lunes, 28 de septiembre de 2009

¿ LLEGO LA HORA DE PONER FIN A LA GLOBALIZACION?. La "Desglobalización" como Paradigma de oportunidad de desarrollo del Mercado Interno?.

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El neoliberalismo, con su énfasis en el libre comercio, la primacía de la empresa privada y un papel minimalista del Estado, sigue siendo la lengua franca de los fabricantes de políticas.
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El paradigma de la desglobalización sostiene también que un modelo extremistamente unidimensional, como el neoliberalismo o como el socialismo burocrático centralizado, es disfuncional y desestabilizador.
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"Las ideas, el saber, el arte, la hospitalidad, los viajes; todas esas cosas deberían, por su propia naturaleza, ser internacionales. Pero dejemos que los bienes se hagan en casa cuando ello sea razonable y convenientemente posible; y sobre todo, dejemos que las finanzas sean prioritariamente nacionales."
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¿Llegó la hora de poner fin a la globalización?.
¿ La Desglobalización como Paradigma de Oportunidad de Desarrollo del Mercado Interior?.

Walden Bello.

Inquirer.net

El actual desplome global, el peor desde la Gran Depresión de hace 70 años, vino a remachar el último clavo en el ataúd de la globalización. Ya asediada por unos hechos que mostraban el incremento de la pobreza y de la desigualdad cuando los países más pobres experimentaron poco o ningún crecimiento económico, la globalización se ha visto terminalmente desacreditada en los dos últimos años, cuando el proceso, anunciado a bombo y platillo, de la interdependencia financiera y comercial invirtió su marcha para convertirse en correa de transmisión, no de prosperidad, sino de crisis y colapso económicos.
Fin de una era.
En sus respuestas a la actual crisis económica, los gobiernos hablan con la boca pequeña de coordinación global, pero impulsan programas separados de estímulo económico para revitalizar sus mercados nacionales. Al hacerlo, los gobiernos pospusieron el crecimiento orientado a la exportación, motor principal de tantas economías, aun rindiendo el tributo de rigor a la promoción de la liberalización comercial como medio de contrarrestar el desplome global concluyendo la Ronda Doha de negociaciones comerciales bajo los auspicios de la Organización Mundial de Comercio.

Se reconoce cada vez más que no hay posibilidad de regresar a un mundo centralmente dependiente del gasto ilimitado de los consumidores norteamericanos, puesto que éstos se hallan en la bancarrota y nadie se apresta a ocupar su lugar.
Además, ya sea mediante acuerdos internacionales o unilateralmente ejecutadas por gobiernos nacionales, es lo más seguro que se imponga un rimero de restricciones al capital financiero, la desembridad movilidad del cual ha sido el percutor de la presente crisis.
Sin embargo, el discurso intelectual todavía no ha mostrado demasiados signos de ruptura con la ortodoxia. El neoliberalismo, con su énfasis en el libre comercio, la primacía de la empresa privada y un papel minimalista del Estado, sigue siendo la lengua franca de los fabricantes de políticas.
Los críticos del fundamentalismo de mercado que pertenecen al establishment, incluidas luminarias como los Premios Nobel Joseph Stigitz y Paul Krugman, se han enmarañado en interminables debates sobre el grado de duración que deben tener los programas de estímulos y sobre si el Estado debería mantener su presencia intervencionista en la industria automotriz y en el sector financiero, o, si, una vez lograda la estabilización, debería devolver las compañías y los bancos al sector privado. Además, algunos, como el propio Stiglitz, siguen creyendo en lo que lo que ellos perciben como beneficios económicos de la globalización, a condición de mitigar sus costes sociales.
Pero las tendencias en curso están desbordando a toda velocidad tanto a los ideólogos de la globalización neoliberal como a muchos de sus críticos, y desarrollos impensables hace unos pocos años van cobrando vida. "La integración de la economía mundial se halla en práctico retroceso por doquiera", escribe The Economist. Aunque la revista observa que las corporaciones empresariales siguen creyendo en la eficacia de las cadenas de oferta global, "como cualquier cadena, éstas son tan fuertes como su eslabón más débil. El momento peligroso llegará cuando las empresas decidan que este modo de organizar la producción ha llegado a su fin".
La "desglobalización", un término que The Economist me atribuye, es un desarrollo que la revista, el primer bastión mundial de la ideología del libre mercado, contempla como negativo. Sin embargo, yo creo que la desglobalización es una oportunidad. En efecto, mis colegas de Focus on the Global South y yo fuimos los primeros en proponer la desglobalización como un paradigma general para reemplazar a la globalización neoliberal. Y lo hicimos hace una década, cuando las tensiones, las presiones y las contradicciones que ésta ha traído consigo se hicieron dolorosamente evidentes.
Elaborado como una alternativa sobre todo para los países en desarrollo, el paradigma de la desglobalización no deja de ser pertinente para las economías capitalistas centrales.
Los 11 pilares de la alternativa

El paradigma de la desglobalización tiene 11 puntos clave:

