martes, 15 de abril de 2014

FALLECE POLITÓLOGO ERNESTO LACLAU: EL INTELECTUAL DE LOS DEBATES Y LOS COMBATES.

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 CON RESPETO A LA MEMORIA DEL DES TACADO MAESTRO ERNESTO LACLAU.- El mundo de las ciencias sociales y políticas llora la pérdida de Ernesto Laclau, quién murió en España el último domingo, lejos de su patria físicamente pero muy cerca de los procesos latinoamericanos y nacionales en términos de sus constantes reflexiones y escritos. El teórico siempre mantuvo una mirada estratégica sobre el  plano local que hizo de sus reflexiones una fuente inagotable para el pensamiento sociopolítico contemporáneo. En el número 7, de enero de 2014, en la revista Kranear (declarada  de Interés Cultural la Secretaría de Cultura de la Nación); los periodistas Ari Lijalad y Lalo Recanatini entrevistaron a Laclau y ahondaron en un término que siempre se asocia a su nombre: "el populismo". En esta última entrevista, Laclau reflexionó sobre el rol de los medios actuales y señaló: "Estamos en una tercera revolución  de los procesos de comunicación y de formación de opinión pública. Y por eso comienza a ser mucho más álgido en nuestros días el hecho de que esta circulación de ideas sea una circulación libre en las que las presiones corporativas o monopólicas sean estrictamente limitadas. El proceso de democratización ya no afecta solamente a la participación de grupos de ciudadanos sino también a la forma de circulación de ideas".

Y a este rol de los medios se suma que en Argentina "Los actores populares han sido siempre los grandes protagonistas de los procesos políticos en el país.  Las masas, durante el kirchnerismo, rompieron con el institucionalismo que había prevalecido en la Argentina de los años 90".  Una década de los 90 dónde ciertos populismos de derecha se asumieron como "populares". Laclau advirtió que se presentan siempre como "Nosotros somos los que representamos el verdadero interés del pueblo", una mentira que siempre termina teniendo consecuencias directas sociales y económicas. Específicamente sobre la situación de medios en nuestro país indicó "Nunca hemos estado en una situación en la cual haya habido una dictadura mediática. Siempre ha tenido que aliarse con alguna otra forma de aglutinación política"  (...) "Los grandes medios no son medios neutrales. Son la expresión de la sociedad que los ha creado. El Grupo Clarín no es algo que exprese simplemente la voluntad de un grupo mediático. Es un grupo mediático que organiza muchas ideas que surgen de distintos puntos de la sociedad". Por otro lado, el académico señaló que "los próximos años en América Latina van a estar caracterizados por lo que hemos llamado guerra de posición- que es una característica gramsciana. (...) Lo que hay aprender políticamente en todas las democracias latinoamericanas es que no hay victorias fáciles, que hay que hacer una guerra donde se vayan degastando ciertas bases enemigas. Pero es un proceso de largo plazo, es un proceso generacional. La emancipación no va a venir en un día".


El populismo, práctica política comúnmente desdeñada, es vuelto a pensar como polo opuesto al republicanismo liberal y, por ello, como fuerza capaz de transformar.
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Cuando le consultaron a Laclau sobre su relación con el gobierno kirchnerista señaló:  "Yo sé que en la Argentina algunos dicen que yo soy el intelectual del kirchnerismo. No creo que mis obras hayan ejercido esa influencia directa sobre el kirchnerismo. Muchas personas del gobierno las han leído y apreciado. Pero no es una cuestión de influencia directa, sino de cómo las ideas se difunden en un tejido informativo más amplio. (...) Poco a poco las ideas van penetrando y aclimatándose".  Una idea que desprende de que " el papel del intelectual es más influyente en América Latina que lo que fue en el pasado". La mirada de Ernesto Laclau perdurá en sus textos que siempre serán referencia para comprender los procesos, medios y guerras políticas en las trincheras de América Latina y el mundo.

