sábado, 30 de abril de 2011

Los movimientos indígenas en América Latina: un reto. “Cambio de Época” y Nuevos Sujetos Sociales Históricos.

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Los Nuevos Sujetos Sociales Históricos, son producto social, político y cultural directo de la crisis general del capitalismo, expresada por un lado en la triple crisis global, multidimensional - estructural -, crisis que se manifiesta en el derrumbe final del modelo económico - el del capitalismo financiero-especulativo, el “capitalismo salvaje” - surgido a finales de los 70' y que se consolida en los 80' y 90', tres décadas después, post-crisis mundial, el nuevo proceso de acumulación mundial del capitalismo - la apropiación y explotación por despojo - de los principales recursos naturales de los países emergentes y países en desarrollo. Se produce un "Cambio de Época" junto al surgimiento del Multilateralismo, los nuevos poderes económicos regionales - las economías BRICS - y los poderes políticos regionales descentralizados - China, India, Brasil, Rusia, Unión Europea y el propio Estados Unidos -. Al interior de la crisis del sistema democrático - de una democracia liberal representativa, elitizada junto a los poderes locales nacionales y los poderes fácticos globales, nace una nueva forma de lucha, organización, movilización, liderazgo, comunicación intercultural, nuevas formas de hacer política y un nuevo capital político: LOS CONFLICTOS SOCIALES. Son los Nuevos Movimientos Sociales anti-globalización, que hoy en América Latina son como un volcán social y político que recorre todo el continente y que han llegado para quedarse por mucho tiempo, porque su origen es estructural, histórico.


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"Los Nuevos Sujetos Sociales Históricos", producto de la Triple Crisis Global, multidimensional, el "Cambio de Época" y el nuevo proceso acumulación mundial del capitalismo - la expropiación por despojo de los recursos naturales - la defensa de los derechos constitucionales y la soberanía nacional.


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Los movimientos indígenas en América Latina: un reto.


“Cambio de Época” y Nuevos Sujetos Sociales Históricos.


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Pueblo y Sociedad. Noticias.


Domingo 24 de abril del 2011.


“Hemos tirado por la borda las teorías racistas y / o paternalista, con un nombre diferente y en períodos posteriores, presentó a los pueblos indígenas como un problema no resuelto (…) que tenía que dar una solución La exterminación de la totalidad o una mezcla, además de exigir la ortodoxia estalinista pensadores proletarización la izquierda para despejar el camino a la revolución. (…) Pero en el último tercio del siglo XX, todas estas teorías pierden un hecho, “los indios” no sólo no ha terminado, pero había crecido en número y en la conciencia de su situación. Alzó la voz, participó en los movimientos revolucionarios y derechos exigidos, el respeto y la participación activa en la vida social en todo el mundo. Carlos Guzmán Böckler


En el artículo 68 de la Constitución de la República del Ecuador 1830 establece que “son nombrados miembros del congreso constituyente de los párrocos y venerables padres naturales como guardianes del Ministerio indio de la caridad emocionante en favor de tales inocentes abyecta y miserable.” Casi dos siglos más tarde, la situación ha cambiado dramáticamente. En este sentido, el informe “Tendencias Globales 2020 – Cartografía del futuro global”, Consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos dedicada al estudio de escenarios futuros de las amenazas a la seguridad nacional de EE.UU., se lee: “A principios del siglo hay grupos indígenas radicales en la mayoría de los países de América Latina en 2020 puede haber crecido exponencialmente y ha obtenido el apoyo de la mayoría de los pueblos indígenas (…) Estos grupos pueden establecer relaciones con grupos terroristas grupos internacionales y (…) contra la globalización de implementar debido a las políticas económicas de los líderes latinoamericanos de Europa. Tensiones (…) se levantará en un área de México a través de la región amazónica. “En respuesta a esta amenaza que afecta a la gobernabilidad de la región, desafiando la hegemonía continental de Washington y que afectan a sus intereses, el gobierno de EE.UU. ya ha establecido la estrategia de la insurgencia contra puede ser, la Red Social de la guerra “(guerra de cuarta generación, los medios de guerra psicológica donde el enemigo no está luchando contra un ejército, sino toda la población civil), como lo hizo hace décadas contra la teología liberación y los movimientos rebeldes que se propagan a través de


América Latina. Hoy en día, como el brasileño Boaventura de Sousa Santos, al referirse al caso de Colombia, en particular, y América Latina en general, “la verdadera amenaza no es de las FARC. Son las fuerzas progresistas, en especial movimientos indígenas y campesinos. El [mayor amenaza a la] estrategia hegemónica de los Estados Unidos proviene de aquellos que reclaman derechos ancestrales sobre los territorios en los [recursos de agua dulce, el aceite de la diversidad biológica] la riqueza minerales, o de los pueblos indígenas. “


Por lo tanto, que durante siglos de colonialismo español fueron la” raza inferior “a la explotación despiadada que ha contribuido en gran medida a la acumulación primitiva del capitalismo en Europa, ahora se convertirá en un amenaza a la seguridad hemisférica. . Movimientos indígenas de América Latina están vivos y dispuestos a luchar


Pero esto abre una serie de enfoques que son en realidad los movimientos indígenas en América Latina? De hecho, el término se aplica a una realidad amplia y heterogénea, donde convergen puntos de vista muy diferentes, a veces en conflicto. De todos modos, más allá de que la dispersión es un fondo común: la aplicación de una identidad cultural básica “. Como los indios nos ganó otra vez, como los indios sean liberados” No hay duda de que estos movimientos, con diferencias dentro de cada Estado nacional son cada vez más, ganar más fuerza, más fuerza. En algunos países, los actores políticos y de la mayor importancia, y la lógica de la democracia representativa “bajo vigilancia” por lo menos tolerable, que está experimentando América Latina ya no puede ser excluido del diálogo nacional que han sido por siglos diarios aristocracias vernáculas supone la representación del “progreso” en relación con la europeización “demora” de los pueblos indígenas.


De hecho, el primer presidente indígena de Bolivia en la historia. el aymara Evo Morales, un producto de la movilización popular en la época histórica de la lucha y en Ecuador, Perú, Guatemala, Chiapas, al sur México se encuentran entre el paisaje político más dinámico Vale para examinar:.. el término “indígena”, incluso los más grandes pueden llegar a no ser necesarios y contribuyen a la exclusión Así que son los que criar a sus disposición: “En el uso de los nombres de cada pueblo (Kish, Quechua, Cuna, Sami, etc) La eliminación del concepto de” indígena “que generaliza la vez que destruye nuestra identidad, que es construir un mundo reconoce no el nombre específico para los pueblos indígenas, como se propone en las conclusiones de la reunión “Proyecto Pueblos Indígenas” de la Organización Internacional del Trabajo, 1996, celebrada en la ciudad de Chimaltenango, Guatemala.


