viernes, 4 de septiembre de 2009

LA CRISIS FINANCIERA GLOBAL. Es crisis estructural del capitalismo. Nació como una lluvia, se convirtió en aguacero y hoy es "diluvio universal".

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Siempre que llovió, escampó. Esta crisis va a ser, está siendo ya, larga y prolongada, pero sin duda, terminará algún día. Y debemos prepararnos para ello. Es más, nuestra respuesta individual y colectiva a la crisis debe adecuarse a lo que va a ser o queremos que sea el sistema financiero post-crisis.
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Estamos demasiado absortos en el corto plazo y en la crisis presente. Nos complace concentrarnos en el dolor presente, en lamentarnos de la crisis y de lo poco que los demás, en especial el Gobierno, hacen para sacarnos de ella.




La Crisis financiera Internacional del 2008-2009.

José Miguel Sánchez.

La crisis financiera internacional iniciada en 2008, se extendió a 2009, y el conjunto de los analistas económicos reconocen que se extenderá a 2010, desmintiéndose ellos mismos, que al inicio de la misma hicieron coro de los organismos internacionales multilaterales, que la calificaron como una crisis corta.

En el marco del IX Encuentro Financiero Internacional de CAJA MADRID, realizado en julio 8 de 2009, Miguel Martín, presidente de la Asociación Española de Bancos manifestó:

1. Siempre que llovió, escampó. Esta crisis va a ser, está siendo ya, larga y prolongada, pero sin duda, terminará algún día. Y debemos prepararnos para ello. Es más, nuestra respuesta individual y colectiva a la crisis debe adecuarse a lo que va a ser o queremos que sea el sistema financiero post-crisis.

En otras palabras, la lluvia de 2008 se tornó aguacero en 2009 y a mediados de este se reconoce diluvio universal. Renglón seguido el citado presidente de la Asociación Española de Bancos, suscribe que:

2. Estamos demasiado absortos en el corto plazo y en la crisis presente. Nos complace concentrarnos en el dolor presente, en lamentarnos de la crisis y de lo poco que los demás, en especial el Gobierno, hacen para sacarnos de ella Causa cuando menos hilaridad tal manifestación cuando hemos sido testigos de las multimillonarias sumas que han erogado los bancos centrales públicos para salvar el funcionamiento y las ganancias de los bancos privados, en los más mínimo comparables con los requerimientos que se hace para resolver problemas globales de matriz capitalista tales como el hambre y el calentamiento global.

No es nada aventurado exponer que la actual crisis financiera global, similar en sus dimensiones con la crisis de 1929, pone de manifiesto que ésta es expresión de la crisis del modo de producción capitalista y de la globalización capitalista como tal, entendida la globalización como un proceso de carácter regional, local, nacional e internacional de orden multidimensional, incompleto, asimétrico y que afecta la gobernabilidad de los Estados Nación, muy especialmente de los países periféricos.

Es salvable recordar que el capitalismo convierte la crisis en un mecanismo para resolver su misma crisis estructural, es decir, en el cómo resuelva la crisis económica y financiera subyacen las nuevas reglas de juego que adoptará el capitalismo financiero hacia adelante. Como corolario expresamos entonces que la fórmula capitalista que ha quedado develado; para quien no la conociese, es la siguiente: privatización de ganancias para los bancos privados, socialización de los costos para resolver las crisis de la banca privada. De manera sui generis se impone a los ciudadanos la banca privada como un bien público global en manos de pocos.


II.

De la mano del documento de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, firmado en enero de 2009 y titulado La actual crisis financiera internacional y sus efectos en América Latina y el Caribe, recordemos los orígenes de la crisis:

Es sintomático, el reconocimiento de la CEPAL y de otras instituciones, que la actual crisis es de orden estructural, lo que equivale a reconocer que la arquitectura financiera sobre la que se sustenta careció de regulación, permitiendo la especulación como negocio con visos “lícitos” que colapsaron el sistema. Esto nos permite expresar que la crisis del sistema financiero fue producida por sus grandes agentes, prefigurándose como una crisis endógena.

Una segunda característica de la crisis se manifiesta en el predominio del capital financiero sobre el capital productivo, lo que produjo un alto nivel de endeudamiento y el descarrile, por ejemplo, del mercado inmobiliario estadounidense. La crisis inmobiliaria debió leerse como manifestación de una crisis latente, cosa que no se hizo.

La CEPAL, en el documento citado, reconoce a tres fenómenos interrelacionados que sacuden la economía mundial: la crisis financiera, la desaceleracion del crecimiento y los cambios de los precios relativos internacionales.

