martes, 11 de marzo de 2014

EL ESPACIO PÚBLICO HACE CIUDADANÍA.

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La c¡udadanía y el espacio público. Una mirada desde La Sociología de las Ausencias. En las fiestas de Navidad, Año Nuevo o fiestas populares como carnavales, la ocupación  limitada o prolongada, definitivamente genera inconvenientes en el uso y ocupación del espacio público, pero  es muy coyuntural, momentáneo, transitorio en ciertas limitaciones del uso del espacio público y que nuestros derechos Ciudadanos se sientan recortados o disminuidos, es también transitorio. (Es necesario evaluar desde el punto de vista del trabajo, actividades sociales y culturales, incluso religiosas, cómo el Ciudadano de a pie – el Ciudadano común y corriente –al final sale ganando de este proceso, porque renueva, crea nuevos valores, alcanza nuevas oportunidades y al Ciudadanía se enriquece y se fortalece como Ciudadano. (Porque la construcción de ciudadanía es un proceso social y cultural, nunca terminado y siempre renovado). Quienes sí se deben sentir incómodos por la presencia de ocupación transitoria del espacio público deben ser las élites gobernantes locales, las elites financiero-especulativas locales y con plena seguridad el reducido y herido grupo de los Pijos. Señor concejal, mire desde la Sociología  de las Ausencias – para ir a la propia estructura del sistema), como nos han expropiado el espacio público el contenido de las políticas neoliberales ( que hoy se las aplican a ustedes la Troika como hace 20 años nos aplicó el Consenso de Washington) y cómo nuestra derechos ciudadanos son evaporados, excluidos, dinamitados y es el Ciudadano el que hoy como respuesta a esta realidad compleja, cruel y salvaje, es el actor principal de las luchas y las nuevas formas de hacer política por recuperar el espacio público, la responsabilidad y compromiso que debe cumplir como Ciudadano en Democracia.


Sindicalistas y Ciudadanos europeos de todas las nacionalidades hoy luchan en formas muy diversas contra las políticas salvajes y violentas que impone la troika y el neoliberalismo. Ocupar la calle, la plaza pública, fortalece la Ciudadanía Moderna y consolida la democratización del espacio público.
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EL ESPACIO PUBLICO HACE CIUDADANÍA.- De acuerdo, pero no solamente las ferias artesanales – que son semanales o de  fiestas religiosas y/o populares – ocupan el espacio público y nos limitan muchos de nuestros derechos en forma restringida, sin embargo, es necesario visualizar la crisis de la sociedad actual y como se nos expropió el espacio público desde inicios de los 90, cuando el neoliberalismo nos impuso con violencia y salvajismo sus políticas – en América latina y con ustedes los europeos lo impone en la presente coyuntura – la crisis estructural – para otros poli-crisis – también nos expropia espacio público. Hoy las luchas sociales  mundializadas en tres escenarios distintos y diferentes pero con el mismo objetivo político estratégico:

Primero, Ustedes en Europa, movilizaciones y nuevas formas  de lucha en calles y plazas públicas – la nueva sociedad civil emergente, plural y popular – el poder local, recuperando el espacio público – escenario – el Ágora griega vuelve después de 25 siglos –  el  mejor resultado hasta hoy en el epicentro de esta lucha compleja y concatenación dialéctica de oportunidades es el Nuevo Ciudadano Intercultural;

Segundo en América latina desde el movimiento universitario de Chile, pasando por los movimientos sociales Ocupa Wall Street, el movimiento universitario en México “Yo soy 134”, el movimiento sindicalista en Argentina y Uruguay, el movimiento “Tomo la Calle” en Perú, el Movimiento Ciudadano Brasileño –millones en  las calles en lucha por la calidad de sus derechos ciudadanos, o Venezuela el movimiento (La sociología del Pijo, pero en sentido contrario) nos encontramos con un movimiento social Ciudadano, básica y fundamentalmente contestatario al proceso de crecimiento macro-económico y la falta o ausencia del desarrollo económico social, protesta y cuestionamiento a la profundidad y extensión de la desigualdad económico-social, la más grande de todo el mundo;