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Encuentro mundial de los Pueblos Indígenas y Movimientos Sociales, hijos de la Madre Tierra.
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¿Campesinos?. Como dominante, capitalista sociedad la de sociales categorías determinadas a reducirlos no cultural, y étnica única respetar reconocer diferencia, derecho del reconocimiento demanda Patagonia, hasta Chiapas desde generalizada, una es esta duda, Sin produzcan. se donde Unidas Naciones las con luchas sus toman que relación 5) nacionales, reivindicaciones tamaño el 4) complejas, más vez cada organización estructuras desarrollo 3) presencia, su territorialidad 2) autonomía, cultura indígenas, pueblos específicos derechos reclamar para 1) sociales: movimientos otros tienen dinámicas conjunto un por caracteriza colonialismo, siglos soportado Ibérica Península en estado había ya peculiar muy dinámica Latina, América escena políticos actores nuevos indígenas los aparición; Aplicaciones más fuertes y articuladas de algunos movimientos indígenas se han dirigido a la aproximación de los estados multinacionales.


Esto pone de relieve el cambio estructural de los estados nacionales nacidos después de la independencia formal de la corona española a principios del siglo XIX como “grandes explotaciones”, dirigida por la aristocracia, sin su propio proyecto de la nación, como fue el caso, Sin embargo, la cultura en América del Norte de la Unión, que desde el principio (la eliminación de todos los pueblos indígenas, debe ser el original) – Se planteó una verdadera independencia política y económica. En América Latina, donde los pueblos indígenas en general, con algunas excepciones donde fueron prácticamente desaparecido, como en Argentina y Uruguay continuaron resistiendo la conquista de una puja sin fin, estos nuevos enfoques plurinacionalidad obtener representación efectiva en las naciones modernas, los países donde la paradoja de que, en su mayoría población indígena no podía ser totalmente asimiladas ni doble, los estados han modelado en los modelos liberales europeos ignoran y marginan a los pueblos indígenas, los Estados se centraron en las capitales y adoptar el español como lengua oficial, siempre mirando a Europa o los Estados Unidos odiaba composición indígena. Solicitud de plurinacionalidad implica, en última instancia, el fin de la asimilación cultural y política de los pueblos indígenas han sufrido durante cinco siglos.


“El problema indígena no es una cuestión de asimilación o integración en la sociedad” blanca y civilizada “, el problema del indio es el problema de la liberación”, dijo el líder indígena Fausto Reinaga exhaustiva en los años 70 del siglo pasado. Y añadió, refiriéndose a la posibilidad de la liberación “. Europa ha impuesto su idioma, la religión, la historia, la moral, la cultura, el arte ahora intento de imponer su versión de la revolución, sus estrategias y tácticas “correctas” para luchar.


Durante décadas los pueblos indígenas de diversas regiones de América Latina, el trabajo tradicional de organización económicos y no Trabajo para las grandes explotaciones en la burguesía agro-exportación Nacional, por el contrario, el personal de la casa y las clases altas urbanas, han llevado a cabo una serie de luchas para proteger sus derechos y territorios, en diferentes condiciones y utilizando diversas estrategias. En la dinámica política son sus enemigos directos a los estados-nación en que viven, incluyendo a más de darles la bienvenida como ciudadanos han sido históricamente marginados y reprimidos. En la cara de la lógica y las fuerzas armadas la policía en estos países, que forman parte, los terratenientes y sus grupos armados privados, las empresas petroleras (en su mayoría extranjeros y se asentaron en territorios que los Estados-nación racista, la exclusión de Bogotá, a dejar el paso a los pueblos indígenas), a la tala y la minería las empresas y grupos de embotellado y hotel en una protesta que se extendió de la política cultural.


No hay idealización simplista o glorificación desconcertante, es evidente que todos estos movimientos indígenas son un reto al discurso hegemónico del capitalismo occidental. Sin pedir una opción revolucionaria en términos de clase como los marxistas clásicos, sin duda es una “piedra en el zapato” para la opinión dominante. Con una tradición que viene de sus siglos de resistencia a la dominación española, los indígenas muestran una verdadera democracia representativa basada en más de retraso en el crecimiento de las democracias que surgieron en Europa y trasplantadas al continente americano en una mala copia.


Mientras que los pueblos indígenas, la mayoría en la mayoría de los actuales países de América Latina, profundizar en la práctica de la democracia directa en la forma de sus autoridades políticas, inmediatamente se convierten en retos a los poderes tradicionales de sus países y el imperialismo Estados Unidos, puede converger con los rebeldes de las tendencias de otros sectores sociales como la clase obrera industrial, los desempleados urbanos y, en definitiva, todos los sectores que el sistema capitalista e incluso las políticas más neoliberales en los últimos años se han aisladas y pobres. En otras palabras, los movimientos indígenas han surgido en el mismo horizonte común de los nuevos cambios sociales y políticos que también plantean otros grupos marginados, sobre la base de nuevas formas de democracia directa, participativa, que es un reto Abierto al statu quo, tradicionalmente conservador y racista, y un profundo sentimiento de “anti-indio.”


Respecto, es interesante considerar la “Declaración de Quito”, que concluyó el encuentro continental “500 años de resistencia la India “, en julio de 1990, en preparación para el contador de las celebraciones que tuvieron lugar durante el” encuentro “(o colisión?) de los dos mundos en 1492:” Los indios, además de nuestros problemas específicos que problemas comunes con otras clases y sectores populares, tales como la pobreza, la marginación, la discriminación, la opresión y la explotación, el producto de la dominación neocolonial del imperialismo y las clases dominantes de cada país.


No es una opción estrictamente marxista, los movimientos indígenas en América Latina tienen un gran potencial para el cambio social. O por lo menos, son una confrontación abierta con las potencias capitalistas dominantes, las aristocracias locales son el capital transnacional, especialmente los estadounidenses. Sus reivindicaciones específicas como pueblos distintos se convierten inmediatamente en sujetos a los cambios políticos, al tiempo que afirma las cosas que los años de Colonia y después del capitalismo periférico, mientras que la independencia formal de los Estados que han tenido lugar, negó. El mero hecho de exigir respeto a su identidad, y más: el acceso a la tierra o de un servicio mínimo de la sociedad moderna (la salud pública, educación pública de calidad, otros servicios llevó al desarrollo de la vivienda tecnología capitalista cómodo, agua potable, comunicaciones, etc) el otro grupo se ha vuelto más, no ser el “proletariado industrial urbano”, que levantó el socialismo clásico es también un factor de protesta, no por ello menos con un gran poder de atracción y compromiso. Para la muestra. El número de presidentes que sus luchas han contribuido a revertir en los últimos años (en Bolivia, Ecuador), crear una situación pre-revolucionaria francamente

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Bolivia. Los Movimientos Sociales y simpatizantes del Movimiento al Socialismo.


La tradicional izquierda latinoamericana en la visión del mundo europeizado inspiración general del marxismo ortodoxo pero como alternativa José Mariátegui chispas en el Perú y Carlos Guzmán Böckler Guatemala, que han propuesto nuevas interpretaciones de la cuestión indígena, como marxistas, pero entendiendo el fenómeno contrario, han sido muy reacios a aceptar la teoría y la práctica el hecho de una “movilización política indígena” como una entidad separada, e incluso su acción política ha sido siempre la integración de los movimientos indígenas en la lógica de la lucha campesina.


Como bien lo expresado por el pensador Guzmán de Guatemala Böckler a la izquierda en América Latina desde hace años se espera que “los pensadores proletarización exigidos por izquierdistas ortodoxos estalinista para despejar el camino a la revolución.” El “problema indio” se dejó en gran medida eso: un problema. no encajaba en la teoría, era un “obstáculo” para la revolución proletaria.


