jueves, 3 de marzo de 2011

La globalización del crimen y los tribunales especializados. Las pandillas y las organizaciones criminales.

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Una parte importante de los conocimientos que la mayoría de la gente tiene sobre el crimen organizado se sustenta en representaciones sociales cimentadas por dos grandes vías de conocimiento: los medios de comunicación y el denominado “género negro” de la literatura y el cine. Los medios de comunicación nos transmiten generalmente noticias sobre exitosas operaciones policiales, detenciones, decomisos grandes cantidades de droga… también sentencias condenatorias. Por su parte, la literatura y el cine policíacos generan, con frecuencia, una imagen idealizada o épica de estos peligrosos criminales, hasta el punto de que producen muchas películas que los ensalzan. Parece que la sociedad está derrotando a las grandes organizaciones criminales. Pero la realidad parece ser más bien otra… Los inmensos beneficios generados por el tráfico de droga y su posterior blanqueo les han permitido construir imperios que combinan economías lícitas e ilícitas cuyos capitales superan el producto Interior Bruto de muchos países. Disponen de ingentes sumas de dinero para corromper cualquier obstáculo o adquirir sofisticadas herramientas tecnológicas. Además, la naturaleza transnacional de sus operaciones criminales, que se originan en un país, cruzan varios y desembocan en otro, con infractores de distintas nacionalidades, dificultan el trabajo de los jueces, fiscales y policías, con jurisdicción nacional. Para afrontar esta amenaza es preciso encontrar fórmulas de colaboración internacional y acabar con la impunidad que estas organizaciones encuentran en diversos Estados corruptos que se benefician de este tipo de criminalidad a la que amparan: narcoestados, el crimen organizado al asalto del Estado, paraísos fiscales…
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La globalización del crimen y los tribunales especializados.

Las pandillas y las organizaciones criminales.


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Carlos Ponce*.

El Salvador.com Martes 1 de marzo del 2011.

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Las pandillas y las organizaciones criminales foráneas dedicadas al tráfico de drogas ilícitas, son dos de las principales temáticas a las que el gabinete de seguridad necesita prestar extrema atención, ya que, individual o conjuntamente, constituyen una grave, real e inminente amenaza para la credibilidad, integridad y fortaleza de las instituciones que componen el aparato de seguridad gubernamental. Las consecuencias derivadas del tratamiento inadecuado de estos tópicos son diversas, produciendo impactos que varían en función de su magnitud y secuencia de desarrollo.

Ambos problemas implican un componente transnacional muy peligroso, reflejado en la gran capacidad que han demostrado las pandillas y las estructuras del narcotráfico para expandir sus operaciones a distintos países. Sin embargo, las motivaciones detrás de la ampliación de sus actividades criminales son propiciadas por diferentes factores. Las organizaciones que comercializan drogas se expanden en busca de afianzar su control e influencia en diferentes naciones, en consecuencia facilitando y asegurando el tránsito ininterrumpido de sus cargamentos, el acceso directo a las fuentes de producción y la distribución más rentable en los mercados que identifican.

Informes de inteligencia, por ejemplo, señalan que el cartel de Sinaloa, que actualmente se estima controla el 45% del negocio ilícito de drogas en México, tiene presencia operativa en Europa y África occidental. La relativamente reciente captura de Julio Peña Soberanis en Colombia, por otro lado, reveló un peligroso nexo entre el cartel Beltrán Leyva del país azteca y estructuras del tráfico de droga dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El último documento de Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas del Centro Nacional de Inteligencia Antinarcóticos de Estados Unidos además señala que las estructuras mexicanas que contrabandean estupefacientes, están presentes en una abrumadora cantidad de ciudades de la nación norteamericana, controlando parte de la distribución de su mercancía en el mercado más grande del mundo. Las autoridades centroamericanas también reportan presencia en países vecinos (incluyendo a El Salvador), relacionándola principalmente con el control de rutas de trasiego.
La expansión internacional de las pandillas, por otro lado, parece no ser de naturaleza instrumental, sino el resultado colateral de la migración de pandilleros activos, propiciada por diferentes circunstancias, en su mayoría ajenas a la agenda pandillera. En El Salvador los miembros de pandillas van y vienen de Estados Unidos, como reveló la reciente captura de Henry Chávez, pandillero estadounidense de la clica Fulton Locos Salvatrucha de la MS-13, quien presuntamente ingresó al país en 2010 por un punto ciego, huyendo de una orden de captura girada por las autoridades del condado de Montgomery, Maryland. Los pandilleros nacionales, por otro lado, migran a Estados Unidos, muchas veces después de haber sido deportados por dicho país y por motivos personales, no persiguiendo objetivos de su agrupación.

Muchos criminólogos utilizan el término "globalización del crimen" para referirse a la transnacionalidad hacia la que progresivamente está evolucionando la delincuencia. Por lo que es muy apropiado el discurso público del Ejecutivo de buscar un abordaje multinacional de la criminalidad. No obstante, resulta preocupante escuchar que algunos magistrados de la Corte Suprema de Justicia estén proponiendo eliminar los tribunales especializados en El Salvador, considerando que estos juzgados dan un tratamiento particular a la delincuencia organizada y han producido excelentes resultados hasta la fecha, en consonancia con tribunales antimafia que han contribuido a controlar las organizaciones criminales en otras latitudes. Es necesario que todas las autoridades del sistema de justicia penal protesten enérgicamente contra esta intención, de lo contrario El Salvador se convertirá en el eslabón más débil de todos los países de la región y, en consecuencia, el centro de operaciones preferido por los delincuentes organizados.

*Máster en Criminología y Ciencias Policíacas.

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