Ciudadanía Moderna en la Plaza Principal de Kiev, Ucrania, protesta contra el sistema de violencia política y exige derechos constitucionales: derechos ciudadanos feministas. La diversidad de luchas sociales hoy de los Ciudadanos en el mundo, se concentran en el rescate del Espacio Público, que el neoliberalismo nos expropió en los 90'.
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Tercero el surgimiento de un nuevo espacio público – Nuevos Ciudadanos en cuanto a derechos constitucionales ( Ellos como ciudadanos Culturales e inter-culturales), hoy son protagonistas – campesinos de las comunidades históricas y poblaciones de los pueblos originarios (Amazónicos) en defensa de sus territorios – materias primas, biodiversidad, conocimientos ancestrales – y últimamente en Colombia contra las consecuencias de los TLC o en Argentina contra la destrucción de la agricultura y las transnacional Monsanto o en Brasil en defensa del medio, la madre naturaleza, al igual que en Ecuador el movimiento indígena o Bolivia como parte de sus procesos progresistas y/o de izquierda. Hoy por tanto, en el complejo escenario de la sociedad actual se presenta un proceso dialéctico de convergencia, unidad, cohesión, propuestas y alternativas entre Democracia, Sociedad Civil, Espacio Público y Ciudadanía.


La Ciudadanía Cultural, Cívica, Histórica y Patriarcal. Espacio público andino y ciudadanas comunitarias realizando una actividad tradicional, histórica, el trueque: el comercio de intercambio de productos. Se fortalece la ciudadanía forjada y construida por su pertenencia a una cultura local, una identidad cultural colectiva en una comunidad, un pueblo o una Nación.
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Finalmente en el caso nuestro el comercio ambulatorio, la informalidad nos ha limitado un buen tiempo el uso del espacio público – pero este proceso económico-social y cultural – después  de tres décadas, ha generado un fruto extraordinario: hoy las pequeñas y micro-empresas (PYMES Y MYPES), que en América Latina concentran hasta un 70% de la mano de obra. Después de dos décadas de incertidumbre social,  han logrado potenciarse, produciendo Nuevos Ciudadanos Emprendedores (Empoderamiento hacia las nuevas “Clases Medias” y el progresivo ingreso hacia el mundo global de la competencia y la competitividad con su producción, comercio, artesanía, turismo –en varias formas y modalidades- y el propio proceso de “Desenclave Cultural”, que refuerza y enriquece social y cultural a nivel mundial el de una Nueva Ciudadanía Global (Participativa, Cívica, Republicana), hoy en lucha permanente por la re-conquista de nuestros derechos y la recuperación del espacio público, que nuevamente se ve amenazado por la violencia. Si miramos los resultados del crecimiento económico, las elites financiero-comercial-exportadoras, el “nuevo poder” de la clase media emergente, junto a la crisis y debilidad del Estado, hoy conjuntamente generan como resultado un espacio público en violencia, inseguridad ciudadana y una sociedad en riesgo global.
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Sociólogos y Ciudadanos. Dr. Pablo Raúl Fernández Llerena, Dr. Theotonio Dos Santos, (Ciudadano Latinoamericano), Dr.  Adolfo Prado, Lic (s). Figueroa y Aguilar, en el Espacio Público universitario (Paraninfo de la Universidad San Agustín) en la presentación del Libro: "La Globalización Neoliberal: Historia,Crecimiento y Crisis. Un enfoque multidimensional". Noviembre del 2010.
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EL ESPACIO PÚBLICO HACE CIUDADANÍA.
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Gabriel Calles.

Madridiario.es martes 11 de marzo del 2014.

El uso y disfrute del espacio público es algo consustancial con nuestra cultura mediterránea. La climatología ha propiciado que una buena parte de nuestro ocio y esparcimiento se realice en calles, plazas y demás zonas de paseo. Incluso los nuevos hábitos asociados al uso intensivo de las nuevas tecnologías, especialmente de Internet, más proclives al aislamiento y la individualización, no han modificado de forma sustancial estos comportamientos.

