lunes, 6 de julio de 2015

GRECIA VOTÓ POR UN CONTUNDENTE NO AL AJUSTE. EL TRIUNFO DE LA SOBERANÍA POPULAR.

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LA HÉRCULES.
"El primer ministro griego, Alexis Tsipras, tiene su mayor respaldo en los menores de 35 años. Ayer votó No al ajustazo el 67 por ciento de los griegos de entre 18 y 34. Una diferencia de alrededor de seis puntos en relación con el ya de por sí sólido apoyo al gobierno de Syriza, que obtuvo un 61 por ciento promedio. Los números caen drásticamente a medida que la edad avanza. Votó No el 49 por ciento de la población que va de los 35 a los 55 años y el 37 por ciento de los mayores de 55.
Con estos resultados en la mano, Tsipras bien podría fundar ya mismo un movimiento juvenil. ¿La Edipo? Muy psi. ¿La Demócrito/Epicuro? A Carlos Marx le hubiera gustado. Escribió sobre ellos su tesis doctoral. ¿La Xipolitakis? Demasiado lío de cabinas, demasiado ruido de empresario con Porsche cerca suyo. Para sorpresas, mejor La Pandora. Y para sexo y amor, La Afrodita. ¿La Sócrates? Suena bien pero le falta acción. ¿Y La Hércules? Sería el nombre ideal para Tsipras. En 2012, cuando concedió una entrevista a Página/12, dijo que en la mitología griega se identificaba con Hércules. “Cuando los dioses lo castigaron, una de las tareas de Hércules fue limpiar la mierda”, contó el entonces jefe de la oposición griega. Y agregó: “Hércules pasó meses y meses sacándola. Terminó su obra. Entonces le encargaron otra tarea: debía cortar la cabeza de la hidra. El problema es que cuando cortaba una cabeza salían otras dos nuevas”. Para que no quedasen dudas de que analizaba política y poder, aclaró: “Eso pasa con el sistema financiero internacional. Tenemos que limpiar la mierda y enfrentar a la hidra. Por eso queremos construir una gran fuerza política: porque no será fácil”.
Tsipras, que el 28 de julio cumplirá 41 años, ganó en enero con el 36,3 por ciento. Aquélla fue una elección parlamentaria que lo llevó a la jefatura de gobierno y el de ayer un referéndum. Estrictamente no son elecciones del mismo género. Pero en términos de legitimidad revelan que Tsipras aplica siempre la misma lógica: apuesta fuerte y luego trata de cambiar las relaciones de fuerza para negociar en mejores condiciones. Porque no será fácil.


Hércules, el legendario personaje griego, hoy simboliza, la fuerza, coraje y dignidad del pueblo helénico, que ha sabido hoy en – una coyuntura mundial sumamente grave por las contradicciones políticas de los poderes fácticos – una demostración de lo que realmente es la Democracia – el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo –(cuándo –nunca- comprenderán este concepto de la fuente y raíz histórica de lo que realmente es la Democracia. Hoy el pueblo helénico asumiendo la identidad histórica de Hércules se enfrenta a los demonios políticos a los “fantasmas” financieros – revestidos de venganza política – que  solo imponen miedo, terror y destrucción. Pero no pasarán. El pueblo Unido, jamás será vencido.
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Hoy, cuando el pueblo se levante después de haber bailado Zorba el griego en la Plaza Syntagma de Atenas como anoche, la deuda seguirá representando el 160 por ciento del Producto Bruto y la desocupación juvenil continuará por encima del 50 por ciento. Pero la canciller alemana Angela Merkel tendrá que ver cómo sale de esta gran derrota, la más importante desde que ocupa el poder en los últimos diez años. El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, deberá preocuparse por el efecto contagio hacia las próximas elecciones, con Podemos de estrella en ascenso. Y toda Europa discutirá una agenda distinta porque el referéndum transparentó como mínimo tres puntos.
El primero, que así como en la Argentina el gasto público se disparó en tiempos de Carlos Menem con la privatización de las jubilaciones –y no por inversión en planes sociales–, en Grecia el presupuesto hizo agua por la compra de submarinos, helicópteros y buques de guerra.
El segundo tema indica que Grecia será, como minimizan los conservadores, sólo el 2,5 por ciento del Producto Bruto europeo pero tiene una posición estratégica significativa. No sólo es parte de la Unión Europea y la zona euro, donde cualquier desprendimiento puede desatar un efecto dominó. También integra la Organización del Tratado del Atlántico Norte, alberga entre otras la base de Creta y un centro operativo de aviones de inteligencia en Aktion, al noroeste, y es un Estado al que Washington le presta atención sobre todo desde la crisis en Ucrania y la disputa con Rusia.
