viernes, 30 de marzo de 2012

Las Malvinas es un elefante blanco. Inglaterra: Silencio nuclear de Cameron.

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Según el relato, en el almuerzo con los embajadores Browne habló del diferendo de las islas como “el elefante blanco que tenemos sobre la mesa”. No citó el origen tailandés de la tradición, según el cual si el monarca entregaba un elefante blanco a un súbdito era un castigo y no un premio, porque debía mantenerlo y alimentarlo. Lo dijo tras felicitarse de que intensificar las relaciones con América latina fue una decisión de su gobierno. Acompañado del director para las Américas del Foreign Office, Angus Lapsley, Browne pidió creatividad en las relaciones de cooperación entre los Estados de América latina y el Reino Unido, sugirió intensificar el comercio y propuso discutir pautas sobre el cambio climático.


Desde el Palacio San Martín se destacó ayer que el funcionario británico “guardó silencio frente al requerimiento argentino de que Gran Bretaña brinde garantías respecto de la ausencia de armamento nuclear en el marco del despliegue militar británico en el Atlántico Sur”. “Igual temperamento asumió el representante permanente británico ante la Organización de las Naciones Unidas en respuesta a la denuncia formulada por el gobierno argentino, el pasado 10 de febrero, ante el Consejo de Seguridad de la ONU, señalando que el Reino Unido no informaba sobre los movimientos de su armamento nuclear”, agregó Cancillería.


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Las Malvinas es un elefante blanco. Inglaterra: Silencio nuclear de Cameron.



Londres admitió que el conflicto es nítido y visible.


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En un almuerzo de trabajo con los embajadores de América latina, Jeremy Browne, uno de los vicecancilleres del Reino Unido, usó la metáfora que alude a algo desproporcionadamente costoso.



Martín Granovsky.


Página /12 Jueves 29 de marzo del 2012.



A menos que todos sus funcionarios tengan un manejo de la lengua digno de Winston Churchill pero no su claridad política, la Cancillería británica admitió ayer que la cuestión de las Malvinas es “un elefante blanco”. En la tradición asiática, que el Foreign Office conoce bien, un elefante blanco es algo difícil de mantener y de un costo desproporcionado a las ventajas que suministra.


De acuerdo con diplomáticos de la región consultados por este diario, la expresión fue utilizada por Jeremy Browne, ministro de Estado del Foreign Office, un cargo equivalente al de vicecanciller, en este caso con responsabilidad de varias áreas, una de ellas América latina. Browne, que integra el gobierno del conservador David Cameron, habló durante un almuerzo de trabajo con todos los embajadores latinoamericanos a solo cinco días del 2 de abril, cuando se cumplirán 30 años desde que una maniobra de la dictadura argentina consolidó el poder del Partido Conservador de Margaret Thatcher.


Browne pertenece al Partido Liberal Demócrata, aliado de los conservadores. Miembro del Parlamento por Taunton Deane desde 2005, antes de ser ministro el dirigente fue el responsable de asuntos internacionales y de temas económicos de su partido. Hombre del establishment económico, fue directivo de empresas de comunicaciones y de finanzas. Taunton Deane es parte del condado de Somerset, una de las regiones que en el siglo XI resistió, finalmente sin éxito, la invasión normanda que terminó con la influencia escandinava.


Según el relato, en el almuerzo con los embajadores Browne habló del diferendo de las islas como “el elefante blanco que tenemos sobre la mesa”. No citó el origen tailandés de la tradición, según el cual si el monarca entregaba un elefante blanco a un súbdito era un castigo y no un premio, porque debía mantenerlo y alimentarlo. Lo dijo tras felicitarse de que intensificar las relaciones con América latina fue una decisión de su gobierno. Acompañado del director para las Américas del Foreign Office, Angus Lapsley, Browne pidió creatividad en las relaciones de cooperación entre los Estados de América latina y el Reino Unido, sugirió intensificar el comercio y propuso discutir pautas sobre el cambio climático.


Si un elefante blanco es un animal por el que se paga un costo desproporcionado en mantenimiento, caben dos interpretaciones sobre las palabras de Browne. Una, que la existencia de las Malvinas tal como están, en medio de un conflicto no resuelto de soberanía, produce un costo alto, algo que podría indicar la pérdida de las cotizaciones en Bolsa de las cuatro empresas que están realizando exploración petrolífera en la zona. La otra interpretación es que para América latina apoyar la posición argentina de pedir una negociación que incluya la soberanía sería costoso ante Londres. La segunda lectura podría coincidir con una frase de Browne, que en el almuerzo dijo no entender “esa solidaridad latina”.


Sea cual sea la interpretación de la frase, un elefante blanco es un animal que se nota. Porque es un elefante y porque es blanco.


