sábado, 6 de septiembre de 2014

LA GLOBALIZACIÓN Y LA DESIGUALDAD.

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El problema central, fundamental, en tiempos de la globalización neoliberal, abordando el neoliberalismo como su ideología y política, sólo en el campo de la Cultura, que ha transformado a la Educación y la propia cultura en mercancías, en la comercialización global. Pero la resistencia y defensa del  patrimonio cultural, hoy es muy fuerte, expresa energía, formas originarias de lucha y sustenta caminos solamente transitables por los actores del Poder Local Popular. Es ese escenario, resulta muy peligroso hablar de globalización cultural, de occidentalización del mundo o imperialismo cultural. Nos preguntamos dónde dejamos a los millones de culturas locales que hoy emergen en el mundo con fuerza, valorando el conjunto de sus sinergias propias y colectivas, el conjunto de valores, originarios, históricos así como “un mundo diverso”, de potencialidades – escenario mundial de ciudadanos emprendedores, propia de una sociedad de las habilidades, hoy presentes en el proceso del “Desenclave Cultural” mundial. La resistencia cultural en la inmensidad de sus formas de lucha, es tan grande, diversa y turbulenta que los millones de pueblos, culturas e identidades culturales, defienden, protegen y valoran su patrimonio cultural ante el nuevo proceso de acumulación mundial del capitalismo, el capitalismo de la desposesión, saqueo, pillaje, de los recursos naturales, la biodiversidad y los conocimientos ancestrales,  forma de capitalismo más cruel, destructivo, depredador y salvaje que el propio capitalismo financiero-especulativo que hoy se debate en su crisis final.


Sr. Carlos Slin - se dice mexicano - el segundo - a veces el primer - hombre más millonario del mundo, se disputan este privilegiado lugar, con el Sr. Bill Gates - el norteamericano, se dice ahora con un espíritu de beneficiencia y ayuda a los niños del mundo. El primero hizo su poderoso capital en el proceso de privatización empresarial y las políticas neoliberales en el gobierno  del sr. Raúl Salinas de Gortari y el segundo, sobre la base del capital intelectual, en un tiempo histórico y político que con urgencia necesitaba grandes innovaciones tecnológicas, tiempos de la revolución de la tecnología mundial, base de la tercera revolución  industrial, tiempos de la globalización.
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Si hablamos de desigualdad – no hablemos “a secas”, sin visión y menos contenido estructural, sin  “su” perspectiva destructiva y menos como si fuera un concepto polisémico más que nos envía en su decadencia el neoliberalismo, en sustitución o reemplazo de la maltrecha y “agujereada” teoría de la pobreza relativa, absoluta, dominantes y hegemónicas en los dos décadas pasadas 1990-2010 – de pleno análisis e interpretación del proceso global, las nuevas formas de explotación de los pueblos, las formas de dominación y justificación de la eliminación de los derechos laborales, sociales y políticos de millones de trabajadores en el mundo de la economía única de mercado globalizado . La desigualdad económico- social, no sólo como redistribución desproporcionada de la riqueza entre la población, sino como hoy en tanto realidad histórico estructural, representa la presencia dominante entre el empleo elitizadolos yuppies en las alturas o los hombres de “maletín negro”, caminando por las calles de Davos o en los entornos de la Plaza del Club de Bilderberg – o los Nuevos Amos del Mundo”, o los Gerentes y Administradores de las Corporaciones y Mega Corporaciones transnacionales, (el 1% de la población mundial)  - y los miles de millones y mundializado, el desempleo, el sub-empleo, informalidad, pobreza, - relativa y extrema pobreza - educación y salud de pésima calidad, servicios públicos – agua, luz, desagüe, inexistentes, de baja calidad o privatizados por la crisis – crisis demográfica como envejecimiento de la población, millones de niños desamparados, con enfermedades y sin protección del Estado, Adultos mayores, sin protección alguna, salarios de sobrevivencia, eliminación de derechos sociales y laborales, las tareas y responsabilidades de los ODM, o Cumbre del Milenio, no se avanzó mucho y en otros países absolutamente nada. Hoy los objetivos del desarrollo sustentable, ODS, aterrorizan a los gobiernos neoliberales y dependientes del imperio. 