El tercer punto es que, sin una quita gigantesca, la deuda será impagable por más que el pueblo griego haga esfuerzos, destruya nuevos empleos y pulverice lo que resta del sistema de protección social, tres objetivos de la concepción buitre del sistema financiero que no gozan de afecto en Sudamérica y, como se ve, tampoco en Grecia. LA DEMOCRACIA NO PUEDE SER CHANTAJEADA”, DIJO EL PRIMER MINISTRO ALEXIS TSIPRAS". Martín Granovsky.
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Alexis Tsipras, su triunfo político reafirma y consolida la Democracia. Atenas la cuna de la Democracia – retorna después de 25 siglos el Ágora griega – hoy es la Plaza Syntagma donde se reúnen miles de Ciudadanos Helénicos para decirle NO (OXI) a la Troika europea que sus políticas de hambre, miseria, desempleo,  - las políticas de austeridad asesina de miles de miles de ciudadanos y sus familias en todo Europa -. El triunfo de los griegos con el 62% que le dice NO al chantaje, pero sí a continuar en Democracia en el seno de la Unión Europea. Esperamos que recapaciten – los dueños del mundo, los que se consideran todopoderosos, ahora que aún sobreviven con golpes y armas militares, espionajes y guerras – por encima de la democracia de los pueblos, caso contrario estarán “cavando  su propia tumba política”. Millones de europeos hoy brindan su apoyo a los griegos que dicen NO al chantaje de  la troika, al terror del neoliberalismo, al fascismo de los poderes facticos europeos y globales.
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GRECIA VOTÓ POR UN CONTUNDENTE NO AL AJUSTE.
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Miles de ciudadanos se congregaron anoche en la plaza Syntagma para celebrar el 61,3 por ciento de los votos que dijeron no a la austeridad. Tsipras hizo hincapié en que este veredicto no representa una ruptura con Europa.

Gabriel Díaz
Desde Atenas lunes 6 de julio del 2015.
En la plaza Syntagma de Atenas ondearon las banderas griegas, los tambores sonaron con fuerza y se escuchó una consigna: este no será el primero de muchos noes. Miles de ciudadanos se congregaron anoche en este emblemático lugar frente al Parlamento griego para celebrar el 61,3 por ciento de los votos que dijeron No al último plan de ajuste exigido a Grecia por la llamada troika, compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (un 38,7 por ciento dijo Sí). Tras el referéndum, esta semana será clave para el gobierno liderado por el primer ministro Alexis Tsipras, quien buscará alcanzar un acuerdo con el Eurogrupo. Luego de conocerse el resultado, el premier dijo que la consulta popular “no tiene vencedores ni vencidos”, sino que “es una victoria en sí misma, que ha probado que la democracia no puede ser chantajeada”. Tsipras volvió a hacer hincapié en que este veredicto no representa una ruptura con Europa: “Soy plenamente consciente de que el mandato que me entregaron no es de ruptura con Europa, sino un mandato para fortalecer nuestra posición de negociación para buscar una solución viable”. En la plaza Syntagma se vivió una inolvidable fiesta de la democracia, con una masiva presencia de jóvenes y familias que no cesaron de abrazarse cuando se conocieron los primeros datos. Y ese fue el tenor de una jornada que generó todo tipo de sentimientos, menos indiferencia.
Alex, de 32 años, atiende al público en un cibercafé situado en el corazón de Atenas, a pocos metros del Parlamento. Ayer votó por el No al acuerdo planteado por la denominada troika, redoblando la confianza que depositó en Tsipras en las elecciones de enero pasado. “En los últimos cinco años las cosas han ido de mal en peor. Perdí mi trabajo, dejé mi casa y volví a vivir con mis padres. Por eso voté a Tsipras”. Algunas horas antes del cierre de las urnas, no se atrevía a aventurar ningún resultado. “Los medios de comunicación privados tienen mucho peso, no quieren a este gobierno y por eso manipulan la información a favor del Sí.” Giró la pantalla de la computadora y abrió su Facebook donde tenía un pequeño muestrario de noticias manipuladas, imágenes trucadas y titulares escandalosos. “Intentan generar pánico y miedo, cuando en realidad a los que hay temer es a ellos y a los países más poderosos de Europa”, añadió.
