lunes, 8 de agosto de 2011

Chile: Crisis de gobernabilidad. Insurgencia del Nuevo Poder Local: La nueva Sociedad Civil.

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Definitivamente el viejo andamiaje social, político e institucional en América Latina, fortaleza institucional de la gobernabilidad, como estabilidad política, como sistemas de pactos, alianzas, negociaciones, políticas públicas de seguridad, compromiso, garantía de paz, concertación y convivencia política de los “viejos actores políticos” – Congreso, Ejecutivo, Ministerios, etc, es severa y profundamente cuestionado, el nivel de confianza social e institucional, es muy insignificante, y en realidad hoy camina por el propio pavimento que construyó la dictadura en los caminos, avenidas, hoy se encuentra en su crisis final.


No solamente por no responder, no generar propuestas y alternativas viables, seguras, oportunas y democráticas, sino que en lo principal la actual institucionalidad que fue construida y levantada sobre las raíces, bases y estructuras que construyó la dictadura. Los movimientos políticos de los 80’ y los 90’ no tuvieron la capacidad, fortaleza y representatividad para proponer grandes cambios estructurales institucionales, por no contar con fuertes liderazgos con capacidad de generar confianza política y menos aún ser ellos los propios conductores y responsables de un proceso histórico-político que exigía romper con los vestigios de la dictadura.


La manifiesta debilidad, arreglos, pactos, negociaciones, falsas concertaciones en el proceso de transición política de la dictadura hacia la democracia, hoy está cobrando la factura social y política en la inestabilidad del actual sistema democrático, signos manifiestos de anomia social y política, que sumado a ello la crisis de los partidos políticos, la política y la crisis total de los políticos, en un escenario de continua y profunda crisis de las ideologías, todos conjuntamente manifiestan signos de poca fortaleza, falta de capacidad y visión de futuro institucional. La articulación y convivencia en el tiempo político de todos estos elementos generan que la “vieja” gobernabilidad está enferma, se encuentra en la sala de cuidados intensivos, simplemente porque no tiene la claridad y visualización política para presentar soluciones en Democracia, instrumentos políticos que consoliden el estado de derecho, finalmente es insignificante el nivel de legitimidad que hoy tiene desde la Opinión Pública.


Este modelo “tradicional” de fundamentación y sostenibilidad de la Gobernabilidad está en proceso de muerte segura. Hoy la juventud con sus movilizaciones, los sindicatos con sus huelgas y paros, movilización de los desempleados, sub-empleados, profesionales cesantes, migrantes, en las ciudades; los campesinos, agricultores, ganaderos, pastores y ciudadanos de las regiones andinas – comunidades históricas y los indígenas de los pueblos originarios de la Amazonía son los grandes protagonistas y actores directos, de la forja y construcción desde el Poder Local emergente – la nueva sociedad civil – de las bases de una nueva institucionalidad de la Gobernabilidad Democrática. Si hay crisis hoy de la gobernabilidad – hay desconfianza generalizada en el modelo político, la democracia liberal representativa – pero dentro de lo viejo, tradicional, antiguo que está en crisis terminal, va naciendo algo nuevo, diferente y superior. La Nueva Gobernabilidad Democrática, que responde así, a las exigencias, necesidades, tareas y compromisos de una sociedad múltiple, compleja y multipolarizada propia del nuevo milenio.


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Realidad y proceso dialéctico: crisis terminal de las viejas estructuras y fortalezas de la gobernabilidad y proceso de construcción sobre las bases del nuevo Poder Local emergente de la "nueva" Gobernabilidad democrática.
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CHILE: Crisis de Gobernabilidad.


Insurgencia del Nuevo Poder Local. La Nueva Sociedad Civil.


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Bolpress. Lunes 8 de agosto del 2011.


Álvaro Cuadra.


La más reciente manifestación estudiantil ha mostrado síntomas inquietantes. La extrema virulencia de las fuerzas policiales está dando cuenta de una incapacidad política de las actuales autoridades para responder a las demandas ciudadanas. La sociedad chilena ha entrado en una estado de efervescencia democrática tal que no admite el uso del expediente represivo como en tiempos de la dictadura militar.


Si sumamos a lo anterior un evidente malestar de amplios sectores de trabajadores convocados a un Paro Nacional por la Central Única de Trabajadores CUT, para las próximas semanas y la baja catastrófica en las encuestas en los políticos de gobierno y oposición, incluido – por cierto – el primer mandatario, se puede colegir la gravedad de la crisis que vive el país. El conjunto de síntomas que comienzan a manifestarse pone en evidencia el agotamiento del “modelo chileno”, basado en la Constitución política hecha a la medida de una Junta Militar. En el actual marco jurídico y político las demandas ciudadanas reclamadas con vehemencia en las calles por miles de chilenos no encuentra una solución aceptable.


El descrédito de la institucionalidad política vigente – que incluye a los partidos opositores y oficialistas – impide que las movilizaciones sociales encuentren un espacio legítimo para encausar las demandas. En la hora actual, el gobierno derechista del señor Piñera, el mismo que hizo del “cambio” su bandera electoral y que una vez en La Moneda se niega a cumplir sus promesas de candidato, se está aproximando de manera temeraria como insensata a “una crisis de gobernabilidad”. Todo indica que las protestas ciudadanas están muy lejos de aminorar su intensidad, profundizando más la brecha entre un vetusto andamiaje político y los procesos sociales emergentes. Al revisar la historia, advertimos que este tipo de situaciones conduce a periodos de anarquía y a soluciones de corte populista.


La más mínima sensatez está indicando la necesidad de un cambio democrático profundo en nuestro país. Se requiere dejar atrás todo vestigio dictatorial. En pocas palabras, un nuevo orden político, una nueva Constitución sancionada por la soberanía popular donde los temas como legislación laboral y tributaria, gasto público en educación, salud y previsión social, derechos de las minorías étnicas y sexuales no pueden estar ausentes. La historia enseña que la derecha es, por definición, enemiga de todo cambio que comprometa su riqueza y sus privilegios. La represión callejera que se ha escenificado por estos días, en nuestra principales ciudades, nos trae a la memoria los límites a los que son capaces de llegar quienes, cubiertos con piel de cordero, gobiernan hoy en nuestro país.


· Investigador y Docente es Álvaro Cuadra, de la Escuela Latinoamericana de Post-grados. ELAP. Universidad ARCIS.

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