN, VOY A SALIR MÁS FUERTE”

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Página/12 domingo 8 de abril del 2018.

El ex presidente transformó en un verdadero acto popular la misa en recuerdo de su esposa fallecida. Lula recalcó que vive “el momento de mayor indignación que pueda vivir un ser humano”.

El golpe dentro del golpe sufrió un revés. Lula aceptó viajar a la prisión de Curitiva para cumplir la condena del Juez Moro sólo después e participar de una Misa y encabezar un Acto Multitudinario, en su Sindicato, el de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo.

A las 22.02 el avión que transportaba a Lula rumbo a la cárcel aterrizó en el aeropuerto Alfonso Peña de Curitiba. Quince minutos después salió rumbo al centro de la ciudad el helicóptero que consumaba el fin de la libertad del ex presidente de Brasil durante ocho años y que es, además, el candidato mejor posicionado en las encuestas para las elecciones del 7 de octubre próximo. Pero Luiz Inácio Lula da Silva no acató de inmediato la orden de presentarse detenido. Antes convirtió en un acto política la misa en honor de su esposa fallecida. “No podrán encarcelar mis sueños”, exclamó en medio de su discurso.

Después de la decisión del juez Sergio Moro el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva quedó obligado a acatar la orden judicial. Sin embargo, apareció ayer acompañado de dirigentes sindicales y también de la presidenta electa dos veces y derrocada en 2016 Dilma Rousseff, frente a una multitud que le brindó su apoyo durante la misa de recordación de su mujer María Letizia fallecida en 2017.

Visiblemente emocionado, en medio de la ceremonia en honor de doña Marisa, como la llamaban dirigentes sindicales y del Partido de los Trabajadores, Lula recibió el respaldo fervoroso de miles de asistentes. Habían hecho vigilia durante la noche del viernes frente a la sede del sindicato metalúrgico en San Pablo, donde se atrincheró el líder no bien el Supremo Tribunal Federal, la Corte Suprema de Brasil, le denegó el habeas corpus por seis votos a cinco.
 
 

Allí el fundador del Partido de los Trabajadores saludó cálidamente a la multitud mientras recibía vítores y también cartas de apoyo. “La lucha continúa”, había escrito Lula en Twitter el viernes a la noche.

A pesar de que los rumores indicaban que Lula podría entregarse luego de la misa desarrollada ayer, la policía decidió no arrestarlo si esto no ocurría. El numeroso público que formó una suerte cordón en torno del predio impidió el hecho porque la policía quiso evitar incidentes.

El comisario Igor Romario de Paula, de la Policía Federal en Curitiba, dijo que ante los “ánimos exaltados”, se optó por buscar una forma de arresto que evitara tensiones.

Este fue el segundo episodio en el que periodistas fueron hostilizados por parte del público que participaba de las manifestaciones en defensa de Lula realizadas desde el jueves en el predio gremial.

Mientras tanto, el juez Sergio Moro, responsable de la causa Lava Jato, afirmó ayer que era necesario que Lula da Silva, quien no se presentó a la policía, cumpliera de inmediato una sentencia de doce años y un mes de cárcel.

Lula fue “condenado por lavado de dinero y corrupción y es necesario ejecutar la pena; así de simple, no veo ninguna razón para postergar más” el arresto, declaró Moro.

El juez de primera instancia de Curitiba formuló este comentario durante una entrevista en la que fue indagado sobre una supuesta prisa en determinar el arresto de Lula.

“Yo recibo un oficio del Tribunal Regional Federal 4 (de segunda instancia) ordenando la prisión y simplemente la cumplí, no tengo otra alternativa que cumplir las órdenes”, señaló Moro.

Por otra parte, la oficina de prensa de Moro precisó que Lula no es un prófugo ya que al no presentarse en Curitiba lo único que hizo fue desechar una propuesta formulada por Moro. Pero luego de que Lula desestimó viajar por las suyas a Curitiba el próximo paso iba a ser entregarse ante la policía de San Pablo.

Según trascendidos los emisarios de Lula demandaron a la policía que el imputado fuera arrestado en San Bernardo do Campo. Allí, el ex presidente anunció que se entregar a la policía para cumplir su condena por presunta corrupción en la causa Lava Jato, que la defensa calificó de injusta por “falta de pruebas”.  

