miércoles, 9 de noviembre de 2016

RESTAURACIÓN NEOLIBERAL Y DESAFÍO DE LA DESIGUALDAD SOCIAL. PARA QUE VUELVE LA DERECHA LATINOAMERICANA.

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LA DERECHA POLÍTICO-EMPRESARIAL-NEOLIBERAL RETORNA AL GOBIERNO EN AMÉRICA LATINA.- Vuelve o por medios legales, democráticos-electorales – caso de la Argentina – o utilizando al mejor estilo nuevas formas – sofisticadas y alianzas de poderes – mediante el “golpe de estado” utilizando una mayoría en el Congreso – caso Brasil, anteriormente lo utilizó en Paraguay y Guatemala – e igualmente combinando las dos formas anteriores lo intenta en Venezuela – pero el camino ahí será mucho más difícil, porque en realidad significa una Lucha Política por el Poder entre dos Alternativas Políticas y dos modelos diferentes de sistemas económico-sociales – o retornan a los viejos sistemas .fracasados del neoliberalismo o continúan profundizando la Revolución Bolivariana. Y ahora con el triunfo electoral del extremista conservador Sr. Trump en Estados Unidos se sentirán realmente impulsados a mayores actos de violencia e imposición de modelos políticos fracasados, de un neoliberalismo trasnochado y hoy en con plena seguridad “envalentonado” a nivel global por el triunfo electoral de los sectores más ultraconservadores de la derecha mundial.

Pero en el caso concreto de América latina, porque retorna la derecha político-empresarial-neoliberal, consideramos: primero no es consecuencia de la irresponsabilidad de los gobiernos democráticos progresistas de haber dejado los países y sus economías en crisis – la crisis es producto del fracaso del modelo tradicional extractivo exportador de materias primas y la baja significativa de los precios de los Commodities en los mercados globales – China principalmente – y el propio fracaso del modelo de crecimiento macro-económico que solamente ha favorecido a una élite político-empresarial-exportadora, situación que favoreció al principio en la disminución de la pobreza y la pobreza extrema, sin embargo, la estructura del sistema cada vez concentra más y más la riqueza mundial, realidad que ha generado el surgimiento de la más violenta, salvaje e inhumana desigualdad económico-social-laboral; en segundo lugar, también, se cometió el principal error – el más grave – haberse contagiado y ser cómplices de la más detestable forma de destruir la política, como es la corrupción; la corrupción atrapó y capturó las principales Instituciones de la República y destruyó sus Partidos Políticos y envió a la cárcel a muchos de sus dirigentes; en tercer lugar, viene a imponer el viejo modelo neoliberal, fracasado en la década de los 80-90’ en América Latina, es decir, todo el poder para las corporaciones transnacionales, así como a las burguesías empresariales internas; en cuarto lugar a destruir todo lo avanzado en materia de derechos sociales en la década anterior –Educación, Salud, derechos laborales, lucha contra la pobreza y programas sociales – porque, la derecha y sus economistas consideran que es un “excesivo gasto social” del Estado – y no una inversión a futuro;

En quinto lugar, las clases dominantes internas, totalmente subalternas de los intereses transnacionales, vienen a saldar en forma definitiva el pago de la deuda externa e interna con los poderes facticos internos y externos, a ampliar los beneficios tributarios a las mega corporaciones transnacionales como a las empresas internas, en sexto lugar – vienen con el objetivo político – y ahora se sentirán mucho más fuertes y violentos, con la finalidad de hacer realidad su Segunda ”Revolución Conservadora”, es decir, la privatización, saqueo y nuevas formas de inversión transnacional, así como nuevas y más sofisticadas formas de explotación de la mano de obra – ahora aumentarán las distintas formas de contratos y sub-contratos - sin derechos sociales algunos -: Privatización de Educación, Salud, Servicios Públicos. Empresas privadas en Educación, salud – clínicas, seguros, laboratorios, farmacias, medicamentos, (aplicación del Tratado TPP) – seguridad social – jubilación – más AFPs – Seguridad Ciudadana, más tarjetas de Crédito y cada vez mayor fuentes y modelos tecnológicos – redes sociales y acumulación de datos – la revolución tecnológica al servicio de los grandes poderes fácticos mundiales. Y por mucho más vuelve la derecha envalentonada ahora en América latina.

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RESTAURACIÓN NEOLIBERAL Y DESAFÍO DE LA DESIGUALDAD SOCIAL.
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Andrés Mora Ramírez.

CEPAL. ALAI. Noviembre del 2016.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) acaba de publicar un valioso informe titulado La Matriz de la Desigualdad Social en América Latina, en el que, partir de la conceptualización de la desigualdad como fenómeno complejo, histórico y estructural de nuestros países, y con el apoyo de los datos estadísticos, profundiza en el análisis de algunas dimensiones o “ejes estructurantes de la profunda y persistente desigualdad social que caracteriza a nuestra región”, a saber: la condición socio-económica (la clase social); las desigualdades étnicas y raciales y su relación con las desigualdades de género; las desigualdades a lo largo del ciclo de vida; y las desigualdades territoriales.