En plena plaza Syntagma, el kilómetro cero de Atenas, Theo se paseaba con su bandera comunista a los pies de un balcón abarrotado por periodistas extranjeros. Tiene 26 años y milita por el doble No, que acabará transformándose en un voto nulo. No a las negociaciones con Europa por parte del gobierno y no a los planes de ajuste europeos. “Trabajo en una fábrica de papel que está a punto de cerrar. Este gobierno hace lo que puede, pero está dentro de un sistema que no me gusta, ajeno a los intereses de la gente. No quiero esta Europa, por eso voto dos veces no”, dijo. “Patético”, se escuchó por ahí cerca. Kostas, fotógrafo griego, criticó la posición de los marxistas cuando Theo se alejaba. “Siempre hacen lo mismo. Votan nulo y no vamos hacia ninguna parte. Yo apoyo a Tsipras porque creo que es un político honesto, no está salpicado por la corrupción. Los gobernantes anteriores siempre tenían que devolver favores a Europa y por eso terminamos hundidos. Tsipras no les debe nada”, aseguró este reportero gráfico de 30 años.
En la otra punta de la ciudad, Circe defendió las negociaciones y las medidas de austeridad exigidas por la troika. “Si uno tiene una deuda la tiene que pagar, aceptando las condiciones. Hemos perdido el tiempo. Tanto si gana el Sí como si gana el No tendremos que negociar. O sea, hemos perdido el tiempo desde que este partido llegó al poder”, insistió mientras se abanicaba con un folleto del Sí. Circe hizo campaña en su barrio, Kifisia, uno de los más caros y alejados del centro.
En Kallithea, un barrio golpeado por el desempleo, Mikel esperaba el colectivo. Este año cumplió 18, es griego y habla español con un marcado acento caribeño, heredado de su madre, una dominicana que llegó a Grecia hace casi dos décadas. “Mi madre limpia en un hotel, pero este mes ya no le pagaron. Yo me quiero ir. No sé a dónde pero me quiero ir. Tsipras tiene buenas intenciones, el problema es que le llevará mucho tiempo hacer cosas. Creo que hay que decir no. Yo no voto pero sé que el voto en blanco va para el ganador. Y va a ganar el No”, vaticinaba este griego dominicano. Algo parecido le ocurrió a Ileana, que con 18 años no tuvo ganas de ir a votar. Vive con sus abuelos, dejó de estudiar y ahora busca trabajo. “No creo que sirva para cambiar algo”, dijo. Agregó que sus abuelos no llegan a sacar los 60 euros diarios permitidos por el corralito bancario temporal, vigente desde la semana pasada, que pretende evitar la retirada masiva de depósitos. “Simplemente porque ganan 400 euros al mes. Todo se va en el alquiler y la comida. Vivimos con lo justo.”
En Chalandri, a 12 kilómetros de Syntagma, Renata dio su voto al No. Explicó que hace pocos días la empresa de marketing para la que trabajaba hizo un recorte de personal y la despidió. Ahora forma parte del 50 por ciento de los jóvenes que no tiene empleo y que debe recurrir a la familia para sobrevivir. “La verdad es que voy a votar No, pero no muy convencida. Estoy segura de que no quiero que vuelvan los del Sí, los que apoyan al Sí. A esa historia ya la conocemos: seguiremos pagándole a Europa mientras acá sube el desempleo”, remarcó la joven de 32 años.
Luego de votar, Dimitri acomodaba las mesas del bar que abrió hace 15 días con seis amigos en Petralona, un barrio que define como de clase media trabajadora. “No tenemos jefe, somos una cooperativa”, comentó, al tiempo que enarcaba las cejas y se reía. Reconoció que es un emprendimiento osado para los tiempos que corren. “La troika ha destruido la economía de este país en los últimos cinco años. Espero que gane el No. Mi voto es para el No. Si gana, para mí habrá un poco de esperanza.” Ahora es el turno del primer ministro Tsipras, quien ya mostró su voluntad de reabrir las negociaciones apenas se conoció este contundente respaldo de la ciudadanía.
