miércoles, 5 de noviembre de 2014

ENTREVISTA A RAÚL ZIBECHI: “EL CICLO PROGRESISTA EN SUDAMÉRICA HA TERMINADO”?.

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Señor Zibechi, con el respeto profesional, si todos los gobiernos progresistas actuales en Sudamérica, (in)surgen, deben su permanencia, tienen relativa estabilidad social y política en razón del trabajo que forjaron y hoy realizan los Movimientos Sociales – para usted populares -. Quizás aún se considere que los gobiernos progresistas actuales – unos se definen de Izquierda Democrática, otros van más allá, dicen ser gobiernos post-neoliberales, otros están construyendo lo que llaman el Socialismo del Siglo XXI otros el Socialismo Comunitario, estamos hablando en directo que los actuales gobiernos progresistas no son resultado de la Lucha Política organizada, dirigida por los Partidos Políticos – porque la crisis de la política es estructural, histórica – y si realizamos una mirada, desde la derrota política de las dictaduras, el inicio de profundidad de esa crisis en América latina, con seguridad la encontraremos en los tiempos históricos y políticos de la llamada “Década Perdida” y la misma que se profundiza a comienzos de la década de los 90’ con la imposición masiva, violenta, corrupta  del neoliberalismo y las Políticas globales del Consenso de Washington.

Precisamente en tiempos del llamado “sillón giratorio” (1990) entre los últimos “suspiros” del populismo, reformismo y el asistencialismo fracasado, y la prepotencia autoritaria de quienes ofrecieron en ese momento “el paraíso celestial” y al final fue simplemente “un cuento” misterioso del neoliberalismo como el “Fin de la Historia”, el “fin de la política”, el “Fin de la sociedad del trabajo”, etc. . Conocida es que la última década del siglo XX fue absoluto y total hegemonía de las políticas neoliberales las mismas que destruyeron todo el tejido social existente, salvo la insurgencia revolucionaria del Movimiento Zapatista en enero de 1994, como la respuesta más directa, oportuna contra el primer TLC firmado entre Estados Unidos, Canadá y México y las propias condiciones económico-sociales y culturales de Regiones de extrema pobreza, como Chiapas. Pero además este movimiento político revolucionario tiene otra gran característica – que lo diferencia, en toda la historia de la humanidad -, es el primer movimiento social que pone en agenda, en la mesa histórica de la lucha de clases, una reivindicación de carácter étnico-cultural – después de 500 años los pueblos originarios existentes antes del colonialismo español – están vivos, están presentes, por primera vez con una Agenda de Gobierno Revolucionario, con una Plataforma de Lucha, distinta, diferente, diversa a todos los movimientos sociales presentes en la historia hasta entonces, el escenario se completa con la existencia de un “Estado” en pleno proceso subsidiario frente al poder todo poderoso del “dios” mercado.

En la coyuntura actual si “pegamos” una mirada dialéctica al escenario de escenarios de las clases y la lucha de clases en Sudamérica, para unos el nuevo Poder Local Popular y para otros la “Nueva Sociedad Civil Real”, en sí mes la misma sociedad civil emergente (la calle, la Plaza Pública, los nuevos espacios públicos), la forja de la Nueva Ciudadanía Intercultural – conjunto de contextos socio-culturales donde hoy se fraguan nuevos Líderes Comunitarios, realidad que nos permite reflexionar sobre el carácter de la Democracia en cada uno de estos países, si a pesar de los años que llevan en el gobierno los “progresistas”, se ha mantenido dominante, la democracia liberal, representativa, delegativa y censitaria, – sin salida, sin abrir ninguna posibilidad – de ingresar a la difícil y desafiante avenida política del siglo XXI forjando y construyendo una “nueva” Democracia de Ciudadanos, Participativa y de profundo respeto a la Madre Naturaleza, entonces si la situación es la misma, la realidad múltiple, turbulenta y violenta se mantiene, simplemente estamos hablando de procesos políticos que en sí benefician y le dan tiempo al capitalismo para reorganizar y replantear sus políticos de clase. Al final, incluso – en tiempos electorales – cual ha sido la posición política de los movimientos sociales, que por lo general sus Plataformas de Derechos chocan con los programas de gobierno electorales.