Pero es cierto que la izquierda ha dado una interpretación que los grupos étnicos incluidos en la categoría “campesino” en los últimos años podemos ver una evolución hacia una evaluación más positiva en cuanto a las reivindicaciones de los pueblos indígenas por parte de algunos intelectuales y organizaciones políticas. Si bien es cierto que los pueblos indígenas son en su mayoría campesinos, mantienen en su Reclamaciones puntos específicos más allá de la globalización se desarrolla de manera uniforme en el planeta, les da un perfil propio como colectivo. Y este perfil distintivo, la defensa incondicional de su identidad, la demanda cultural de que sus raíces precisamente el lanzamiento como un nuevo sujeto político que hace que su voz sea escuchada.


Sin ir tan lejos como un romántico pintoresco, o ingenuo, “ve en la casa de la gente sólo beneficia a una suma ( con lo que estaría reeditando el mito del “buen salvaje” mito nobles esencialmente racista en definitiva), también es cierto que el fenómeno de los Pueblos Indígenas de América Latina no se agota en una lectura de los parámetros del economicismo la ortodoxia marxista. Sin duda, los indios son los agricultores, muchos de los cuales tienen un acceso limitado a la tierra y los mismos problemas que aquejan al continente como un campesino pobre, pero tienen otras demandas específicas que no va a desplazar. De ahí la expresión “, como los indios nos ganó otra vez, como los indios sean liberados.”


No hay duda de que el colectivo “pueblos indígenas” tiene un gran potencial para el cambio. La resistencia histórica de cinco siglos es esperando en silencio. Tan pronto como la aplicación de la territorialidad es ya un desafío para las grandes empresas, al tiempo que cuestiona el traslado, las empresas petroleras más grandes, la minería o la explotación de la biodiversidad en cada punto donde vivir estos grupos ancestrales. Con sólo levantar una parte históricamente de la tierra, que ya constituye un obstáculo a la lógica de las grandes empresas. En efecto, si estas acusaciones son el trabajo de organización política y la coordinación con los problemas” común con otras clases y sectores populares, como se pide en la Declaración de Quito, hemisferio geoestrategia de Washington ya adivinado, de ahí el calificativo “peligroso” para los nuevos escenarios que desafían su hegemonía en los próximos años con los movimientos indígenas más y más. La elección, como siempre, es la represión. Pero la asimilación.


En esa lógica aparecen las “ayudas” que el Banco Mundial y otras organizaciones internacionales ofrecen similares para evitar la consolidación de sujetos colectivos indígenas, al menos como una alternativa real alternativa. El ecuatoriano Pablo Dávalos claramente: “Cuando los indígenas surgió en el 90 se inicia la cooperación para el desarrollo de las organizaciones no gubernamentales de países en desarrollo de la tierra en el corazón del movimiento de solidaridad (…) y las rivalidades se rompe la cooperación se abre, las comunidades con la creación de organizaciones “paraguas” que están comenzando a desarrollar los recursos de la cooperación”.


Folclore puro indios pueden conducir, o el fundamentalismo. Es sin lugar a dudas. Pero negar la especificidad de las luchas de los campesinos indígenas mecánicamente convertir un déficit en la acción política, para transformar la realidad política y situación social. Como siempre, la realidad es mucho más verde que el gris de la teoría.


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ARGENTINA. Madres de Plaza de Mayo. 34 años de lucha y resistencia.

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Por supuesto, en estos 34 años en la calle ya fuimos desterrando la idea de la "Teoría de los Dos Demonios" aunque todavía queda gente que la sostiene como también algunos periodistas. Esto es inadmisible porque entre otras cosas significaría que nuestros desaparecidos deberían aparecer y eso no va a suceder. En estos 34 años el pueblo nos acompañó a veces silenciosamente pero eso lo entendemos por el terrorismo de Estado y sus consecuencias en la sociedad. Nos acompañó el pueblo, nuestra familia, nuestros nietos y eso fue indispensable para nuestra lucha aunque no nos devuelvan nuestros hijos. A nosotros no nos bastan ni los monumentos, ni los actos ni los monolitos, ni los parques, nosotros seguimos extrañándolos. Los desaparecidos no se reemplazan con nadie pero nuestra lucha no hubiera sido posible sin la ayuda y la compañía del pueblo trabajador. De otra manera, no hubiéramos podido llevar el gran dolor que significa la pérdida de un hijo que luchó por un mundo mejor. El gran compromiso que asumimos es el de seguir levantando en alto los ideales por los que ellos lucharon y por los que luchan tantos compañeros todos los días.


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Nora Cortiñas: “Nuestro compromiso es el de levantar los ideales de los que no están y de los que siguen luchando”.
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ARGENTINA. Madres de Plaza de Mayo. 34 años de lucha y resistencia.


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Nora Cortiñas: “Nuestro compromiso es el de levantar los ideales de los que no están y de los que siguen luchando”.


Viernes 29 de abril del 2011.


Inés Farina (ACTA)



Al cumplirse 34 años de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo, la ACTA realizó una entrevista exclusiva con la referente histórica de las Madres de Plaza de Mayo Línea-Fundadora, Nora Cortiñas. Un ejemplo de ética de la resistencia en la larga lucha por la Memoria, Verdad y Justicia.



El 30 de abril se cumplen 34 años del histórico encuentro de catorce Madres en Plaza de Mayo. Catorce firmes y valientes mujeres movilizadas por el intenso amor a sus hijos secuestrados y desaparecidos por el terrorismo de Estado se reúnen para intensificar su búsqueda.



Ese día, 30 de abril de 1977, se origina el mayor movimiento de DDHH en Argentina, el más trascendente a nivel mundial: Madres de Plaza de Mayo.



A continuación, los tramos salientes de la entrevista con Nora Cortiñas:



¿Qué balance hacen de los 34 años de lucha incesante de las Madres?



Aparte de cumplirse los 34 años de la primera ronda de las Madres, en estos días también se cumplieron 34 años de la desaparición de mi hijo Carlos Gustavo, él desapareció el 15 de abril de 1977, se imaginarán que esto también es muy fuerte a nivel personal. Nosotras vemos que en estos últimos años lo que hay es una conciencia política del pueblo que se ha ido despertado. Costó muchísimo, costaron 34 años de las Madres en la calle, lo que sí hay que reconocer es que cada vez estamos más acompañadas y eso para nosotras es indispensable y fue indispensable para mantenernos en la calle y con nuestras rondas. Fueron más de 30 años de aprendizaje del pueblo argentino sobre lo que significan los Derechos Humanos, tenemos que tener en cuenta que en este país hubo dictaduras que se dieron en llamar "Revolución" y por mucho años no se hablaban de los Derechos Humanos como tales.



Nada de "Teoría de los Dos Demonios".