Hacerlo notar introduce un matiz diferente en la política que el Foreign Office viene desplegando estos días en los que el 2 de abril aparece solamente, y el propio ministro lo dijo ayer en un momento, como “una oportunidad para honrar a todos los muertos por la guerra”.


En su discurso ante los latinoamericanos, Browne defendió el principio de autodeterminación para los isleños y mencionó el próximo plebiscito escocés, que no tiene fecha y se discute en estos días entre Cameron y su colega de Escocia Alex Salmond, nacionalista. Escocia forma parte del Reino Unido por un acta de Unión firmada en 1707. Salmond quiere la independencia y una consulta en 2014, cuando se cumplirán 700 años de la batalla de Bannockburn, cuando Escocia le ganó una batalla a Inglaterra en las guerras por su independencia. Alentados por la riqueza petrolera, los nacionalistas argumentan que Escocia sería un país viable.


Según Browne, el principio de autodeterminación es “universal”. El Estado argentino sostiene, en cambio, que no se aplica a los isleños. Entre otros fundamentos se ampara para sostenerlo en que desde 1965 la Organización de las Naciones Unidas considera la cuestión de las Malvinas como una herencia colonial que debe ser subsanada por el diálogo entre Londres y Buenos Aires.


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Inglaterra: Silencio nuclear de Cameron.


Argentina: La Cancillería habló de la falta de respuesta del gobierno británico.



El canciller Timerman y el viceprimer ministro británico se cruzaron el martes en la Cumbre sobre Seguridad Nuclear en Corea del Sur. Ayer, el gobierno argentino alertó que Clegg no desmintió el envío de un submarino nuclear.



Cancillería alertó ayer sobre el silencio del Reino Unido frente al requerimiento argentino para que brinde garantías respecto de la ausencia de armamento nuclear en el Atlántico Sur. Un día después del cruce entre funcionarios de ambos países en la Cumbre de Seguridad Nuclear en Seúl, Corea del Sur, el ministerio que conduce Héctor Timerman reiteró mediante un comunicado la “preocupación de que el Reino Unido viole nuevamente la zona libre de armas nucleares en el Atlántico Sur, tal como ya lo hizo en el pasado en forma secreta, y no respete el compromiso internacional de comunicar los incidentes con material nuclear”.


El martes, en su discurso, el canciller Timerman denunció en ese ámbito el envío de un submarino británico con capacidad para portar armas nucleares a Malvinas, zona cuya soberanía es objeto de una disputa reconocida por Naciones Unidas y que fue declarada zona libre de armamento nuclear. Timerman alertó sobre los “recientes episodios de militarización” y exigió a Londres que “confirme la ausencia de armas nucleares” en el Atlántico Sur. La respuesta del vice primer ministro, Nick Clegg, representante del gobierno de David Cameron en el evento, fue la descalificación de la denuncia, a la que consideró como “insinuaciones infundadas, sin basamento”.


Desde el Palacio San Martín se destacó ayer que el funcionario británico “guardó silencio frente al requerimiento argentino de que Gran Bretaña brinde garantías respecto de la ausencia de armamento nuclear en el marco del despliegue militar británico en el Atlántico Sur”. “Igual temperamento asumió el representante permanente británico ante la Organización de las Naciones Unidas en respuesta a la denuncia formulada por el gobierno argentino, el pasado 10 de febrero, ante el Consejo de Seguridad de la ONU, señalando que el Reino Unido no informaba sobre los movimientos de su armamento nuclear”, agregó Cancillería.


“La República Argentina recuerda que el gobierno británico ya violó los acuerdos que en Seúl dijo haber respetado siempre”, señala el comunicado. También recuerda que en 2003 el gobierno del Reino Unido admitió que algunos buques de la Fuerza de Tareas que operó durante la guerra de 1982 “contaban con armamento nuclear, las cargas nucleares de profundidad WE177, que no fueron desarmadas de los buques al momento de la partida de la flota hacia el Atlántico Sur”. El Reino Unido “también reconoció que durante el curso de la campaña militar tales armas nucleares fueron trasbordadas, ya dentro de la zona libre de armas nucleares, a otros navíos, por razones de seguridad, y que durante esos trasbordos algunos de los contenedores de las armas nucleares sufrieron daños externos”.


El comunicado concluye con la reiteración por parte del Gobierno de su “preocupación de que el Reino Unido viole nuevamente la zona libre de armas nucleares en el Atlántico Sur, tal como ya lo hizo en el pasado en forma secreta, y no respete el compromiso internacional de comunicar los incidentes con material nuclear”. El Gobierno exhortó “una vez más al Reino Unido a que confirme la ausencia de armas nucleares en el Atlántico Sur y se avenga a cumplir con las resoluciones de las Naciones Unidas”.


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