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El pueblo griego, está junto a su Líder, Alexis Tsipras, hombre de izquierda. La Ciudadanía helénica le dijo NO al chantaje, al miedo, al terror de la Troika. La democracia griega reafirma y consolida históricamente la Soberanía Popular. Miles de miles de Ciudadanos se concentran en la “nueva Ágora”, la Plaza Syntagma – hoy epicentro de las luchas populares por una nueva  Democracia, respeto a los derechos de los pueblos, a la voluntad soberana de la Ciudadanía. Los neoliberales y fascistas de nuevo tipo – tienen que aprender – que primero es la Democracia Directa de los pueblos, escenario donde se concentran los Derechos Ciudadanos en el siglo XXI. Y después será su voracidad insaciable del capital corporativo global que hoy domina el mundo y secuestra violentamente a todas sus instituciones.
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GRECIA: EL TRIUNFO DE LA SOBERANÍA POPULAR.
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Eduardo Febbro

Desde París lunes 6 de julio del 2015.
La Nación le ganó a las instituciones europeas y financieras, la soberanía democrática a la tecnocracia, un pueblo a una camisa de fuerza cosida por una ideología devastadora e inhumana. El triunfo del “no” en Grecia consagra la legitimidad democrática de un país por encima de la vandálica dominación de un modelo colectivo cuya única ambición es someter y ganar dinero. Ni los agravios, ni las amenazas, ni las groserías, ni los chantajes, ni las agresiones a la historia y la identidad de un país y de un movimiento político trastornaron el rumbo de la voluntad popular en una Grecia que ingresó al espacio europeo en 1981 (Comunidad Económica Europea en ese entonces) y hoy, cuando su PIB apenas pesa el 2 por ciento de la Unión Europea, es el principal factor de cuestionamiento de ese sistema. Grecia midió sin confusión el impacto de los sucesivos planes de ayuda y austeridad que se abatieron sobre el país a partir de 2009.
En 2008, por ejemplo, el PIB griego era un 7 por ciento inferior al promedio de la UE. En 2013, el diferencial subió al 28 por ciento. El comandante supremo de los paraísos fiscales en Europa y actual presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se equivocó de mundo cuando, luego de la victoria de Syriza en enero de 2015, afirmó: “Decir que todo va a cambiar porque hay un nuevo gobierno en Atenas es tomar sus deseos por la realidad”. Luego, agregó: “No puede haber una elección democrática contra los tratados europeos”. ¿Y ahora qué? Las consultas democráticas son más que una comedia cuya gran función consiste en hacerle creer a la gente que es libre. Como dice un diplomático argentino en París: “¿Cómo le van a hablar a Grecia de democracia si el copyright de la palabra la tienen ellos?”.
Tal como está plasmada en los acuerdos europeos, la política monetaria está fuera del control de los Estados, es decir, del pueblo. Pero cuando éste vota “no”, ¿qué ocurre a partir de ahora? ¿Grecia afuera del euro y de la UE? Un pavoroso silencio se apoderó de los medios que, hace apenas 24 horas, vociferaban una calamitosa sinfonía de análisis e infamias. Algunas voces empezaron a pedir “solidaridad y responsabilidad” (justamente, el primer término desapareció del envoltorio del euro).
Parte del camino futuro se diseñará hoy en París durante un encuentro entre la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés, François Hollande. El palacio presidencial del Elíseo anunció que ambos dirigentes se reúnen “para evaluar las consecuencias del referendo en Grecia”. Los dos dirigentes también convocaron a una cumbre extraordinaria de la Zona Euro para mañana. Berlín dio una información complementaria clave. Según un comunicado difundido anoche, “los dos dirigentes están de acuerdo en que el voto de los ciudadanos griegos sea respetado”. No está sin embargo garantizado que Berlín mueva su postura, es decir, “la solidaridad a cambio de reformas”. Tal vez la aplastante victoria del “no” acerque ahora las posiciones de París y Berlín y trastorne un poco la relación de fuerzas. Merkel y Hollande se habían distanciado dos días antes del referéndum. Hollande quería que se llegara a un acuerdo antes de la consulta, mientras que Merkel lo congeló todo para después. Quizás, igualmente, el “no” masivo lleve a que la presidencia francesa saque del cajón con naftalina una de las propuestas formuladas por Hollande cuando era candidato: utilizar las reservas europeas para el desarrollo. Sin embargo, los nubarrones se mueven sobre el cielo europeo como ejércitos hostiles. Nada dice que, pese a las palabras más apaciguadas de unos y otros, se logre un acuerdo con los acreedores de Grecia y con la gran perdedora de esta fase, la troika. Prueba de ello, el número dos del Ejecutivo alemán y líder de los socialdemócratas, Sigmar Gabriel, dijo tajantemente que un nuevo proceso negociador con Grecia era “difícilmente imaginable”.