Por supuesto, en estos 34 años en la calle ya fuimos desterrando la idea de la "Teoría de los Dos Demonios" aunque todavía queda gente que la sostiene como también algunos periodistas. Esto es inadmisible porque entre otras cosas significaría que nuestros desaparecidos deberían aparecer y eso no va a suceder. En estos 34 años el pueblo nos acompañó a veces silenciosamente pero eso lo entendemos por el terrorismo de Estado y sus consecuencias en la sociedad. Nos acompañó el pueblo, nuestra familia, nuestros nietos y eso fue indispensable para nuestra lucha aunque no nos devuelvan nuestros hijos. A nosotros no nos bastan ni los monumentos, ni los actos ni los monolitos, ni los parques, nosotros seguimos extrañándolos. Los desaparecidos no se reemplazan con nadie pero nuestra lucha no hubiera sido posible sin la ayuda y la compañía del pueblo trabajador. De otra manera, no hubiéramos podido llevar el gran dolor que significa la pérdida de un hijo que luchó por un mundo mejor. El gran compromiso que asumimos es el de seguir levantando en alto los ideales por los que ellos lucharon y por los que luchan tantos compañeros todos los días.



¿Cómo evalúa los avances respecto a la lucha por memoria, verdad y justicia del movimiento de derechos humanos en Argentina?



Los 34 años de búsqueda y de lucha hizo también que podamos llegar a este 2011 con juicios que van esclareciendo todo lo que nosotros venimos denunciando hace años. Los juicios demuestran un avance concreto aunque también tienen sus fallas en las formas, hay condenas, algunas mejores que otras pero nuestra sensación es que la impunidad se va terminando de a poco. También creemos que hoy por hoy la lucha por la memoria, verdad y justicia también tiene que investigar y esclarecer la desaparición de Julio López, de Luciano Arruga, de Iván Torres y de todos los crímenes que ocurren en democracia. Estos crímenes también son consecuencia de cómo funcionó la impunidad y de la no apertura de los archivos como también revelan la complicidad que persiste en algunos estamentos del Estado.



Seguimos luchando para saber qué pasó con nuestros hijos y nietos pero creemos que la apertura de los archivos es lo que traerá verdadera luz para saber la verdad. En estos 34 años de nuestras rondas cambiaron muchas cosas y también se lograron muchas otras que por supuesto valoramos pero también queremos decir que hay confusión en algunos organismos de derechos humanos. Nosotras como Madres tenemos un Estatuto y una Declaración de Principios que establece la necesidad de no hacer partidismo desde la organización, creemos que eso es perjudicial para el movimiento social de derechos humanos que tanto logró en Argentina, frena actitudes solidarias históricas de los organismos como el de denunciar siempre las injusticias y acompañar la lucha de los trabajadores, los movimientos y al pueblo. Cada madre puede hacer lo que su corazón le dicte y lo que le parezca mas correcto pero como organización es vital sostener la autonomía de cualquier Gobierno.



¿Cuáles piensa que son los principales desafíos de Argentina y el continente respecto a los Derechos Humanos?



Primero, y principal, hay que decir que no queremos más guerras, no queremos más intervenciones y no queremos más invasiones en el mundo. Esas políticas perjudican a los seres humanos en general. En el siglo XXI los pueblos siguen muriendo por decisiones autoritarias de algunos dirigentes. Tenemos que terminar con eso, no podemos permitir que se avance como si nada.



¿Y a nivel de integración latinoamericana?



Respecto a las perspectivas del continente latinoamericano hay que valorar que hubo importantes cambios y podemos comprobar que hubo grandes avances con la hermandad de algunos países y con organismos como UNASUR que nacieron al amparo de estos cambios y que supieron reaccionar ante los intentos de golpes de Estado. Sin embargo, a pesar de toda la fuerza que se hizo desde los movimientos sociales y desde los países que apostaron a UNASUR, hubo un golpe que no se pudo detener. Hoy en Honduras no hay una dictadura pero persiste el terrorismo de Estado, hay víctimas y persecuciones a maestros, periodista, trabajadores y militantes sociales. Estados Unidos pudo imponerse con su ambición y con su decisión de controlar tierras y recursos que no le pertenecen. Hay que estar atentos y hacer que América Latina crezca, se estabilice y que acabe con la miseria y el hambre en todos los países inclusive la que existe en Argentina. De una vez por todas tenemos que lograr que el pueblo tenga trabajo y salario digno, esa es la forma de pelear por una verdadera Justicia Social para todos y todas, sin excluidos. Ese es el país por el que soñaban nuestros hijos y es el país por el que seguimos luchando. Hay que seguir movilizados, esa es la única manera de conquistarlo.


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viernes, 29 de abril de 2011

Las relaciones Internacionales y la nueva etapa del capitalismo. No está en juego el sistema capitalista. El Nuevo Poder Global deChina.

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Estados Unidos mantiene el poder militar, que ostenta desde finalizada la segunda guerra mundial, en el mundo capitalista y a nivel global, después de la caída de la Unión Soviética. Esto le da un especial poder en materia política. Desde las últimas décadas mantiene un fuerte predominio en el área comunicacional, otro elemento relevante de poder. Es la primera economía mundial y mantiene un fuerte poder financiero que deriva de la presencia del dólar como moneda central de intercambio y de reserva, de la fuerza del centro financiero de Nueva York, que pese a la crisis de 2008 no ha sido sustituido por ningún otro centro y al hecho de que en situaciones críticas el mercado financiero centraliza sus demandas sobre títulos emitidos por el gobierno de EEUU.


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Las relaciones internacionales entre las potencias imperialistas, hoy en crisis y recesión, sin salida de solución en el corto plazo. Protegen el sistema capitalista y observan con mucha reserva el nuevo poder económico mundial de la República Popular China.
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Las relaciones Internacionales y la nueva etapa del capitalismo.


“No está en juego el capitalismo, la crisis Europea, el Nuevo Poder de China y la ausencia de “solución en el corto plazo”.


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Por Alberto Couriel.


LR21.com Miércoles 27 de abril del 2011.


Los acontecimientos internacionales, en un mundo globalizado, tienen un enorme peso en la evolución de los distintos países. Los avances tecnológicos son determinantes en las relaciones militares, políticas y económicas. La crisis financiera de 2008 en EEUU repercutió directamente en todo el mundo, por tratarse de la primera economía mundial, con hegemonía financiera, al disponer y decidir sobre el dólar, la moneda de intercambio y de reserva internacional. Los países de América Latina más dependientes de EEUU ­como México y América Central­ vieron afectadas sus relaciones comerciales y perdieron dinamismo económico.


América del Sur estuvo menos afectada, por el aumento de los precios internacionales de sus productos de exportación, derivado del fuerte dinamismo económico y comercial de China y de acciones especulativas en los mercados financieros con títulos vinculados a las principales commodities. Ello facilitó la entrada de capitales a la región, por la baja tasa de interés en el mercado financiero internacional, y de inversión extranjera directa, por la propia valorización de los recursos naturales. En esencia, los acontecimientos internacionales, especialmente en el mundo desarrollado, son relevantes para el resto del mundo. Por eso es indispensable entender las características de las relaciones de poder en el mundo internacional.


Estados Unidos mantiene el poder militar, que ostenta desde finalizada la segunda guerra mundial, en el mundo capitalista y a nivel global, después de la caída de la Unión Soviética. Esto le da un especial poder en materia política. Desde las últimas décadas mantiene un fuerte predominio en el área comunicacional, otro elemento relevante de poder. Es la primera economía mundial y mantiene un fuerte poder financiero que deriva de la presencia del dólar como moneda central de intercambio y de reserva, de la fuerza del centro financiero de Nueva York, que pese a la crisis de 2008 no ha sido sustituido por ningún otro centro y al hecho de que en situaciones críticas el mercado financiero centraliza sus demandas sobre títulos emitidos por el gobierno de EEUU.