Además del ocio, el consumo es otra de las notas características de estos hábitos públicos. De las ferias y fiestas tradicionales, donde el consumo de productos en la calle forma parte, nuestra sociedad ha ido evolucionando hacia otros modos de aprovechamiento de ese espacio asociados al beneficio económico, no ya de carácter colectivo, benéfico o altruista, sino de aprovechamiento privado y puramente mercantil.
Siempre ha existido un potencial económico en el uso del espacio público, pero quizás nunca ha habido, como hasta ahora, tanto abuso en su apropiación privada. En Madrid, la proliferación de terrazas, mercados, mercadillos, actividades lúdicas, muestras y, en alguna ocasión, actividades culturales, sigue esta pauta, sin que parezca atisbarse una mínima limitación a su expansión. La crisis económica y sus efectos sobre el empleo y el consumo, ha favorecido que muchas miradas se centren en este ámbito como un instrumento más para remontar la situación, haciendo difícil cualquier argumento que reclame esa contención. Pero como en todo, conviene descender a los detalles y no quedarse en el trazo grueso.

Aunque proliferaron fundamentalmente en el distrito Centro, en las pasadas Navidades pudimos observar cómo aparecían kioscos y mercadillos por toda la ciudad. Como motor económico, y como favorecedores del empleo y la oportunidad para muchos de ganarse el sustento, lo consideramos positivo. Pero hay otra vertiente que se olvida o no se quiere ver.


Joven Ciudadano latinoamericano, desempleado, como millones de jóvenes en el mundo, ocupa el espacio público: la calle buscando trabajo. Juventud, víctimas directas de las políticas neoliberales y del crecimiento macro-económico que solamente favorece a una elite: nueva oligarquía comercial-financiera (especulativa) exportadora de recursos naturales: la política global del Consenso de los Commodities.
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Desde la afectación a la movilidad de los transeúntes, pasando por la competencia desleal con la hostelería, con el comercio tradicional y con el ambulante regulados, por no hablar de la confusión a los consumidores sobre algunos productos "artesanales" que nada tienen de artesano y si mucho de fabricación en serie y de mala calidad, para terminar con el empleo precario y la descarada explotación laboral de muchos de esos trabajadores. Afectaciones todas ellas graves a la convivencia y a los derechos de muchos agentes económicos, que también son ciudadanos.

Y por último, a la propia imagen de la capital, donde la excesiva y permanente ocupación del espacio público por instalaciones precarias, dispuestas sin orden ni criterio estético alguno, se vuelve en contra de los valores arquitectónicos, urbanísticos y culturales de la propia ciudad, devaluando esta imagen a los ojos de sus habitantes y de sus visitantes, y perjudicando su destino como lugar turístico.

Conciliar derechos e intereses no es fácil, pero lo es menos cuando el Ayuntamiento de Madrid, bajo la dirección de Ana Botella, se ha embarcado en un "maremagnum" de nuevas ordenanzas, donde observamos que unas contradicen a otras, para, bajo el paraguas de la liberalización, posibilitar cualquier actividad comercial en estos espacios.
Propiciar así la inseguridad jurídica, la ley de la selva, no es la mejor forma de poner coto a los excesos, y si favorecer a algunos depredadores del comercio que así obtienen autorizaciones para después, subarrendado ese espacio público a otros más necesitados, obtener grandes beneficios sin riesgo alguno.

Hay que regular bien, empezando por simplificar las normas y hacerlas más transparentes, y partiendo de la excepcionalidad del uso de la vía pública como aprovechamiento privado, perseguir que este uso revierta en un beneficio colectivo a la ciudad. Cuidar, en definitiva, de que los objetivos que se dice perseguir, como son la promoción del empleo, del comercio, la artesanía, la cultura, el turismo se hagan realmente efectivos.

Gabriel Calles.

Concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid.

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