“Voy a atender el mandato” de prisión, afirmó el líder del Partido de los Trabajadores al promediar su discurso de poco menos de una hora en el Sindicato de los Metalúrgicos del ABC, en San Bernardo do Campo, en la región metropolitana de San Pablo, el sábado al mediodía. Ese es el sindicato del que fuera titular a fines de los 70 y principios de los 80 y en el que estuvo acantonado durante dos días.

“Cuando deje la prisión voy salir más grande, más fuerte, más inocente, porque ellos cometieron el crimen político de perseguir un hombre con 50 años de vida política”, aseveró.

Lula dijo que a pesar de tener “este pescuezo bajo, voy a ir de cabeza erguida y (luego) voy a salir con el pecho hinchado” de la prisión.

En lo alto de un escenario montado sobre un camión con parlantes Lula anunció su decisión ir a la cárcel ante sus seguidores, que respondieron con un sonoro “noooo”.

El discurso del líder petista comenzó luego de una misa en memoria de su esposa, quien cumpliría 68 años este sábado. Lula disparó contra el juez que lo condenó, habló de “golpe de estado” y relacionó su condena a prisión con sus actos de gobierno en favor de los desprotegidos, pero también reveló que se va a entregar.

“Aquí aprendí a hacer política”, afirmó Lula da Silva, en referencia Sindicato Metalúrgico en San Pablo, al que definió como “mi escuela”.
 
 
“El golpe de estado comienza con Dilma (Rousseff) y termina con una acción para evitar que sea presidente”, afirmó ayer Lula da Silva, que se mostró “indignado” y atacó su condena a prisión. “El juez Sergio Moro que me condenó por corrupción en la causa Lava Jato mintió. Mientras más me atacan, más crece mi relación con el pueblo”, disparó el ex presidente. “Si no creyera en la Justicia, no habría formado un partido político; soy un ciudadano indignado y tengo convicciones”, fueron algunas de las frases del ex mandatario mientras clamaba su inocencia. “Soy el único ser humano imputado por un departamento que no es mío”, sostuvo luego.

“Si el crimen que cometí fue reducir la mortalidad (...) voy a seguir cometiendo crímenes porque voy a hacer mucho más”, enfatizó tras la misa en homenaje a su esposa. “Soñé que era posible disminuir la mortalidad infantil”, acotó al relacionar los ataques en su contra con las políticas sociales que desarrolló en sus gobiernos (2003-2010).

También aclaró que no está “contra el Lava Jato”, la causa que investiga hechos de corrupción en su gobierno y en el de Rousseff, y recalcó que vive “el momento de mayor indignación que pueda vivir un ser humano”.

La multitud lo aclamó insistentemente al grito “Lula, guerrero del pueblo brasileño” y “Lula, presidente”.

Mientras los lulistas asistían al último discurso en libertad en el gremio del cordón industrial paulistano, en Curitiba todo estaba listo para recibirlo en la Superintendencia de la Policía Federal, donde será alojado en una sala de entre 12 y 15 metros cuadrados.

A partir de anoche el tornero mecánico comenzó a purgar una condena de doce años y un mes por corrupción y lavado de dinero por haber recibido un apartamento en concepto de soborno de la constructora OAS, según la sentencia del juez Sergio Moro.

“Lula Guerrero del pueblo brasileño”, voceó el público en medio de un sinfín de pancartas con consignas como “Lula Inocente” y “Lula Libre”.

Durante su discurso de casi una hora Lula, a cuyo lado estaba Dilma Rousseff, contó haber recibido sugerencias para  asilarse. “Tuve chances de irme a Uruguay, me decían que lo hiciera (...), que fuera a la embajada de Bolivia, de Uruguay, de Rusia”, reseñó.

Ante esas recomendaciones para evitar ser apresado “dije que no estoy escondido, yo no me escondo”, aseguró.

Una vez finalizada su intervención se dirigió al segundo piso del gremio donde almorzó con allegados y familiares.

La presidenta del PT Gleisi Hoffmann, que estuvo en la tarima junto a Lula, hizo un llamado a los militantes.