En materia comercial es más clara la competencia; durante la década del 70 por los avances de Alemania y Japón y, en la actualidad, por los extraordinarios avances de China, que ya se ubica como la segunda economía mundial. Puede haber declinaciones en estas relaciones de poder, pero EEUU sigue siendo muy fuerte y manteniendo su capacidad de avance tecnológico y de innovación, que le da poder y es uno de los elementos centrales de la continuidad del régimen capitalista, tal como lo expresa el brasileño José Luis Fiori.


La Unión Europea es la que sufre con mayor nitidez pérdidas de poder en el plano militar, político y económico. No tiene objetivos ni prioridades estratégicas comunes, no tiene unidad en la política internacional, como se demostró en la invasión a Irak y tiene una moneda común jaqueada, en la medida en que existen políticas monetarias y cambiarias comunes, pero las más diversas políticas fiscales entre sus miembros componentes.


Hay un claro predominio de Alemania, con la característica de que mientras Kohl quería europeizar Alemania, Merkel aspira a germanizar Europa. Bajo el euro, con predominio de Alemania, se suponía que las crisis de los distintos países podrían ser atendidas por ésta. Pero se resolvió que los países se hagan cargo de sus propias crisis, distinto a lo que hace EEUU con las crisis de sus Estados. En la actualidad Europa sufre una profunda crisis financiera y económica que la enfrenta con profundos ajustes económicos liderados por el Banco Central de Europa con el asesoramiento del FMI.


Quienes estudiamos el accionar del FMI en América Latina conocemos que su objetivo prioritario es atender a los acreedores financieros de las deudas externas de los países de la región. Y posteriormente, enfrentar los procesos inflacionarios con recetas ortodoxas que no siempre se adecúan a las realidades específicas, y, por supuesto, a los desequilibrios de la balanza de pagos. Europa sufre de esta etapa de un capitalismo financiero predominante, donde los grandes bancos privados y fondos de inversión y de pensiones tienen mucha fuerza.


Los bancos privados cobraron muy fuertes rescates con la crisis del 2008, volvieron a obtener grandes ganancias y a pagar sueldos exorbitantes a sus ejecutivos. Los bancos alemanes son los principales acreedores de la deuda externa de Grecia. La apreciación del euro afecta la competitividad de algunos países ­aunque no de Alemania­ que no pueden devaluar e intentan mejorar con fuertes caídas salariales. No aparece muy claro como saldrán de su situación crítica países como Grecia, Irlanda, Portugal y tal vez mañana España e Italia.


Las crisis económicas tienen repercusiones políticas y no se descartan consecuencias sociales. Es la crisis del capitalismo financiero, que no necesariamente vislumbra una caída del régimen capitalista, pero que presenta enormes dificultades de salidas en el corto plazo. Los próximos 5 años van a ser muy difíciles para la Unión Europea y no aparecen medidas claras para enfrentar al propio capitalismo financiero, sino más bien para fortalecerlo y, por lo tanto, la continuidad de la propia crisis.


No está en juego el capitalismo, pero se mantendrán incertidumbres en la medida que lo financiero sea lo predominante en las relaciones económicas. El propio G-20 parecía, en una primera etapa, enfrentar al capitalismo financiero, pero en la actualidad bajo la égida del FMI, seguiremos sufriendo sus consecuencias negativas.


En materia comercial aparece China como nueva potencia, como la segunda economía mundial, el principal exportador de productos manufacturados y con predominio político en el ámbito regional. Con una política internacional cuidadosa de sus relaciones con EEUU y con una elevada reserva internacional en títulos emitidos por los gobiernos de EEUU.


Para América Latina las proyecciones económicas y comerciales de China son muy relevantes, en la medida que es el principal comprador de Brasil y de Chile, que el 10% de crecimiento de su economía asegura un aumento del 4% en la región. Pero también presenta las dificultades de que compran recursos naturales y venden productos manufacturados, generando una nueva versión de las antiguas relaciones Centro-Periferia que caracterizaron históricamente a América Latina. El BRICS (Brasil, China, India, Rusia y Sud África) pasará a tener relevancia en las futuras relaciones internacionales de poder.


Mientras tanto, las potencias occidentales (especialmente EEUU, Inglaterra y Francia) deciden bombardear Libia por razones humanitarias, asesinando a ciudadanos civiles indefensos. Los antiguos presidentes aliados se volvieron dictadores, que siempre fueron, y son atacados para defender los intereses petroleros de las grandes compañías de las grandes potencias, y enfrentar los peligros del islamismo, surgidos después de los atentados del 11 de setiembre de 2001.


Surgen incertidumbres sobre los futuros gobiernos donde existen revueltas árabes. No sabemos cuánto jugará lo religioso, si habrá democracia, como jugarán las luchas tribales, cuán importante será el rol que seguirán jugando las redes sociales, que aprovechan los avances tecnológicos de la información. Es factible que las relaciones de poder internacional sigan definiendo el futuro de dicha región.


* Senador por la 609-FA, economista.


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jueves, 28 de abril de 2011

Un Comentario sobre la vigencia del marxismo y de la propiedad social.

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La ideología de la Revolución Cubana no es un resultado acabado, se enriquece y transforma al calor del propio proceso de desarrollo social, y es deber de sus portadores preservarla de derrotas. En su vínculo indisoluble con el proceso social cubano, a la ideología de la Revolución Cubana le es inherente el constante enriquecimiento y transformación, el desarrollo. Al proceso de creación de ideas y valores ideológicos, al desarrollo de la ideología del proceso revolucionario cubano contribuyen no solo los ideólogos, los cuadros, militantes, científicos, trabajadores de la esfera espiritual, sino también la opinión pública, las masas, los individuos, los grupos sociales. Como dijimos, esta puede verse como resultado y como proceso. En tanto instrumento de transformación consciente de la sociedad, la ideología de la Revolución Cubana desempeña un papel decisivo en la correcta solución de los problemas sociales, orienta sus acciones ante la realidad cambiante. En el proceso de afrontar con soluciones nuevas los nuevos problemas es donde se enriquece y desarrolla la propia ideología. Otra característica es la complejidad creciente de la actividad ideológica consciente. Está condicionada por el desarrollo científico-técnico, el desarrollo cultural general, e ideológico, en particular de las masas, por complejidades específicas de cada etapa y coyuntura, y por el desarrollo de los métodos y medios de la actividad ideológica. Su valoración acerca de que ello es un sueño que produce monstruos: la ideología haciendo las veces de programa infalible de gobierno.“ es cuando menos difícil de entender. Espero, sí, que su escrito sirva para invitar a la lectura de mi libro, que ciertamente hoy escribiría de otro modo en más de un aspecto, pero sin renunciar al papel de la ideología de la revolución cubana, a sus valores, sus principios, sus ideales y su ética, como instrumento decisivo en la orientación del proceso revolucionario cubano y no estrecha y forzadamente „haciendo las veces de programa infalible de gobierno“.


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Un Comentario sobre la vigencia del marxismo y de la propiedad social.


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Lunes 28 de marzo del 2011.


Darío L. Machado Rodríguez. ( ARGENPRESS.info).