La divulgación de este documento llega en un momento oportuno, toda vez que, en un contexto regional signado por el avance de la restauración conservadora y neoliberal, las acciones políticas y económicas de las fuerzas de derecha que han llegado al poder –unos por la vía de las elecciones y otros por el golpismo de nuevo patrón- amenazan seriamente la sostenibilidad de los avances en materia de desarrollo social y humano alcanzados durante los últimos 15 años, especialmente por los gobiernos progresistas y nacional-populares.

CEPAL reconoce que la reducción de la desigualdad alcanzada en períodos recientes tuvo un fuerte componente de voluntad y decisión política, en contexto económico favorable para América Latina, toda vez que

“los gobiernos de los países de la región dieron una alta prioridad a los objetivos de desarrollo social y promovieron políticas activas de carácter redistributivo e incluyente”. En efecto, entre los años 2000 y 2014 la pobreza bajó sustancialmente, al pasar de un 43,9% a un 28,2%; en tanto que la indigencia o pobreza extrema se redujo de un 19,3% a un 11,8%, en virtud del “aumento de los ingresos de los hogares a causa de la mejora del mercado de trabajo (disminución de la tasa de desocupación, aumento de los ingresos laborales e incremento de la formalización y de la participación laboral de las mujeres) y por la expansión del gasto público social y de las políticas de lucha contra la pobreza, entre ellas, las transferencias monetarias”.

Sin embargo, esto todavía no es suficiente, y se requieren cambios de más hondas repercusiones en nuestras sociedades.

“Como muestra la experiencia histórica y reciente de América Latina y el Caribe -dice el informe-, si bien el crecimiento económico es un factor fundamental para la reducción de la pobreza, la desigualdad puede limitar significativamente ese proceso. Sin un cambio en la distribución del ingreso, incluso los altos niveles de crecimiento son insuficientes para reducir la pobreza en forma sostenible”.


Frente a esta realidad, que afecta con mayor dureza a los indígenas, a los afro-descendientes; a las mujeres, a los niños y adultos mayores; y a los jóvenes excluidos de los sistemas educativos y precarizados en los mercados de trabajo, CEPAL formula ocho recomendaciones -a manera de desafíos- para los gobiernos latinoamericanos:

1).-  articular la política económica, la ambiental y la social, “supone lidiar con la cultura y la economía política de los intereses que históricamente han dificultado este tipo de transformaciones en la región”;

2).- desarrollar políticas públicas con enfoque de derechos y ciudadanía social, esto es, “que todas las personas, por el solo hecho de ser parte de la sociedad, tienen pleno derecho a acceder al bienestar social”;

3).-  construir políticas de desarrollo bajo el principio de universalidad sensible a las diferencias, “para romper las barreras de acceso a los servicios sociales y al bienestar que enfrentan las personas que se encuentran en condiciones de pobreza o vulnerabilidad, las mujeres, los afro-descendientes, los pueblos indígenas, las personas que residen en áreas rezagadas, las personas con discapacidad y los migrantes, así como los niños, los jóvenes y los ancianos”;

4).-  el fortalecimiento de la institucionalidad social, con miras a “reforzar la sostenibilidad de las políticas sociales como políticas de Estado y no solo de gobierno;

5).-  la promoción de la cohesión territorial por medio de políticas sociales;

6).-  la mejora en las bases de datos y los indicadores estadísticos para la toma de decisiones;  

7).-  la protección del gasto social y el resguardo de los ingresos tributarios frente a “una elite activa y con poder de veto” en nuestros países, que se opone sistemáticamente al pago de impuesto; y por último,

8).-  la necesidad de “transitar de la cultura del privilegio a una cultura de la igualdad”, que restituya la igualdad y dignidad de “aquellos cuyos derechos sociales han sido vulnerados durante siglos y que se han visto invisibilizados, en condiciones de exclusión y segregados por un sistema que favorece los privilegios de unos en desmedro de otros”.

Lo social sigue siendo el gran horizonte emancipador de nuestra época. Por eso, con todas las limitaciones y errores que se les pueda señalar, debe reconocerse que fueron los gobiernos progresistas y nacional-populares los que empezaron a andar un vía diferente en el combate de la pobreza y la desigualdad, lejos del dogmatismo economicista de los neoliberales, propia de los años 1990; y también fueron ellos quienes dieron pasos, más o menos consistentes, en la dirección que sugiere CEPAL. Por el contrario, el camino que ahora emprenden Mauricio Macri en Argentina y Michel Temer en Brasil, aplaudido por la derecha criolla y que se nos presenta como el único futuro posible, no es otra cosa sino la regresión a un pasado empobrecedor y excluyente: tal es la utopía perversa que hoy enuncian los ideólogos del capitalismo salvaje.

 Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica.

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PARA QUE VUELVE LA DERECHA LATINOAMERICANA.
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Emir Sader.

ALAI. Martes 8 de noviembre del 2016.

La nueva ola de derecha en América Latina no tardó para decir a que vino. Los gobiernos de Mauricio Macri en Argentina y de Michel Temer en Brasil se dedican, única y exclusivamente, a aplicar el mismo tipo de duro ajuste fiscal que ya había sido aplicado en esos y otros países del continente, con las desastrosas consecuencias económicas y sociales que se conoce.

Para ello, tuvieron que reimponer el viejo diagnóstico, según el cual, los problemas de los países son resultado de gastos excesivos del Estado. Un diagnóstico totalmente desmentido por la forma cómo, en esos mismos países, los gobiernos han reaccionado a los duros efectos de la crisis internacional iniciada en 2008. Se podría haber hecho lo que se hace ahora, cortando drásticamente los presupuestos para políticas sociales. Las economías habrían ingresado en recesiones profundas y prolongadas, de las cuales no habrían salido, como ocurre con las economías europeas.

Sin embargo, los gobiernos de Argentina y de Brasil, con orientaciones distintas de las actuales, no se dejaron llevar por la crisis y han reaccionado en contra de la recesión, con medidas anti-cíclicas. Con ello pudieron recuperar rápidamente las economías de la recesión, volver a crecer, superar el desempleo y retomar la dinámica de expansión económica con distribución de renta, que ha permitido el momento más virtuoso de la historia de esos y de otros países del continente en este siglo.

La derecha vuelve a los gobiernos de esos países, como si hoy no hubiera pasado nada desde que se aplicaron por primera vez esos modelos. Como si no hubieran fracasado y sumido a los países en las peores crisis recesivas en mucho tiempo, con altos niveles de desempleo y profunda crisis social. Como si no se hubieran dado gobiernos que han recuperado esas economías superando la crisis social, desarrollado los programas de inclusión social más amplios de su historia.



La derecha retoma el mismo diagnóstico que ha llevado a los ajustes, a las recesiones, a las crisis sociales. Necesita, para ello, borrar o descalificar todos los avances logrados a lo largo de este siglo. Como si Argentina y Brasil no fueran mucho mejores, de todos los puntos de vista, con las políticas de reacción a la crisis que con las que han ahondado la crisis.

Tratan de pasar la idea de que la crisis actual es generada por el modelo que más ha dado   resultado en la actualidad. Se habría gastado demasiado. Los gastos con políticas sociales serían la causa del desequilibrio de las cuentas públicas. No las tasas de interés muy altas, no el pago de las deudas interna y externa, no la evasión de impuestos, no los paraísos fiscales, no los subsidios a los grandes empresarios, no la especulación financiera.  

En realidad, la derecha vuelve para destruir lo que fue construido a lo largo de este siglo en los países donde logra, por una u otra vía, volver al gobierno.

Su agenda es estrictamente negativa: privatización de propiedades públicas, menos recursos para políticas sociales, menos derechos para los trabajadores, más recesión, más desempleo. Y más EEUU en el continente y menos integración regional.

No pueden decir que son lo nuevo, porque rescatan viejos economistas neoliberales. Ni que van a retomar el crecimiento económico, porque ahondan la recesión. Ni que van a controlar las cuentas públicas, porque aumenta la inflación y el déficit público. No tienen que prometer, porque lo que hacen no tiene nada de popular, ni de democrático. Solo pueden sobrevivir, blindados por los medios.

¿Cómo deben reaccionar las fuerzas populares frente a esa ofensiva conservadora?

En primer lugar, antes de todo, buscando el más amplio proceso de conciencia, de movilización y de organización de los sectores populares, víctimas de las políticas de esos gobiernos. Sin eso, no será posible revertir la situación.

En segundo lugar, buscar la más amplia unidad de las fuerzas opositoras, tomando como línea divisoria entre los dos campos, al modelo neoliberal. Unir a todas las fuerzas anti-neoliberales.

En tercer lugar, hacer un balance del pasado reciente, pero antes que todo valorar todo lo conquistado, antes que la crítica de los errores.

En cuarto lugar y finalmente, reconquistar la hegemonía de los valores que han llevado los gobiernos progresistas a ser elegidos por la mayoría. Reelaborar los temas de la justicia social, de la democracia política, de la soberanía nacional, entre tantos otros, en los términos actuales, después de los avances de la derecha.

Total, como cada vez que se da una victoria política de la izquierda o de la derecha, es antecedida de una victoria en el plano de las ideas, hay que reimponer como objetivos fundamentales del país el desarrollo económico con distribución de renta, después de desarticular las falsedades con que la derecha vuelve a países de América Latina.

- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).

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