Nosotros, somos partidarios, que los procesos progresistas, de Izquierda Democrática, en Sudamérica no se han agotado, no han concluido, el modelo económico, extractivista primario exportador continúa, se acentúan las políticas del gobierno, brindar seguridad, viabilidad y estabilidad al nuevo proceso del capitalismo corporativo global, muy por el contrario, los objetivos principales de los movimientos sociales, están siempre vivos, potentes y emergentes; pero, también es necesario considerar que en otros países, como Perú, Paraguay, Argentina, a pesar del activismo fuerte de los movimientos sociales anti-globalización, existe una derecha política muy conservadora y tradicional, donde el protagonismo lo mantienen los poderes facticos locales, entre ellos el poder de los medios de comunicación, que en "democracia" ante el fracaso y crisis de los partidos políticos, los medios en la práctica ejercen una "verdadera dictadura política de clase". En efecto, si reflexionamos sobre la realidad político social en otros países donde está presente los gobiernos progresistas, la perspectiva, consideramos que será absolutamente diferente, en el sentido de profundizar el movimiento político con la participación protagónica de los Movimientos Sociales; Ahora, por ejemplo si revisamos dos escenarios políticos complejos, polarizados como es Brasil y Bolivia primero y Chile a continuación. 

Por ejemplo, hoy en Brasil la problemática es absolutamente diferente a la Opinión respetable de Raúl Zibechi – si miramos el escenario mmuy complejo y polarizado, en donde por un lado, el Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (La base social más importante del P.T.) – el movimiento social más antiguo, de mayor población y con derechos históricos como es la propiedad de la tierra. A pesar de los 4 gobiernos del Partido de los Trabajadores, aún no se ha comenzado a trabajar en serio sobre esta derecho histórico, que debe cambiar socialmente la vida de millones de Ciudadanos brasileños, hoy en pobreza y extrema pobreza, amplio sector social rural, al igual que las Favelas, en los centros urbanos, aún esperan programas sociales fuertes en el inicio de propuestas de solución a la profunda y extensa desigualdad económico-social; sumado el conjunto de movimientos ecologistas en defensa de la Amazonía ante el peligro del agro-negocio (Monsanto) y protección del más grande pulmón del mundo. Los propios movimientos sociales, mas el Movimiento Ciudadano urbano – concentrado en derechos de los sectores emergentes – o “clases medias” – transporte, educación salud, servicios públicos y defensa de los espacios públicos urbanos ante la presencia dominante del extractivismo inmobiliario urbano, ahora más agresivo y depredador con motivo de las Olimpiadas Brasil 2016.

Bolivia, un proceso de consolidación política – escenario de clases y lucha de clases, activo, dinámico, donde los movimientos sociales, asumen el rol de vanguardia y liderazgo comunitario – un Socialismo Comunitario, (andino),  fortalecimiento del Estado Plurinacional y la forja de una sociedad en la cultura de la vida del Buen Vivir – rescatando la alimentación originaria, y la agricultura orgánica – sana, fuerte y limpia. Los  Movimientos sociales, constituyen y representan el motor de la lucha, la organización y la defensa de los derechos del Pueblo altiplánico históricamente excluido, marginado, explotado, incluso a inicios del nuevo milenio, escenario de proceso políticos ingobernables.(fracaso absoluto del neoliberalismo). El Movimiento Al Socialismo MAS, representa para Evo Morales, el trabajo político, sistematización dialéctica de los Movimientos Sociales, columna vertebral del proceso de construcción del Socialismo Comunitario. (Es importante precisar, que los procesos revolucionarios en América Latina – no es copia y menos calco, son creación histórica de los pueblos, nos decía hace más de 80 años el Gran Amauta José Carlos Mariátegui. Cada proceso político de los gobiernos progresistas, de izquierda democrática, tiene su propio "sello político de clase" cada uno expresa la voluntad de su pueblo, cada uno esta construyendo su propia alternativa política, pero al final todos llegarán a  la misma meta histórica: Otro Mundo Socialista, sí es posible.
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Raúl Zibechi, periodista y escritor uruguayo. Pensador de Izquierda Revolucionaria. Voz autorizada en Movimientos Sociales en América latina.
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“EL CICLO PROGRESISTA EN SUDAMÉRICA HA TERMINADO”?.
Entrevista a Raúl Zibechi, periodista y escritor uruguayo.
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L’Ombelico del Mondo.
Rebelión miércoles de noviembre del 2014.