El proceso político de transformación socialista abarca no solo el ámbito de la economía, sino también el de la ética, el derecho, la organización, la cultura. Si el capitalismo es el predominio del egoísmo, el socialismo es el predominio de la solidaridad, si el capitalismo es el predominio de la explotación, el socialismo lo es de la justicia, si el capitalismo es el predominio de la competencia, el socialismo lo es de la colaboración, si el capitalismo es el predominio de la irracionalidad, el consumismo y el lujo, el socialismo lo es de la racionalidad, el consumo saludable y el bienestar general, si el capitalismo es el predominio del mercado, en el socialismo debe predominar el plan, si el capitalismo es el predominio de la propiedad privada, el socialismo es el predominio de la propiedad social.

Los dos componentes del título de este artículo están estrechamente vinculados por la finalidad práctica del pensamiento de Carlos Marx, revelada en síntesis en la trascendente tesis 11 sobre Feuerbach, en la que alude a la transformación entendida como práctica, como actividad que incluye el pensamiento abstracto y la teoría y no como un “hacer” desprendido de la racionalidad.



En efecto, hablar de marxismo es hablar de la superación del modo de producción capitalista, es hablar de revolución, de cambio y no solo de crítica del capitalismo real. Por ello, hablar de marxismo con un sentido práctico es también encarar el reto de superar la propiedad privada y la cultura mercantil capitalista que ésta genera. Creo que es obligado reconocer que si bien la preocupación acerca del marxismo o de los marxismos posteriores a Marx no es nueva, sí adquirió mucha mayor notoriedad después del derrumbe del sistema socialista de Europa del Este y de la confusión que cundió en todo el mundo progresista.



Comparto la idea de los que piensan que el fracaso del experimento socialista eurooriental nacido con la revolución de Octubre de 1917, no fue solo un fracaso “de los soviéticos” ni “del campo socialista”: fue, esencial e históricamente hablando, un fracaso de toda la humanidad; fracasó aquel socialismo como componente de la realidad mundial nacida de aquella revolución primigenia y fue particularmente un fracaso mayor para la izquierda consciente y radicalmente anticapitalista. Eso explica en parte por qué muchos los asumimos con sus defectos y vimos en el antisovietismo una posición contrarrevolucionaria y también por qué –aun reconociendo sus deficiencias, errores, insuficiencias y excesos- no nos sentimos reivindicados con el fracaso de la URSS, sino debilitados. Pero si bien la vida ha comprobado con creces que no estamos “mejor” ahora, también ha sacado a la superficie de modo dramático el costo social y político de los errores y, simultáneamente, que ese fracaso no lo fue del “marxismo” y menos aún “de la obra de Marx”, aunque lógicamente al analizarlo nos remitimos inevitablemente al pensamiento fundador y su producción posterior.



Ahora bien, ¿por qué nos interesa debatir sobre el marxismo, cuando estamos en medio de tanta incertidumbre y crisis en el planeta? Creo, en primer lugar, que es por la convicción de que el marxismo tiene todavía mucho por hacer en este mundo porque sigue sirviendo a los propósitos de la política revolucionaria, la de hoy, la de un mundo cambiado y cambiante.



Un primer asunto es precisamente éste: el marxismo posterior a Marx sólo puede tomar su marxismo, el de Marx, en relación con un mundo cambiado y cambiante, pero no escogiendo pedazos de este que consideremos “buenos” porque en tal caso no podríamos hablar de “marxismo” sino de interpretaciones parciales y descontextualizadas de un pensamiento, una de cuyas principales virtudes, si no la principal, es su integralidad. El otro aspecto es tener en cuenta el carácter abierto de este sistema filosófico, por lo que un abordaje que imponga límites, terminaría inevitablemente en posiciones dogmáticas que acabarían necesitando un marxismómetro que revelase cuánto marxismo hay en un pensamiento, en un enfoque, en un ensayo, etc. y claro está se necesitarían los especialistas en marxismometría para hacer las mediciones y otorgar calificaciones.



La esencia holística del marxismo es el fundamento de su principal fortaleza teórica, es intrínsecamente multi, trans e interdisciplinaria, exige ver la sociedad desde las perspectivas económica, política, jurídica, cultural, ética, estética, antropológica, etc., integralidad que no siempre ha sido asumida por el sujeto de la construcción socialista con el rigor que imprimió Marx a su estudio de la historia, a su crítica del capitalismo, a su perspectiva del socialismo, lo que ha traído importantes desfases en la vida cotidiana resultantes de la falta de articulación práctica de las actividades socioeconómica, organizativa, jurídica normativa e ideológica política; precisamente al análisis de este particular hemos dedicado buena parte de los esfuerzos para estudiar los problemas de la transición socialista .



El marxismo posterior a Marx, si lo consideramos como sistema integral, puede enfocársele desde su característica de ser cosmovisión, teoría de la historia, el ser guía para pensar una sociedad histórica y culturalmente definida, una región, o una actividad humana, por ejemplo: la Economía, el Derecho, la Ética, y verse también como ideología. Todos estos enfoques, claro está, están interrelacionados.



El marxismo, en tanto expresión teórica, totalizadora, es ciencia y como tal está necesitada de incorporar constantemente los nuevos datos de la realidad, de mantener su carácter abierto, de autocrítica y superación ante los nuevos conocimientos, incluyendo aquellos que pueden determinar cambios en su epistemología. La complejidad que hoy se reconoce en la relación sujeto – objeto, que a mi modo de ver se exagera en ocasiones hasta el extremo de diluirse uno en otro caotizando al conocimiento, impone, sin embargo, un reto para la epistemología que no puede ser obviado.



El marxismo como ideología exige una visión integral de la realidad social y convoca a una actitud revolucionaria desde una perspectiva de regularidad que parte de considerar la finitud inevitable del sistema socioeconómico capitalista y del modo capitalista de vida como un resultado natural de la evolución de la historia. Aquí se nos presenta una disyuntiva. No habría Carlos Marx sin Hegel. La modernidad que se levantó sobre las bases del modo capitalista de vida construyó su subjetividad, generó sus filósofos, la filosofía clásica alemana no cerró con Feuerbach, cerró con Marx. Marx, al pensar la crítica del capitalismo estaba criticando también a la modernidad de entonces, a su modernidad, y al postular como inevitable el postcapitalismo en forma de socialismo, también estaba postulando una nueva modernidad o, si se quiere, una postmodernidad, obviamente de signo y contenido muy diferente a la ya pasada moda “postmoderna” y dado su fundamento filosófico hegeliano, ese cambio era visto en una dialéctica de la negación que para nada evocaba una etapa desprendida de la sociedad anterior, sino, como recordara en su Crítica al Programa de Gotha, “con las manchas del parto”.



La ideología marxista es un sistema de principios, teorías, ideas y valores construido sobre la base del convencimiento y prueba del carácter finito del modo de producción y de vida del capitalismo. Por esta razón –en rigor- no toda ideología anticapitalista es necesariamente una ideología marxista tal como Marx vio la historia, pero sí en muchísimos puntos de contacto, no solo por este particular, sino por muchos otros, porque una ideología política revolucionaria es siempre un sistema vivo de ideas, valores, códigos, convicciones, actitudes, y el marxismo en tanto ideología, solo puede existir realmente en una sociedad concreta, histórica y culturalmente definida, solo puede existir, para decirlo con palabras de Isabel Rauber, mestizado, de lo contrario estaríamos ante una pura abstracción de escaso sentido práctico y la ideología, como enseña Fidel, es conciencia y actitud de lucha.