“Ahora mismo comenzamos la campaña. Vamos para Curitiba, vamos para Brasilia, vamos acampar allá hasta conseguir la liberación del compañero Lula.”

“No nos vamos a descansar”, anunció Hoffmann, que es senadora por la provincia de Paraná.

Finalmente Lula fue detenido en la tarde de ayer. Salió a pie del sindicato escoltado por una caravana de otros dos coches, según mostraron imágenes aéreas de TV Globo, el principal grupo.

El líder del Partido de los Trabajadores arribó poco antes de las 20 horas locales a la Superintendencia de la Policía Federal de San Pablo donde fue sometido a un análisis médico y de allí continuó viaje hacia el aeropuerto paulista de Congonhas. Abandonó la sede policial a las 20.15 horas en un helicóptero.

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LULA. AYER PERDIÓ, AYER GANÓ.
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Eric Nepomuseno.

Página/12 domingo 8 de abril del 2018.

Cincuenta y cuatro minutos. Esa la duración del discurso de Lula a la multitud reunida frente al Sindicato de Metalúrgicos en San Bernardo, al mediodía de ayer.

En esos minutos, Lula volvió a ser el veterano líder sindical cuya capacidad más visible fue siempre negociar, y cuya característica más evidente ha sido la tenacidad.

Hizo un recorrido de las historias de huelgas que hicieron historia, pero se concentró especialmente en una, la de 1980, en que los sindicalistas tuvieron que conceder y él fue detenido.

Resumiendo: recomendó a los miles de militantes que se concentraban delante del Sindicato de Metalúrgicos que hay veces en la vida en que hay que aceptar la derrota para luego seguir adelante.

Mientras lo oía, recordé frases de mi hermano mayor, Eduardo Galeano: “para saber cómo levantarse, hay que saber caer”. Y otra: “para saber cómo ganar, hay que saber perder”.

Lula, ayer, perdió.

Lula, ayer, ganó.

Perdió porque el sistema judicial brasileño está plagado de vicios y cobardías, de omisiones cómplices.

Fue juzgado en un proceso que es una formidable colección de vicios y arbitrariedades. No hay una única y miserable prueba de lo que dicen que cometió. Todo surgió en una crónica indecente del diario O Globo. Y luego se sostuvo con las declaraciones de un empresario de construcción que hizo un acuerdo de “delación premiada” con un juez de provincias que se asume como una especie de justiciero fundamentalista, actuando por encima de la misma Constitución.

La cosa es así de sencilla: para ver reducida su sentencia, un preso dice lo que quieren los fiscales que diga.

Yo, por ejemplo, podría decir que tuve un tumultuoso affaire con Mirtha Legrand a fines de los años 60. O que soy el verdadero padre del padre del presidente Mauricio Macri.

Con tal de ver reducida mi condena, admito eso y mucho más.

Pues así se condenó a Lula da Silva por haber recibido como coima, como soborno, un departamento que nunca fue de él.

Dos imágenes, sin embargo, se clavaron en mi alma ayer.

La primera: Lula hablando a la multitud por casi una hora, iracundo a veces, conmovido otras, y en seguida siendo cargado en hombros en el trayecto del palco hasta el interior del Sindicato de Metalúrgicos, luego de haber anunciado que se entregaría a la Policía Federal.

En su discurso, Lula admitió sus culpas: haber sacado Brasil del mapa mundial del hambre, haber creado en ocho años más universidades que en los cien años anteriores, haber creado programas de inclusión social que jamás habían siquiera entrado en los sueños de los desvalidos y abandonados de siempre. Esas sus culpas, dijo, y en ese punto tiene razón: las élites brasileñas, que además de un profundo y mal disfrazado perjuicio racial siempre tuvieron un muy fuerte perjuicio social, jamás lo perdonaron.

La segunda imagen: militantes impidiendo que el auto, un Corolla en que estaba Lula, lograse salir del Sindicato.

Luego de casi dos horas, Lula salió. Caminando, altivo. Como él mismo había dicho en su discurso, “mi madre me hizo de cuello corto para que yo nunca tuviera que bajar la cabeza”.

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