La actividad aportó a la reflexión sobre la actualidad política de la región, poniendo en cuestión la connotación de barbarie que, para algunos analistas, representan los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y, un tanto menos radicalmente, los de Argentina, Brasil, Paraguay y Perú. Este presente político que vive Latinoamérica, ¿es consecuencia del “realismo mágico” latinoamericano o encuentra otras razones? Populismo: ¿una variante de construcción política demagógica y carismática o una alternativa para profundizar la democracia y ampliar la representación política? El autor de Hegemonía y estrategia socialista (en conjunto con Chantal Mouffe) y La razón populista, entre otros, aporta una nueva dimensión al análisis de la lucha hegemónica de los pueblos, que es de gran ayuda para comprender el presente político latinoamericano en el escenario actual, problematizando sus significados. El populismo, práctica política comúnmente desdeñada, es vuelto a pensar como polo opuesto al republicanismo liberal y, por ello, como fuerza capaz de transformar. Roberto Follari, filósofo contemporáneo y ensayista político mendocino, participó del panel exponiendo los contenidos de su reciente publicación, que discute algunos postulados de Laclau. La alternativa neo-populista, obra que Follari publicara en 2010, se ha constituido en una obra de relevancia a la hora de analizar los populismos desde la teoría política.
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Ernesto Laclau. Argentina, Buenos Aires, 6 de octubre de 1925. España, Sevilla 13 de abril del 2014. Ernesto Laclau de filósofo del populismo a intelectual que sentó las bases del Kirchnerismo. El Politólogo falleció esta mañana domingo 13 de abril del 2014 en España. Es identificado como el pensador que sentó las bases del kichnerismo por su pensamiento populista.
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FALLECE  POLITÓLOGO ERNESTO LACLAU:
EL INTELECTUAL DE LOS DEBATES Y LOS COMBATES.
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Werner Pertot.

Página /12 martes 15 de abril del 2014.

El reconocido autor de Hegemonía y Estrategia Socialista sufrió un infarto mientras visitaba Sevilla. Fue un pensador clave del posmarxismo que en los últimos años dedicó su obra a resignificar y revalorizar los populismos.

Murió Ernesto Laclau, una de las principales figuras de la teoría política argentina, un intelectual que resignificó los estudios sobre el populismo contra ciertas concepciones del sentido común. El autor de Hegemonía y estrategia socialista estaba ayer con su mujer Chantal Mouffe en Sevilla, España, donde sufrió un infarto. Tenía 78 años y era profesor en la Universidad de Essex, Inglaterra. En los últimos años habían causado revuelo sus posiciones favorables al kirchnerismo y a Hugo Chávez, así como su intervención en las discusiones políticas a través de ciclos como Debates y combates o del canal Encuentro. Sus restos serán velados en la Argentina, aunque hasta ayer no había confirmación del día ni del lugar.

Laclau estaba en Sevilla invitado por el agregado cultural de la embajada argentina en España, Jorge Alemán. Iba a brindar una conferencia ayer por la tarde. Según relató Alemán, Laclau había iniciado el día temprano a la mañana con un paseo por las calles de Sevilla y un baño en la pileta del hotel, cuando se produjo el infarto que provocó su muerte.

Desde diversos sectores políticos y académicos, destacaron la pérdida que significa para las ciencias sociales (ver aparte).

Laclau daba clases de Teoría Política en la Universidad de Essex, un cargo que ocupaba desde 1973. Además, era director del programa de Ideología y Análisis del Discurso, donde se dictan una maestría y un doctorado. Fue distinguido con el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Rosario (UNR), la Universidad de San Martín lo tenía como director honorario del Centro de Estudios del Discurso y las Identidades Sociopolíticas. Sus hijos, Santiago y Natalia, residen en Argentina.

Marx y Lacan.

Laclau nació en Buenos Aires el 6 de octubre de 1935 y creció en una casa donde había mucho debate político: su padre era un radical yrigoyenista, que participó de las sublevaciones contra Uriburu. Estudió Historia en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde se recibió en 1964. Bajo los debates de la figura del intelectual comprometido –sobre la que discutían desde Theodor W. Adorno hasta Jean-Paul Sartre–, la formación de Laclau combinó la militancia política y la investigación académica. Tras el golpe de 1955, formó parte del grupo Contorno, junto a Eliseo Verón, León Sigal y Sofía Fisher, entre otros. Militó durante un tiempo en Socialismo de Vanguardia –una escisión del Partido Socialista Argentino–, de donde se alejó por sus críticas al leninismo. Trabajó junto al sociólogo Gino Germani y fundó junto a José Luis Romero la materia Historia Social y General de la carrera de Historia de la UBA.

En los sesenta, Laclau fue director de la revista Lucha Obrera, que se vinculaba al Partido Socialista de Izquierda Nacional. Cuando escribía, usaba el pseudónimo Sebastián Ferrer, porque era becario del Conicet, donde veían mal su compromiso político. La Izquierda Nacional era una corriente de la que participaron otros intelectuales como Blas Alberti, Fernando Carpio y Jorge Abelardo Ramos, quien fue una figura importante en la formación política de Laclau.