Las preocupaciones e incertidumbre que muchos asumen respecto del futuro de la humanidad llevan a estas personas que rechazan al capitalismo como sistema, que sufren y reflejan sus contradicciones, a luchar contra este, aun sin el convencimiento de que necesariamente está condenado a desaparecer. Pero en tanto postura anticapitalista, esta posición va al encuentro del marxismo y construye sus sentidos con fundamentos muchas veces coincidentes con este, pero se detienen en el concepto de la desaparición ineluctable del sistema, como necesidad histórica, como regularidad.



Lo anterior nos lleva a otra pregunta bien diferente: ¿qué tan importante es para la práctica que las personas reconozcan como cierta tal regularidad? Cabe pensar incluso que no esperar que el devenir histórico determine el cambio implica asumir mayor responsabilidad por parte de ese sujeto anticapitalista, que, por así decirlo, “se queda solo” sin la ayuda del demiurgo de la necesidad histórica y por ello está probablemente en mejor capacidad de prepararse para las incertidumbres, para pensar y reaccionar ante lo casual, y asumir nuevas actitudes prácticas, algo que –dicho sea una vez más- no tiene por qué no ser también una actitud positiva de quienes sí reconocen esa regularidad.

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Ni Marx ni Engels tuvieron posibilidad de participar de una práctica de construcción socialista, no pudieron, por tanto, continuar su labor teórica alrededor de tal experiencia. Su legado se circunscribe al desarrollo de la concepción materialista de la historia, el estudio a fondo del capitalismo, el descubrimiento de sus contradicciones, de las lógicas internas que generan las potencialidades para su necesaria superación, pero no tenían ni podían tener idea de cómo en un país subdesarrollado y bloqueado como Cuba, por ejemplo, podía organizarse la producción y alcanzarse la eficiencia. Siendo como eran, científicos, se alejaban de la especulación. Solo llegaron a plantear algunos criterios acerca de cómo podría ser la distribución. Lenin participó en los primeros intentos de organizar el funcionamiento socioeconómico del socialismo en la antigua URSS, con las conocidas etapas de comunismo de guerra y la NEP , pero vivió poco tiempo después de iniciado este proceso, nos legó su análisis del imperialismo e importantes trabajos acerca de la NEP, pero tampoco él tuvo una práctica dilatada, suficiente, como para sistematizar y generalizar algunas experiencias.



Si reconocemos que el marxismo hay que verlo en relación con un mundo cambiante y cambiado, a la pregunta ¿cuál marxismo? hay que anteponerle la pregunta ¿cuál realidad?, ¿qué ha cambiado en el mundo? No podemos aquí pretender el imposible de señalar siquiera todos los cambios fundamentales, sino asomarnos al problema. Muchos entonces nos hacemos preguntas como estas: ¿Cuál y cómo es hoy el sujeto del cambio revolucionario?, ¿Cómo se construye el poder del cambio?, ¿Cómo se expresa hoy la relación economía–sociedad?, ¿Cómo ver hoy el determinismo económico “en última instancia”?



Acerca del papel del marxismo



El marxismo tiene que dar cuenta hoy de las transformaciones que han ocurrido y siguen ocurriendo en el mundo en lo tocante a la estructura socioclasista. La contradicción capital–trabajo, obviamente vigente, se interpretó muchas veces de modo reduccionista, colocando en el polo capital a la burguesía y en el polo trabajo al obrero, la visión mecanicista de esta oposición, llevó incluso a definir como esencialmente “bueno” al obrero y esencialmente malo al “burgués”, recordemos de nuestra práctica las planillas con la pregunta: “origen social”.



El desarrollo del capitalismo ha producido también cambios en los trabajadores, los cambios han llegado al enfrentamiento de los obreros que pelean entre sí por mantener el trabajo, la competencia ha calado hasta la médula a toda la sociedad, no es que sea un fenómeno nuevo en la historia, los trabajadores mejor remunerados hace años se distancian de su clase y también se han puesto entre ellos zancadillas, pero el capitalismo tardío ha empleado, y hábilmente, además de sus armas económicas, las extraeconómicas, las armas de la ideología y ha terminado culpando al individuo de las miserias del sistema y con muchos individuos aceptando las culpas y reconociéndose “incapaces” y “perdedores”.



Mientras, han surgido nuevos actores sociales no necesariamente directamente vinculados -como tales actores- a la función económica del capital, al metabolismo económico, a la producción de bienes y servicios bajo la explotación capitalista, pero sí indirectamente y sufriendo las contradicciones del sistema en su etapa de perversión y sus disímiles vías de parasitar en la sociedad, y le han nacido al capitalismo tardío nuevos enterradores cuyas vías de participación y empoderamiento ya no vienen del modo decimonónico ni como fue en el pasado siglo. No puede decirse que los obreros serán los enterradores, que son los únicos que no tienen nada que perder sino sus cadenas, o que son los encargados por el devenir de ocuparse de acabar con el capitalismo una vez que se apropian de la ciencia del cambio. De igual manera es fundamental la recuperación y relanzamiento de la experiencia y las tradiciones de lucha de los trabajadores. Todo ello introduce muchísimas interrogantes y desafíos acerca de la función de las organizaciones políticas, los modos de articulación, las formas de lucha, las vías de empoderamiento, etc.



Lo anterior conduce a otra reflexión acerca de cómo considerar la construcción del poder para el cambio. Este ya no puede verse sólo como atributo básico “de una clase con sus aliados”. En las nuevas circunstancias históricas no pierde centralidad el trabajo como polo opuesto e imprescindible del capital, pero sin perderse o diluirse el concepto de clase en el presente la centralidad se agranda y el capital que fue otrora el trasfondo y fundamento económico de un modo de vida y de un cambio progresista, aparece hoy como un gigantesco cuerpo parasitario que se relaciona de modo dañino con la humanidad y con la naturaleza. En consecuencia, el desarrollo hoy del marxismo plantea a la izquierda el estudio, seguimiento, elucidación de las nuevas formas de construcción y ejercicio del poder para el cambio, desarrollo y consolidación de un nuevo modo de vida.



Lo dicho nos lleva de la mano a rever el tema recurrente del determinismo económico. El determinismo económico de Marx se inscribía en la lógica del desarrollo de las fuerzas productivas, ellas eran las generadoras del cambio inevitable, pero ese ángulo hay que verlo detenidamente, porque la influencia de los procesos económicos en la vida social tiene características específicas y regulares, independientemente del grado y nivel de su desarrollo. No albergamos dudas al afirmar que cuando hay crisis en la actividad económica, esta se refleja en la sociedad en su conjunto con fuerza que determina direcciones de la historia, tampoco dudamos de la estrecha en insoluble relación de los procesos económicos con los procesos sociales en general y nos dirigimos a estudiar los eslabones mediadores cuando queremos elucidarla, pero también debemos plantearnos ante los nuevos problemas que se presentan hoy.