La desigualdad económico social en América latina se manifiesta en el masificado desempleo, sub-empleo, informalidad, pobreza extrema, educación de pésima calidad, servicios de salud en condiciones absolutamente desfavorables para millones de seres humanos, servicios públicos, muchas veces inexistentes en más del 50% de la población, otras de pésimos servicios y otras han sido privatizados por la crisis en tiempos de la globalización.
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Campea en sus territorios geográficos y culturales la economía criminal o ilegal – narcotráfico, narcoterrorismo, corrupción, lavado de activos, evasión de impuestos, prostitución de menores, migración ilegal (transcontinental- globalización de la Indiferencia), ausencia  de políticas de Estado sobre el divorcio, el matrimonio civil de parejas del mismo sexo, aborto, etc. Los propios gobiernos intentan “legalizar” políticas xenofóbicas, homofóbicas. El mercado y sus políticas asimétricas, injustas, ilegales, ante la incapacidad del Estado – por su propio carácter subsidiario -, produce y genera inseguridad ciudadana – bandas de criminales, sicarios, extorsionadores, asaltantes – más corrupción generalizada ingresa y captura la política, ante la ausencia y/o distorsión de derechos Ciudadanos. Sin embargo, esta propia realidad, compleja, múltiple, turbulenta, polarizada, hoy en las calles y plazas está produciendo algo nuevo, distinto, superior, es la Nueva Sociedad Civil, escenario de las clases y lucha de clases, presente en los Movimientos Sociales, el Movimiento Social  Ciudadano, Insurgencia Mundializada. Sistema-mundo de Democracias fallidas y Estados inviables.- América latina es el continente más desigual del mundo, población más joven, pero el más violento e inseguridad ciudadana; así como Rusia y Brasil son los países más desiguales del mundo. ¿Porqué?. Ahí está la respuesta, un escenario local de estructura dialéctica, emergente, democrático, muy explosivo, pero subsumido y concatenado, en un Nuevo Orden Mundial, Multilateral (multidimensional) Regional, “descentralizado”.

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LA GLOBALIZACIÓN Y LA DESIGUALDAD.

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Gabriel Izard.

Economía Digital viernes 5 de setiembre del 2014.

La popular historia del Rey Mono de la cultura china se convertirá en los inicios de 2016 en serie de televisión en los Estados Unidos de la mano del canal AMC. Esto no ha gustado demasiado a la población china. Le inquieta la banalización de su historia. Si los productos culturales están protegidos por los derechos de autor (©), la cultura es libre, se transmite libremente. Su valor económico no se puede monetizar ni se lo puede apropiar nadie en particular. Su uso tiene extensiones inimaginables.

La expansión de la cultura tiene que ver con la globalización y los expertos en marketing aprovechan sinergias para reducir costes y difundir un único mensaje de marca a nivel global.

Sobre los efectos económicos de la globalización preocupa, cada vez más, su relación con la desigualdad. Economistas como Joseph Stiglitz promueven políticas para el acceso al conocimiento, el equilibrio en el ámbito ecológico, las barreras a los monopolios, la regulación financiera, la mejora de la calidad de las instituciones públicas, ... para reducir los efectos de la globalización sobre las desigualdades. Las grandes dificultades en su aplicación provienen, tanto de la visión a largo plazo que piden, como de anomalías como la corrupción en ámbitos privados o públicos.

La desigualdad es un tema de debate entre los economistas y ha vuelto a coger fuerza, tanto por los efectos de la Gran Crisis Económica iniciada en 2007 en Estados Unidos y en el mundo global, como por las nuevas aportaciones teóricas. En este sentido, aparece con mucha fuerza el economista francés Thomas Picketty que en su extenso y exitoso libro El capital del siglo XXI (que aún no ha sido traducido ni al catalán ni al castellano, pero si al portugués, inglés, alemán...) fundamenta su análisis sobre la desigualdad en el reparto de la renta entre trabajo y capital.

El argumento es simple: El crecimiento de la economía es más bajo que el de los rendimientos del capital acumulado. Y, por lo tanto, al trabajo le queda menos rendimiento y aumenta la desigualdad. A partir de la gran cantidad de datos acumulados, diagnostica un aumento de la desigualdad porque el sistema actual no corrige automáticamente estas diferencias que podrían reducirse con políticas impositivas agresivas y una vuelta a la senda del crecimiento como en los años anteriores a la Gran Crisis.

Como contraposición, el economista Larry Summers (ex secretario de Hacienda en el Gobierno de Bill Clinton y ex presidente de la Universidad de Harvard) apunta que para ver la cantidad de capital acumulado, se debe contar la depreciación de los bienes de equipo, pues el valor es mucho más bajo. Entonces, en los rendimientos de capital se debería descontar la pérdida de valor, que en sectores, como el inmobiliario, son unas pérdidas muy grandes.

El debate está abierto y la aportación de Picketty va más allá del esfuerzo intelectual y/o estadístico: el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, ha llegado a decir que "Piketty ha transformado nuestro discurso económico. Nunca más volveremos a hablar de la riqueza y la desigualdad de la misma manera. su libro es el más importante del año y, quizás, del decenio "

Será necesario que la reentrada de las vacaciones nos aporte energías para que el día a día de todos, favorezca la reducción de las diferencias del un mundo cada vez mas inter-conectado y con más posibilidades de movilidad laboral y comercial.


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