jueves, 6 de mayo de 2010

Globalización Mundial de los Ricos. La Globalización de las Soluciones.

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Desde luego, la sociedad en que vivimos hoy, es una sociedad muy enferma, no solamente producto de la triple crisis global y multidimensional, sino también del proceso continuo como se va debilitando políticamente el sistema democrático, hasta hoy hegemónico, autoritario, vertical, elitizado y dominante. Cada vez ante el fracaso de la políticas públicas mundiales, continentales, nacionales, regionales o locales va asomándose con mayor fuerza la ANOMIA como crisis, desorden, inseguridad política, violencia y descomposición institucional del sistema, sino también las formas políticas actuales de los llamados gobiernos del “Desastre Político” – gobierno de amigotes, parientes y súbditos -, todo ello envuelto por el manto “sagrado” de la corrupción. En este escenario de desconcierto, mentira, manipulación se propone una serie de “alternativas” ante el hundimiento del modelo financiero especulativo, o - capitalismo salvaje -. Globalización de las soluciones. Globalización de la hipocresía, globalización “desde abajo”, globalización de la “solidaridad”, etc.
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1.- Globalización mundial de ricos contra pobres.


2.- La Globalización de las Soluciones.


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1.- Hedelberto López Blanch.

Rebelión
. Mayo del 2010.


La globalización de la economía mundial impuesta en las últimas décadas por los países desarrollados y que demanda en primer lugar la privatización indiscriminada en todos los sectores, ha hecho crecer el número de pobres y, a la par, el núcleo de millonarios en el mundo.

Durante 2009, el año más grave de la crisis financiera, el número de multimillonarios pasó de 793 a 1.011, al tiempo que su fortuna conjunta aumentó un 50 %, desde 2,4 hasta 3,6 billones de dólares.

Para justificar el crecimiento en más de 200 multimillonarios en el último año, la revista que publicita y vanagloria a los más ricos del orbe argumenta que se debió a la “recuperación económica” que al parecer sólo ha beneficiado a los grandes magnates. Encabezando la lista de los más ricos aparece el mexicano Carlos Slim, dueño de numerosos negocios y de las telecomunicaciones en la nación azteca, con una fortuna que alcanza 53.500 millones de dólares.

El estadounidense Bill Gates, dueño y fundador del imperio Microsoft pasó al segundo puesto con la nada menos despreciable cifra de 53.000 millones de dólares. El tercer escalafón lo ocupó en esta ocasión el también estadounidense y conocido especulador financiero Warren Buffett con 47.000 millones de dólares.

Gates y Buffett, que ocupaban en 2008 el un-dos bajaron de lugar, pero no así sus fortunas que en 2009 crecieron 13.000 millones y 10.000 millones, respectivamente. Como indica un adagio, “a río revuelto ganancia de pescadores”, y eso mismo ha ocurrido pues la medida anticrisis acordada por los países desarrollados fue en primer lugar invertir dinero en salvar a los bancos y compañías en riesgo de quiebra.

La producción industrial cayó, el desempleo aumentó y los recursos se dirigieron al mercado de valores y de materias primas con la consecuente especulación en los mercados de capital.
Mientras los ya tradicionales millonarios aumentaban en 2009 sus riquezas y otro reducido grupo ascendía a esa escala social, la crisis impulsó el desempleo, provocó bancarrota masiva de granjeros, de pequeñas y medianas empresas industriales, deterioró los salarios mínimos y disminuyó considerablemente los gastos públicos en servicios sociales con el consecuente detrimento para la mayoría de la población.

Las políticas de privatizaciones, y desregulación financiera esgrimidas por el Consenso de Washington e implementadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial han llevado a estas situaciones.

Un reciente informe de las Naciones Unidas aseguró que la inseguridad económica que afecta al mundo podría sumir en la pobreza a otros cien millones de personas.

Con ocasión de celebrarse en octubre último el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, la Organización de Naciones Unidas (ONU) significó que actualmente 1.400 millones de personas viven en la extrema pobreza y con el encarecimiento imparable de la energía y los alimentos probablemente empeorarán las condiciones de vida de otros muchos millones.

Un anterior documento del Banco Mundial fijaba la cifra en 53 millones de personas, quienes quedarían atrapadas con ingresos por debajo de 1,25 dólares diarios y se sumarían a los 135 millones que en 2008 fueron empujadas a la pobreza por el desempleo, los aumentos de precios en alimentos y combustibles, entre otras calamidades.

El todopoderoso presidente del BM, el estadounidense Robert Zoellick, argumentaba que “la crisis económica amenaza con transformarse en una crisis humana en muchos países en desarrollo. Mientras que buena parte del mundo presta atención a los socorros bancarios y los estímulos económicos, no debemos olvidar que los pobres en los países en desarrollo están mucho más expuestos si colapsan sus economías”.