El periodista y escritor uruguayo, Raúl Zibechi, dialogó con L’Ombelico del Mondo, programa internacional de Radionauta FM 106.3 y analizó las recientes elecciones en Brasil y Uruguay. Su mirada respecto al futuro de la región.

Zibechi nació en Uruguay en 1952 y fue militante del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), agrupación estudiantil vinculada al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros. Durante la dictadura uruguaya iniciada en 1973 se exilió primero en Buenos Aires y luego, cuando sobrevino el golpe en Argentina, se trasladó a España.

Allí continuó su militancia política y al regresar a Uruguay en los años 80 desarrolló un amplio trabajo como periodista e investigador con fuerte hincapié en los nuevos movimientos sociales. El programa de noticias internacionales, L’Ombelico del Mondo lo entrevistó para conocer sus impresiones y análisis de la situación actual en América Latina tras las elecciones en Brasil y Uruguay.

- Usted estaba en Montevideo el 26 de octubre cuando se realizaron las elecciones presidenciales en Uruguay; ¿cómo vivió la jornada en la que Tabaré Vázquez se impuso, aunque sin los votos suficientes para ganar en primera vuelta, sobre su principal adversario Luis Lacalle Pou?

– El resultado fue más o menos el esperado solo que el Frente Amplio obtuvo, además de ser la fuerza mayoritaria es la mayoría absoluta en el Parlamento, cosa que no era esperada.

Se puede leer este resultado como una gran estabilidad en el voto del Frente Amplio donde saca, voto más, voto menos, lo mismo que hace cinco años. Pero tiene una pérdida de unos tres puntos por izquierda que los gana por derecha.

O sea, le quita un 3% a los partidos tradicionales, sobre todo en el interior del país donde gana incluso en feudos tradicionales del Partido Colorado y el Partido Nacional, donde nunca había ganado. Y a su vez tiene, sobre todo en Montevideo, una pérdida de votos que van en tres direcciones: hacia el voto blanco y nulo; hacia el Partido Ecologista; y hacia la Unión Popular que consiguió una banca produciendo por primera vez que haya en el Parlamento una fuerza a la izquierda del Frente Amplio.

- En paralelo a las elecciones presidenciales se realizó el plebiscito por la baja de la edad de imputabilidad que finalmente salió negativo. Hubo una campaña muy fuerte de sectores de la juventud por el No a la baja. Estos jóvenes son los que, a priori, parecen estar más desencantados con el Frente Amplio.

– Hubo un sector juvenil, de clase media sobre todo, que se movilizó por el no a la baja de la edad de imputabilidad. Probablemente ese sector haya votado masivamente al frente amplio aunque inicialmente no era muy afín a hacerlo.
Por otro lado se dio la situación de que, en todos los partidos, hubo quienes apoyaron el Si a la baja. Hubo muchos votos frenteamplistas, se calcula que un 20%, que además de las papeletas de los diferentes grupos del Frente incluían el Si a la baja. Lo que quiere decir que el tema ha trascendido y esta es una posición que defienden incluso los partidos del Frente Amplio.

- ¿Cómo ve de cara a la segunda vuelta la situación en Uruguay y qué rol puede llegar a tener la izquierda, como Unión Popular, que ha crecido en los últimos años?

– La segunda vuelta ya está decidida. Va a ganar Tabaré Vázquez porque con que repita la misma votación que tuvo ya gana. La suma de Blancos y Colorados no alcanzan al Frente Amplio y el papel que juega la izquierda más consecuente es muy pequeño. Estamos hablando del 1% de los votos.

Por eso creo que el ballotage no va a tener secretos. Tabaré Vázquez va a tener el 53% o quizás el 55% de los votos con una diferencia de por lo menos diez puntos sobre Lacalle Pou.

- En Brasil el Partido de los Trabajadores volvió a ganar la presidencia en el ballotage el domingo 26 y Dilma Rousseff será nuevamente presidenta. ¿Cómo se configura el futuro frente a este escenario para la izquierda y los movimientos populares que no siempre han participado del gobierno o lo han apoyado en algunos aspectos solamente?

– Bueno, mal. Porque el voto de la primera vuelta fue muy conservador. El Parlamento que emerge de la primera vuelta en Brasil está bastante más a la derecha del que había. Tienen mayoría absoluta los diputados que defienden al agronegocio.