Dos reuniones de gran importancia han sido convocadas especialmente para calificar y enfrentar la crisis. La reunión del G-20 y la Cumbre sobre Mercados Financieros y la Economía Mundial, a finales de 2008. Sus efectos han sido recortados y tibios.

Mientras los gobiernos centrales, mediante la inyección de recursos públicos a la banca privada, intentan desbloquear el crédito, los países latinoamericanos concentran sus esfuerzos en la baja de intereses.

Me plego a la conclusión de la Comisión Económica Para América Latina:

“En definitiva, la conclusión de este debate es que la región necesita formular una nueva agenda de desarrollo, que deje atrás el denominado Consenso de Washington y permita eliminar los permanentes obstáculos del crecimiento económico. El desafío que hoy se plantea es enorme y exigirá más que pequeños ajustes en el sistema de inserción de la región en la economía mundial”.

De lo contrario no será posible dar respuestas ciertas a los desafíos estructurales que impone la crisis financiera internacional, entre los que se cuenta el contagio financiero y el endeudamiento externo, la inversión directa, la demanda externa, las remesas de los trabajadores y los cambios de los precios relativos de los productos básicos. Respuestas claves para países como los nuestros, con poblaciones harto vulnerables, producto de la pobreza, exportadores de mano de obra inmigrante y receptores de divisas; necesitados de capital extranjero y exportadores de productos básicos. Esta circunstancia se agrava en un país como Ecuador que no cuenta con soberanía en la moneda y por tanto sufre los efectos de la devaluación de la moneda de sus vecinos.

III.

Si regresamos al principio del análisis, tendríamos que confesar con Joseph Stiglizt, que la “la crisis de Wall Street es para el mercado lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo”.

En entrevista publicada por el diario El País de España, el premio nobel Stiglizt, sostiene que la crisis es de tales dimensiones que volver a regular es insuficiente y que se amerita rediseñar un nuevo sistema de regulación. Que, como ya hemos señalado nosotros, su precariedad o inexistencia provocó la crisis y la especulación.

El entrevistado propone, que, así como se cuenta con una seguridad para los productos de consumo, debería contarse con una seguridad de los productos financieros, es decir conocer el riesgo de la transacción financiera a que se enfrenta el potencial cliente de los servicios de un banco.

No duda en matizar, como nuestro escrito arriba, que los mercados que sustentaron su credo en la liberalización financiera ahora andan convertidos a implorar la intervención del Estado, esculpiendo a la banca como bien público global:

“El programa de la globalización ha estado estrechamente ligado a los fundamentalismos del mercado: la ideología de los mercados libres y de la liberalización financiera. En esta crisis, observamos que las instituciones más basadas en el mercado se vienen abajo y corren a pedir ayuda del Estado. Todo el mundo dirá ahora que es el final del fundamentalismo del mercado…Este momento es señal de que las declaraciones de liberalización del mercado financiero eran falsas.”

A la par, George Soros reclama en su análisis de la crisis que “todo lo que podría haberse hecho mal, se ha hecho”. Se refería entonces a una economía norteamericana guiada bajo la inteligencia no datada de G. Bush. En otro artículo Stiglizt nos recuerda que “cuando Bush fue elegido presidente, declaró que las rebajas fiscales para los ricos remediarían todos los males de la economía norteamericana”.

Más recientemente, en enero de 2009, Paul Samuelson, desde su Laboratorio de Ideas, propone a sus lectores recordar a los que frenaron la recuperación estadounidense frente a las crisis de los años 30, inevitable de traer a colación:

“Tras el gran desplome del mercado de valores de octubre de 1929, el nuevo presidente republicano, Herver Hoover, y su millonario secretario del Tesoro, Andrew Mellon, cometieron la estupidez de oponerse a los macroprogramas públicos de estímulo económico rápido. Este terrible error arruinó para siempre sus reputaciones en la historia.

La ciencia económica ha progresado mucho desde entonces. Desafortunadamente, sin embargo, el excelente equipo económico del presidente Obama todavía se ve constreñido y estorbado por la oposición republicana del Congreso. Así es la política, la política peligrosa”.

En contextos más locales, específicamente Colombia, se escuchó desde el momento de la crisis, de boca del presidente de la “República”, de sus ministros del ramo económico y de autoridades financieras, que el país se hallaba blindado frente a la crisis financiera global. Tal despropósito avalado y repetido mil veces por los medios masivos de comunicación, cuyos mayores accionistas son los dos grandes grupos financieros macondianos, Ardila Lule y Julio Mario Santodomingo, cayó el mismo día que se inauguró en Medellín la Cumbre del Banco Interamericano de Desarrollo de 2008. Desde entonces los indicadores económicos se deslizan en cascada.

IV.