En esta ocasión Zoellick tenía razón… pero no ha hecho nada al respecto.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) denunció que la actual situación ha dificultado el acceso de las capas más vulnerables de la población latinoamericana a la alimentación y ha dejado 54 millones de personas con problemas de desnutrición en la región.

Según el representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, José Graziano da Silva, el escenario de la seguridad alimentaria de esta zona se caracteriza por una alta volatilidad de los precios de productos básicos, especialmente los alimenticios, lo que dificulta su adquisición por los más pobres, en especial los niños, las mujeres y los indígenas.

La FAO prevé que la salida de la crisis será lenta y vaticina que dejará secuelas perdurables, sobre todo en los países donde caigan la producción, el comercio, la recaudación fiscal, sean dependientes de importaciones de alimentos y energía y tengan poca demanda de sus exportaciones.

El organismo regional de la ONU plantea que la desnutrición aguda y crónica generará efectos irreversibles en millones de niños y niñas.

Desde ahora hasta 2015, cuando la ONU hipotéticamente pensaba cumplir las llamadas metas del Milenio (disminución de la pobreza, mortalidad infantil, alfabetización, etc.), se estima que morirán 1.200.000 menores de cinco años por causas relacionadas con la crisis.

El hambre, la pobreza y la desnutrición se expanden por el orbe mientras unos cuantos millonarios acaparan enormes riquezas. No cabe duda, cada vez se hace más necesario un nuevo orden económico mundial.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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2.- La globalización de las soluciones. ( Increible, !! pero cierto, hasta donde llega la manipulación y la mentira).
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Abr 28, 2010, 07:06 PM Las principales economías del mundo comienzan a sentir en menor o mayor grado los síntomas de una recuperación económica, luego de los acontecimientos que dieron lugar a la crisis financiera en los Estados Unidos y sus secuelas globales, dándonos la oportunidad y el tiempo propicio para meditar y entender no solo las causas que dieron origen a la misma, sino las acciones de contingencia aplicadas por cada una de las naciones, a fin de afrontar los efectos sobre sus propias economías. En el caso particular de América Latina, nos vamos a encontrar con un patrón de rasgos generalizados en buena parte del hemisferio: países ricos en materias primas, con claras señales de recuperación y mejores perspectivas macroeconómicas para el corto y mediano plazo.

En estos países, la inyección de estímulos aplicados a la economía y muy especialmente a la inversión privada trajo consigo la diversificación en la producción y apertura a nuevos mercados, lo que minimizó claramente su dependencia de las exportaciones hacia los Estados Unidos.

Estas economías requieren en la actualidad de estrategias macroeconómicas orientadas a sustentar los períodos de crecimiento en el largo plazo, mantener el poder adquisitivo de sus monedas y consecuentemente mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos; procurando en todo momento fomentar la competitividad de sus productos, sin llegar a centrar todas sus expectativas solo en los beneficios que aisladamente puedan brindar los tratados de libre comercio con países vecinos u otros aliados comerciales.


Del otro lado del Atlántico, España, Portugal, Grecia e Irlanda experimentan posiciones fiscales comprometidas, al tiempo que China aumenta su protagonismo en los mercados internacionales y su poder de influencia a escala mundial; lo cual evidencia claramente que los estímulos y restricciones que dispongamos en cualquier punto del planeta traerán necesariamente consigo su contrapartida sistémica en otras latitudes del globo terráqueo.

Más allá de lo económico, las actitudes individualistas asumidas por las naciones, ante las crisis y los desequilibrios con impacto global, han hecho posible que dejemos por fuera tareas de gran importancia que no pueden ser relegadas en el tiempo, como lo son la atención a la pobreza extrema, el analfabetismo, la erradicación de enfermedades, el acceso al agua potable, la contaminación ambiental, el narcotráfico y el terrorismo, por mencionar solo parte de la lista de tareas pendientes, para todos y cada uno de los gobiernos del orbe.

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Las acciones correctivas emprendidas por las naciones o bloques económicos, ante esta o cualquier otra crisis financiera por venir, no pueden ser asumidas como tareas aisladas para solventar problemáticas domésticas. Debemos entender de una vez por todas que en un mundo cada vez más globalizado los mecanismos aplicados ante las situaciones de crisis deben ser producto del consenso e integración de soluciones que den lugar a un mundo simétricamente desarrollado, donde la economía sustentable, el ser humano y el ambiente sean los verdaderos protagonistas de turno. José Nicolás Gómez

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