También trascendió que inmediatamente después de que se conocieran los resultados, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, habló por teléfono con Hollande. Ambos estuvieron de acuerdo en “tonificar las negociaciones” entre Atenas y sus acreedores. Sopla ahora un viento de pánico. Después de Tsipras, el hombre más citado era el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, quien repitió hasta el cansancio que la pertenencia a la Zona Euro era un proceso “irreversible”.
Ganó Tsipras, Grecia, otra fisonomía posible de Europa y perdió Angela Merkel. Las urnas griegas precipitaron a la canciller alemana hacia la peor derrota desde que llegó al poder, en 2005. La capitana de Europa, de la competitividad a cualquier precio, la gran defensora de su sistema bancario por encima de los intereses comunitarios, la militante extrema de la ortodoxia presupuestaria y de las reformas estructurales perdió ante la cuna de la democracia. Pero esa derrota puede trabar el camino de una negociación con Atenas, principalmente el desbloqueo de un tercer plan de ayuda por unos 30.000 mil millones de euros. Para ser aprobado, hace falta el consenso de los parlamentos nacionales, y el de Alemania, la Bundestag, es, al igual que la población alemana, mayoritariamente hostil. La Eurozona navega desde hace rato sin brújula y en medio de tironeos importantes debido a la confrontación de las posiciones. Las de Alemania, en particular, las de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, pesan mucho. Schäuble es uno de los más tórridos partidarios de aceptar que la Eurozona se consolide sin Grecia. La partida de ajedrez entre los líderes europeos es apretada y muy incierta.
El “no” es un incontestable triunfo de la soberanía popular, pero no una garantía de justicia y solución para Grecia. Vapuleados y despechados, los países del sur de Europa –Portugal, Grecia, España, Italia– son objeto de una cruzada de menosprecio perfectamente retratada en las siglas con las cuales se los identifica en los círculos tecnócratas del Viejo Continente: PIGS (Portugal, Italy, Greece, Spain). PIGS, en inglés, quiere decir “cerdos”.
Ni los brujos más entrenados, ni los economistas más excelsos o los estrategas políticos más finos son capaces de vaticinar qué ocurrirá en adelante, con Grecia y con Europa. Salida de Grecia del euro, derrumbe bancario, crisis y camino sin salida con los acreedores. Es una hora llena de sombras donde la única luz proviene de las urnas griegas. Pero la decisión no es de los electores griegos, sino de quienes tienen el timón de un sistema perverso y asfixiante. A ellos no les importa el voto popular sino las cuentas. Anoche, la Place de la République, en París, se llenó de gente festejando. Grecia inundó la noche de esperanzas, pero con eso no se ablanda el caparazón de la troika (FMI, Banco Central Europeo, Comisión de Bruselas), ni se cambia el libreto de su biblia ortodoxa. Perdió la troika, desde luego, pero el poder de decisión final lo tienen ellos. El proceso de negociación con Grecia, las exigencias planteadas, la corresponsabilidad de Europa con la crisis, han sido un oprobio. La Unión Europea ya cifró su identidad moderna y su mensaje de cara al mundo cuando puso al frente de la Comisión Europea a un manipulador de paraísos fiscales y un experto en ayudar a empresas a evadir impuestos a costa de sus socios europeos. Como lo escribe Pascal Riché en un editorial del semanario Le Nouvel Observateur, “el rostro que ofrece Europa, en este año 2015, es espantoso”. Es el rostro de una Europa con el corazón seco, sin ambición, sin proyecto colectivo. Se entiende que, en Grecia, esta Europa dé ganas de votar no: no a esas humillaciones, no al egoísmo, a la ausencia de visión; no al tratamiento humillante a los países más frágiles, que pasa por sermones y castigos. Y no a esa Zona Euro de la que, desde hace años, se conoce el mal funcionamiento, pero cuya reforma se aplaza constantemente.
Grecia, a quien los alemanes, ingleses, franceses o los países nórdicos, tomaban por una colonia de vacaciones, sacó de sus entrañas ese “oxi” (no) con el cual, en la historia, los pueblos terminan por derribar las opresiones. Esta es financiera, consensuada, globalizada y aceptada por una aplastante cantidad de seres humanos que confunden la libertad y el bienestar con el consumo. Pero el “oxi” dio sus primeros pasos en Atenas. Allí empezó también esta historia humana común que es la democracia.

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