Recurro a Juan Antonio Cerón Cruz, quien en la X Reunión de Economía Mundial que se llevó a cabo en Barcelona en 2008, en su ponencia Crisis Financieras Internacionales, teorías explicativas y propuestas del Sistema Monetario: el caso de las subprime, permite explicarme en un párrafo la forma en que funcionaron los mercados financieros especulativos con la anuencia de los bancos o con la actoría de ellos mismos:

El resultado final es la aparición de un nuevo paradigma en la forma en que los bancos hacen negocios. El modelo ha recibido la denominación por parte del Banco de Inglaterra de “crear y distribuir” : los bancos tratan de maximizar sus ingresos por comisiones y actividades distintas de las tradicionales de intermediación crediticia, mediante la generación de productos financieros, su gestión a través de filiales, la titulación de estos activos, y su colocación en los mercados. Al situar fuera de su balance los préstamos, el límite crediticio de los bancos no depende ya de su capital y de los depósitos de su pasivo, sino de su habilidad para colocar/distribuir el préstamo a otras entidades, esto es, del apetito de los mercados de capitales. Una secuela de lo anterior es que los bancos pierden interés en la evaluación de riesgos crediticios.

La cita anterior desnuda la lógica especulativa del capitalismo financiero. De manera antípoda o desde otra orilla la economía ecológica tercia en el debate. A continuación consignaré algunas de sus consideraciones, para enriquecer este escrito, con base en la reflexiones de Joan Martínez Alier, en Cuatro Artículos sobre la crisis económica desde la economía ecológica:

Los ecologistas declaran la existencia en la economía de al menos tres niveles: por encima, el nivel financiero, por abajo está la economía real o productiva y debajo de ésta la economía real-real, que los ecologistas identifican con los flujos de energía, que están sometidos de manera no sustentable por un modelo de producción que alienta velozmente el calentamiento global y la apropiación humana de la producción primaria de biomasa.

Señalan los ecologistas que la contabilidad económica no registra con exactitud y verdad los años que causa al medio ambiente y denuncian como las emisiones de dióxido de carbono durante los últimos años creció a un ritmo anual de 3%, lejos de las expectativas de Kioto de reducir la emisión de gases. Reconocen, sin embargo, que el decrecimiento económico producido por la actual crisis permitirá la disminución de dióxido de carbono, pero, no como una política de estado sino como un efecto colateral de la crisis.

Ahora, la aspiración a crecer a niveles similares a los que se tenían antes de la crisis equivale, concomitantemente, al incremento de la extracción y destrucción final de los combustibles sólidos, alimentado el calentamiento global.

Con la caída de los precios de petróleo se abrigó la esperanza de que los niveles de utilización de biomasa para la producción de biocombustibles se redujera. Es clara la tendencia al alza de los precios del petróleo lo que nos hará retroceder a fincar esperanzas energéticas en productos agrícolas culturalmente utilizados para la alimentación. Si ello sucede nos enfrentaremos a nueva crisis alimentaria mundial como a la que asistimos en 2007.

Constatamos como la crisis de 2008 decreto el fin del boom de las materias primas, cuyo impulsor central y protagónico fue el presidente Lula.

Acertadamente, Martínez Alier, señala que: El cálculo del PIB oculta más de lo que enseña. Se ensalza al mercado como mecanismo racional de asignación de recursos, e incluso se pretende que los problemas ecológicos surgen de la ausencia de racionalidad mercantil privada, como en el caso de la mal llamada “tragedia de bienes comunales”. Por el contrario, el punto de vista ecologista nos lleva a dudar de los beneficios del mercado. Sin duda, el mercado impone una búsqueda de ganancias, lo que ayuda a un uso más eficiente de los recursos tal como se vio tras el crecimiento de los precios del petróleo de 1973 y también ahora con la búsqueda de una mayor eco-eficiencia. No obstante, el aumento de eficiencia puede desencadenar la Paradoja de Jevons: más eficiencia en el uso de recursos, costos relativos más baratos, por ende mayor usos de recursos.

V.

Paul Krugman,
en su artículo Rescates financieros para incompetentes, con aguda pertinencia se pregunta: ¿y? Si los contribuyentes están corriendo con los gastos del rescate de los bancos, ¿por qué no deberían obtener la propiedad, al menos hasta cuando aparezcan compradores privados?

La pregunta reclama pertinencia no sólo económica sino ética y política, sobre todo en un gobierno como el que, al menos verbalmente, pretende impulsar el presidente Obama. Kugman ejemplifica la pregunta y su respuesta:

Mientras tanto, parece que la crisis apenas ha hecho mella en la cultura del exceso de Wall Streep. “Digamos que soy un banquero y que he generado 23 millones de euros. Yo debería recibir parte de ese dinero”, comentaba un banquero a The New York Times. ¿Y si eres un banquero y has destruido 23.000 millones? ¡El Tio Sam acude al rescate¡

Con anterioridad, Krugman anunció que los 800.000 millones de dólares que inyecto a la banca privada la FED, podría convertirse sólo en un anticipo para rescatar el sistema financiero, y a la postre así ha sucedido.