La llamada “bancada de la bala”, compuesta por policías y militares, que defienden que la gente se arme contra la delincuencia, creció bastante. La bancada antiaborto, quienes defienden las posiciones más conservadoras, son hoy hegemónicas. El PT tenía 88 diputados y pasó a 70.

Por eso cualquier decisión que tome el Poder Ejecutivo en Brasil va a tener que pasar por un Parlamento donde le va a costar mucho. Las promesas de campaña de Dilma, como la reforma política, se van a tropezar con un congreso derechizado.

De modo que en Brasil el conflicto social se va a relanzar en los próximos años porque la situación de como quedó el mapa y la voluntad de la propia presidenta y el PT va a provocar una situación de dificultad para que se aprueben las reformas que están comprometidas, por lo menos con los movimientos.

- ¿Y la vuelta de Tabaré en Uruguay es de alguna manera un corrimiento hacia el centro del Frente Amplio?

– En el escenario internacional sin ninguna duda. Porque ahí Tabaré Vázquez ya tuvo un conflicto muy fuerte con Argentina en su primera presidencia y en esta, está el gran debate de que va a pasar con el Mercosur. Vázquez no es amigo del Mercosur, mira a la Alianza del Pacífico y aquí vamos a tener una situación que se va a reeditar, pero en un escenario más grave, lo que ya sucedió en su primera presidencia cuando estuvo a punto de firmar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Hay un corrimiento al centro, por tanto a la derecha, del gobierno. En un escenario general en el cual la actitud conservadora de la población, tanto en Brasil como en Uruguay, y probablemente en otros países es cada vez mayor.
Esto es fruto de un ciclo económico de alza, de un aumento exponencial del consumismo y de formas de vida que hacen que la población se haga, día a día, más conservadora.

- En los últimos años se ha valorado más la figura del presidente saliente José Mujica como personaje más que sus políticas al frente del gobierno ¿Esto es así realmente o la figura acompaño las políticas efectivas?

– Creo que las figuras pueden ser muy simpáticas, pero las políticas que estamos viendo -monocultivos de soja, minería a cielo abierto, sin cambios estructurales y reproduciendo la desigualdad- hablan por sí solas. Los personajes por más interesantes que sean no llegan a configurar políticas de Estado. Entonces aquí estamos ante un déficit de políticas de transformación.

- Con Dilma Rousseff en Brasil, Tabaré Vázquez en Uruguay, un 2015 en Argentina que probablemente nos depara un presidente más conservador en términos internacionales, una Venezuela a la defensiva. Hoy parece que el único líder que queda firme de la izquierda en América Latina es Evo Morales. ¿Qué rol está teniendo este bloque progresista y de izquierda en el continente de cara a lo que se viene?

– Pienso que el ciclo progresista en Sudamérica ha terminado. Entiendo por ciclo progresista el que comenzó con el Caracazo de 1989 como primer levantamiento popular opuesto al ajuste neoliberal y que después se convirtió en gobierno. O sea, el progresismo como fuerzas transformadoras que promueven cambios progresivos creo que está llegando a su fin. Seguirá siendo gobierno durante un tiempo pero vemos que en general están a la defensiva.

Es decir que lo que más están haciendo es mantener. Ya dejaron de promover cambios positivos. Por otro lado los cambios positivos de estos gobiernos fueron políticas focalizadas para atender la pobreza, pero eso fue en un primer momento. Diez años de esa política no produce transformaciones, simplemente hace que la pobreza sea más baja. Hace falta implementar un modelo que transforme, que integre, que genere empleo digno y que ya no hagan falta esas políticas focalizadas.

Si seguimos exportando soja a China, si seguimos con la minería, con el petróleo, con los monocultivos, el ciclo de transformaciones se agota por sí solo. Y no hay ni claridad política, ni deseo, ni voluntad de ir más allá. Porque para hacerlo hay que tocar intereses muy pesados que son precisamente los que están apoyando a estos gobiernos.

Los movimientos populares lentamente están volviendo a la resistencia. Primero en Brasil con las manifestaciones de 2013. En Argentina tuvimos un hecho muy importante en diciembre de 2010 con la ocupación del Parque Indoamericano. Ahora tenemos el caso de Malvinas Argentinas donde han frenado a Monsanto. Los movimientos están ahí. Cualquier corrimiento a la derecha o crisis económica que se haga caer sobre las espaldas de los sectores populares va a haber un clarísimo relanzamiento de los movimientos.

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