Con la dictadura de Onganía, Laclau perdió su cargo como docente en la Universidad de Tucumán y luego ganó una beca en Oxford, donde estudió con el historiador marxista Eric Hobsbawm. “Empecé mi trayectoria política en la Izquierda Nacional. Cuando llegué a Inglaterra, entré en contacto con la New Left Review y con gente ligada a la experiencia de los movimientos anticoloniales –relataba Laclau en un reportaje de 2003–. Me fui de la Argentina en 1969 pensando que era por tres años. Después vinieron las bestias y no puede volver por quince años.” El golpe de Estado de 1976 cortó su regreso.

Desde Inglaterra, en 1979, escribió Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo, populismo, una compilación de artículos que hizo a pedido del historiador marxista Perry Anderson. En esa época, todavía adscribía a la teoría de Antonio Gramsci y no había formulado los conceptos que luego hizo conocidos. En 1980 hizo su contribución a Tres ensayos sobre América Latina, un libro del Fondo de Cultura Económica.

Fue en los ochenta cuando Laclau se convirtió en uno de los intelectuales preocupados por pensar la reconfiguración de la izquierda en plena crisis del pensamiento marxista. Junto con su compañera Chantal Mouffe, escribió en 1985 Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Este libro es considerado como uno de los que configuran el posmarxismo, desde una línea que critica el determinismo económico y una lectura mecánica de los procesos populares de América latina. Laclau se centró en releer el capitalismo desde una perspectiva que cruzaba la obra de Karl Marx con la de Jacques Lacan (una buena parte de los autores posmarxistas incorporan aportes de otras teorías: en el caso de Laclau, también sumó conceptos del posestructuralismo).

Allí, Laclau planteó una de sus definiciones más conocidas, donde la política es entendida como una lucha por la hegemonía y por conquistar lo que llama “significantes vacíos” o “significantes flotantes”, en un uso de un término lacaniano para entender fenómenos políticos. Durante la siguiente década siguió desarrollando esta teoría: en 1990, publicó Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo, en 1996 Emancipación y diferencia y Misticismo, retórica y política, en 2002.

Reinventar el populismo.

“En la genealogía que hace Ernesto Laclau, nos habla de un populismo que tiene una profunda raigambre en la modernidad capitalista, y plantea lo heterogéneo, lo opaco de la social, para empezar a discutir las lógicas políticas de la democracia y la memoria histórica popular”, sostuvo el profesor y ensayista Nicolás Casullo en la presentación en 2005 de La razón populista, uno de los libros más importantes de Laclau, que giró en torno del fenómeno de los nuevos gobiernos de sesgo populista. A La razón populista le siguió en 2008 Debates y combates. Para un nuevo horizonte en la política, que también le dio nombre a una revista que editó Laclau con aporte de intelectuales como Toni Negri –de quien se mostró cerca, aunque con diferencias en algunos puntos de su teoría, mientras que polemizó con Slavov Zizek–, la filósofa francesa Judith Revel, entre otros. Laclau buscaba que la revista “fuera para el mundo hispano lo que puede ser New Left Review para el mundo anglosajón”. Con la misma idea, condujo un ciclo de entrevistas en el canal Encuentro.

Pese a la distancia, Laclau siempre se mostró atento a lo que ocurría en la Argentina. En 2003, por ejemplo, señaló que “Kirchner no habría sido posible sin los cacerolazos”. Sobre la discusión posterior alrededor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, advirtió que “si prevalecen los monopolios, la guerra está perdida”.

En 2012, Laclau conoció a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Nunca formó parte del Gobierno con un cargo –se mencionó la embajada de Londres o de Francia–, pero planteó sin medias tintas sus posiciones sobre el kirchnerismo y la disputa política en la Argentina. En los últimos tiempos, señalando las particularidades del momento histórico, se había mostrado a favor de la posibilidad de una reelección indefinida, aunque aclaró que no se refería a la Presidenta: “Si la gente está contenta con un presidente, debe tener la opción de volver a elegirlo. Si la gente está descontenta, puede votar por otro”, afirmó. Consideraba que es “el mejor momento democrático en 150 años en toda América latina”, pero advertía que “en la Argentina todavía no se logró una confluencia completa entre el momento autónomo de la voluntad de los sectores populares y el momento de la construcción del Estado”.

Siempre parecía estar volviendo sobre los conceptos del libro de 1985, donde se planteaba también un programa político: “La izquierda –escribió– debe comenzar a elaborar una alternativa creíble frente al orden neoliberal, en lugar de tratar simplemente de administrar de un modo más humano”.


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