A esta inversión mayúscula del Estado, colocando los recursos de los impuestos como salvavidas del sistema financiero privado, en el conjunto de los países centrales, el presidente de la Asociación Española de Bancos lo califica como “una masiva intervención del Sector Público que ha sabido justificar su existencia y razón de ser”. Me ahorraré adjetivos a semejante desfachatez, que sólo ratifica lo que venimos expresando en torno a la creación del imaginario de la banca privada como bien público en escasísimas manos (bolsillos).

El mismo presidente bancario resume la intervención del sector público en la crisis, mediante tres estrategias:

La inyección masiva de liquidez por los Bancos Centrales.
El impulso fiscal.
El rescate, saneamiento y capitalización de las entidades bancarias.
Y propone hacia futuro cambios en la estructura y funcionamiento de los mercados financieros, caracterizadas por:

1. Menores niveles de apalancamiento.
2. Menores descuadres de liquidez y financiación
3. Menor riesgo de contrapartida
4. Instrumentos financieros más simples y transparentes
5. Mejor supervisión y regulación.

En una mirada latinoamericanista la CEPAL propone, a sus países miembros, una agenda de siete puntos para enfrentar la crisis:

La crisis la actual es una crisis sistémica que llevará a la recomposición de la estructura microeconómica que debe ser entendida como una respuesta a la crisis.

En situaciones de crisis, las empresas y sectores readaptan sus capacidades, procesos de aprendizaje y estrategias de producción e inversión. La reorganización de la estructura productiva puede traer aparejada la destrucción de determinadas capacidades productivas, tecnológicas y humanas.

Las estructuras industriales y tecnológicas no son menos sistemáticas que las finanzas y los efectos dominó también está presentes en la economía real. La rigidez de las capacidades tecnológicas y productivas supone que estos efectos sean más difícilmente reversibles en la economía real que en los mercados financieros.

Las capacidades de los nuevos paradigmas de ciencia, tecnología y producción servirán para salir de la crisis actual y determinarán el reposicionamiento de la región en la economía mundial.

Enfrentar la crisis significa pensar en el futuro y entender que, hoy más que nunca. Es preciso aplicar políticas industriales y tecnológicas activas.

Una buena combinación de políticas consiste en medidas para evitar la destrucción de las capacidades tecnológicas y productivas y nuevos incentivos para la acumulación y adopción de nuevas tecnologías.

Para enfrentar la incertidumbre es necesario anticiparse en el ámbito tecnológico a fin de tener un panorama completo de los futuros paradigmas de producción, estableciendo asociaciones entre científicos, ingenieros, industriales y funcionarios públicos.

Pero esta gama de propuesta navega en un lago tempestuoso regional. La Comunidad Andina, CAN, enfrenta la más aguda crisis en sus 40 años de débil existencia. Y es constatable que la región adolece de lazos comunicantes entre el desarrollo social, el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental.

Es una lástima que cada país esté enfrentado la crisis, reinventado a su manera la autonomía y autodeterminación, cuando lo que indica la sindéresis política es actuar regionalmente.

Un elemento que impedirá el trabajo regional, serán, de un lado, la crisis democrática de Honduras, y del otro, el traslado o instalación de la Base de Manta a territorio colombiano. El Ministro de Defensa colombiano ha hecho público el acuerdo entre los Estados Unidos y el Gobierno colombiano para la implementación en Colombia de cinco bases norteamericanas.

Habrá de esperarse la reacción inmediata de los gobiernos fronterizos de Colombia, y especialmente de Ecuador y Venezuela. Los ejecutivos gubernamentales de estos dos países han comprendido que el gobierno su vecino “neogranadino” sólo entiende razones, cuando los países hermanos, instrumentalizan acciones que afectan a los empresarios colombianos y la balanza comercial.

Consiente de las vulnerabilidades políticas de la región, el documento de la CEPAL en el párrafo final reza que:

Por tanto, la respuesta adoptada por cualquier país ante la actual crisis financiera mundial debe implicar la responsabilidad ética de reconocer y fortalecer las interrelaciones entre las políticas económicas, sociales y ambientales, sumada al igualmente proceso democrático de la región. Esto es crucial en el contexto actual de incertidumbre respecto de los beneficios económicos y sociales de la democracia, la integración económica mundial y el progreso desigual hacia la integración regional.

- José Miguel Sánchez es Educador Popular, maestrante de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar-Quito.

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