¿Qué corresponde al marxismo como ideología política, como guía para la acción superadora del capitalismo, como ciencia del cambio? ¿Debemos, para decirlo en buen cubano, “seguir la rima”, enfocar la sociedad que queremos construir sobre la base de competir con capitalismo para “producir más” y “consumir más” porque de lo contrario no lo derrotaríamos, o debemos plantearnos una crítica profunda y específica en cada sociedad de la producción y el consumo que heredamos del capitalismo y forjar un modo de vida, una cultura, auténticamente nuevas, superiores? Digo esto, sin dejar de tener en cuenta las deudas de consumo básico elementales que se heredan con el subdesarrollo o con las injusticias y desigualdades del capitalismo en los propios países desarrollados y que el emprendimiento por una nueva sociedad no puede soslayar.



Uno de los temas más importantes, en los que en la experiencia socialista mundial ha olvidado la integralidad del pensamiento de Carlos Marx es el referido a las formas de organizar la propiedad social. Ha quedado suficientemente claro que el capitalismo no es “el fin de la historia”, ahora bien, si no es superado por algo –y valga la redundancia- “superior”, acabará con la historia, que no es lo mismo, pero como dijo el poeta, es igual.



En consecuencia, el socialismo está hoy más que nunca a la orden del día. También ha quedado claro que no habrá una única forma de existencia del socialismo, sino tantas como condicionen las diferentes sociedades que emprendan tal camino de transformación de la sociedad.



El proceso político de transformación socialista abarca no solo el ámbito de la economía, sino también el de la ética, el derecho, la organización, la cultura. Si el capitalismo es el predominio del egoísmo, el socialismo es el predominio de la solidaridad, si el capitalismo es el predominio de la explotación, el socialismo lo es de la justicia, si el capitalismo es el predominio de la competencia, el socialismo lo es de la colaboración, si el capitalismo es el predominio de la irracionalidad, el consumismo y el lujo, el socialismo lo es de la racionalidad, el consumo saludable y el bienestar general, si el capitalismo es el predominio del mercado, en el socialismo debe predominar el plan, si el capitalismo es el predominio de la propiedad privada, el socialismo es el predominio de la propiedad social.



Cuando una sociedad ha acumulado suficiente fuerza, organización e inteligencia y emprende el camino socialista desde el predominio de la propiedad privada, podrá avanzar progresivamente en su socialización. Donde ya –como es en la realidad cubana- predomina la propiedad social y hay casi medio siglo de hábitos y experiencias acumulados en su organización, administración y funcionamiento, estoy convencido que lo sensato no es retroceder privatizando masivamente la pequeña y mediana empresa bajo el supuesto de que es el único modo de asegurar el estímulo a la tan necesaria eficiencia.



Pensar así, sería dejar de lado la integralidad que caracteriza al marxismo. Téngase en cuenta que siendo Cuba un país subdesarrollado, la pequeña y mediana empresa abarcan una parte importante del contingente de trabajadores que asegura la producción nacional. Pasar esa propiedad a manos privadas, además de plantear un complejo dilema ético, jurídico y político generado por las preguntas: ¿a manos de quién van a pasar? ¿Por qué? ¿cómo quedarían después de eso las políticas sociales?, etc.; significaría, en el hipotético caso de que así fuere, que cientos de miles de trabajadores y sus familias pasarían, por decisión de la propia voluntad socialista, al bando del mercado, el individualismo y la competencia mercantil, recreándose el motor reproductor de valores capitalistas y la base socioeconómica de rearticulación de una ideología capitalista dependiente, superada en lo fundamental por el proceso revolucionario de 1959. Es una falacia pensar que el problema tiene solución estratégica en los impuestos que controlarían esa propiedad privada.



Pero la única forma de existir la propiedad social en el socialismo, no es la de su administración estatal, verticalista y centralizada, y el hecho de aceptarla como fundamento de la construcción económica socialista no significa que con ello deja de existir automáticamente la ley del valor. No solo porque esta predomina en el mundo real y obliga a una sociedad subdesarrollada y de economía abierta, necesitada del comercio internacional a subordinar su metabolismo socioeconómico en buena medida a esa ley, sino –y en mi criterio básicamente- porque en la propia sociedad cubana, luego de medio siglo de transformaciones socialistas no ha sido eliminada –ni lo podrá ser por largo tiempo- la psicología de intercambio de equivalentes que han generado en la especie humana siglos y milenios de práctica mercantil.



También es fundamental -en mi criterio- tener en cuenta que la economía cubana no tiene otro modo de procurar la eficiencia si no asume conscientemente la necesidad de ser una economía mixta, en la que predomine la propiedad social, pero en la que se conjuguen diferentes tipos y formas de propiedad: privada, mixta, cooperativa, la propiedad social administrada por el Estado o con la modalidad de asociación, etc. y articular toda su armazón social económica, jurídica, política, ideológica, ética, sobre la base de esta realidad.



La existencia de la propiedad privada puede asumirse excepcionalmente también en empresas grandes o medianas y pautarse por un tiempo determinado siempre según la conveniencia social y ser más amplia en la pequeña propiedad (como lo es hoy la de la tierra de los pequeños agricultores o la de los cuentapropistas).



En resumen, entre los conceptos vigentes del pensamiento de Marx está el de la superación de la propiedad privada (sobre lo cual Engels en “Principios del comunismo” afirmó que sería un proceso gradual) como base de la superación del capitalismo por el socialismo. Pero la propiedad social en el socialismo no será eficiente si no adopta las formas que pauta la realidad social, si no se organiza de manera tal que los colectivos laborales estén adecuadamente estimulados material y moralmente para trabajar con eficiencia y eficacia, para generar iniciativas, para propiciar la creatividad. Ello requiere una diversidad de formas de organización del trabajo y los salarios que ponga en manos de los colectivos muchas funciones que hoy están en estructuras que no se relacionan directamente con los procesos productivos y que, por tanto, no pueden tener la necesaria sensibilidad para adoptar las mejores decisiones.



Cada forma organizativa, empresa, unidad de producción, de servicios, etc. si es eficiente estará organizada de manera específica, diferente en la medida correspondiente de todas las demás incluso de aquellas que hacen una producción similar de bienes o de servicios; de forma adecuada a su tecnología, vías de realización comercial de la producción, condiciones socioeconómicas y geográficas en la que están sus instalaciones y se realiza su trabajo, etc.



El socialismo es un proyecto consciente de transformación de la realidad en el que corresponde tener participación a la sociedad en su conjunto, algo impensable sin un sistema de ideas compartido básicamente por la mayorías, que sustente la conjugación de los esfuerzos sociales en dirección a dejar atrás el modo capitalista de producción y de vida y forjar uno nuevo, superior, sistema de ideas, ideología, cuyas líneas maestras constituyan la orientación fundamental de los cambios. La ideología de la transformación revolucionaria de la sociedad cubana se nutre de las experiencias de su construcción, de los aportes de la sociedad en su conjunto, de los avances en la economía política y de la teoría general del socialismo en Cuba, cuya tarea principal será entonces la de contribuir a la estructuración sistémica del metabolismo socioeconómico de la sociedad en transición socialista, enigma cuyas respuestas no encontraremos en los clásicos.


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Darío L. Machado Rodríguez es licenciado en Ciencias Políticas, Dr. En Ciencias Filosóficas, miembro del Consejo Editorial de la Revista Cuba Socialista.


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