1 La producción para el mercado interior tiene que volver a ser el centro de gravedad de la economía, antes que la producción para los mercados de exportación.
2 El principio de subsidiariedad debería respetarse como un tesoro en la vida económica promoviendo la producción de bienes a escala comunitaria y a escala nacional, si ello puede hacerse a coste razonable, a fin de preservar la comunidad.
3 La política comercial –es decir, cupos y aranceles— tiene que servir para proteger a la economía local de la destrucción inducida por mercancías subsidiadas por grandes las corporaciones con precios artificialmente bajos.
4 La política industrial –incluidos subsidios, aranceles y comercio— tendría que servir para revitalizar y robustecer al sector manufacturero.
5 Unas medidas, inveteradamente pospuestas, de redistribución equitativa del ingreso y de redistribución de la tierra (incluida una reforma del suelo urbano) podrían crear un mercado interno vigoroso que serviría de ancla de la economía y generaría los recursos financieros locales para la inversión.
6 Restar importancia al crecimiento, dar importancia a la mejora de la calidad de vida y maximizar la equidad reducirá el desequilibrio medioambiental.
7 Hay que propiciar el desarrollo y la difusión de tecnología que se compadezca bien con el medio ambiente, tanto en la agricultura como en la industria.
8 Las decisiones económicas estratégicas no pueden abandonarse ni al mercado ni a los tecnócratas. En cambio, hay que aumentar el radio de alcance de la toma democrática de decisiones en la vida económica, hasta que todas las cuestiones vitales (como qué industrias desarrollar o condenar, qué proporción del presupuesto público hay que dedicar a la agricultura, etc.) estén sujetas a la discusión y a la elección democráticas.
9 La sociedad civil tiene que controlar y supervisar constantemente al sector privado y al Estado, un proceso que debería institucionalizarse.
10 El complejo institucional de la propiedad debería transformarse en una "economía mixta" que incluyera cooperativas comunitarias, empresas privadas y empresas estatales y excluyera a las corporaciones transnacionales.
11 Las instituciones globales centralizadas, como el FMI y el Banco Mundial, deberían ser substituidas por instituciones regionales fundadas, no en el libre comercio y la libre movilidad de capitales, sino en principios de cooperación que, para usar las palabras de Hugo Chávez en su descripción de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), "transcienda la lógica del capitalismo".
Del culto a la eficiencia a la economía eficaz.

El propósito del paradigma de la desglobalización es superar la economía de la eficiencia estrecha, cuyo único criterio clave es la reducción del coste por unidad, por no hablar de la desestabilización social y ecológica que el proceso inducido por el respecto supersticioso de ese criterio trae consigo. Es superar un sistema de cálculo económico que, por decirlo con palabras de John Maynard Keynes, "convierte todo el comportamiento vital … en una suerte de paradójica pesadilla de contables". Una economía eficaz, en cambio, robustece la solidaridad social subordinando las operaciones del mercado a los valores de equidad, justicia y comunidad y ensanchando la esfera del proceso de toma democrática de decisiones. Para servirnos del lenguaje del gran pensador húngaro Karl Polanyi en su libro La gran transformación, la desglobalización monta tanto como "reincrustar" la economía en la sociedad, en vez de dejar a la sociedad abandonada al control de la economía.
El paradigma de la desglobalización sostiene también que un modelo extremistamente unidimensional, como el neoliberalismo o como el socialismo burocrático centralizado, es disfuncional y desestabilizador. En cambio, habría que esperar e incentivar la diversidad, como en la naturaleza. La teoría económica alternativa tiene principios compartidos, y esos principios han aparecido ya substancialmente en la lucha contra y en la reflexión crítica sobre el fracaso del capitalismo y del socialismo centralizados.
Sin embargo, la articulación concreta de esos principios –los más importantes de los cuales acaban de ser mencionados— dependerá de los valores, de los ritmos y de las elecciones estratégicas de cada sociedad.
El pedigrí de la desglobalización.

Aunque pueda sonar radical, lo cierto es que la desglobalización no es ninguna novedad. Su pedigrí incluye los escritos del eminente economista británico Keynes, quien, en el momento culminante de la Gran Depresión, se avilantó a dejar esto dicho: "No deseamos… estar a merced de fuerzas mundiales que generan, o tratan de generar, algún equilibrio uniforme, de acuerdo con principios de capitalismo de laissez faire". En efecto, proseguía, para "un abanico crecientemente extendido de productos industriales, y tal vez también agrícolas, se me ha hecho dudoso que el coste económico de la autosuficiencia sea lo bastante grande como para contrarrestar las otras ventajas dimanantes de reunir gradualmente al productor y al consumidor en el ámbito de la misma organización nacional, económica y financiera. Se acumula la experiencia probatoria de que el grueso de los procesos de la moderna producción en masa pueden ejecutarse en la mayoría de los países y en la mayoría de los climas con una eficiencia prácticamente idéntica".
Y con palabras que suenan muy contemporáneas, concluía Keynes: "Yo simpatizo… más con quienes querrían minimizar que con quienes querrían maximizar la urdimbre de imbricación económica entre las naciones. Las ideas, el saber, el arte, la hospitalidad, los viajes; todas esas cosas deberían, por su propia naturaleza, ser internacionales. Pero dejemos que los bienes se hagan en casa cuando ello sea razonable y convenientemente posible; y sobre todo, dejemos que las finanzas sean prioritariamente nacionales."
Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South.

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domingo, 27 de septiembre de 2009

MEXICO: UNAM Reflexionan sobre el Cambio Climático Global y la Globalización.

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Después de dos guerras mundiales, el fin de la Guerra Fría, múltiples golpes militares, represión directa e intervención encubierta de los Estados Unidos, en el presente siglo los retos geopolíticos y socioambientales de América Latina han cambiado.
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La felicidad humana exige también un nuevo paradigma para la construcción de instituciones y de políticas públicas, orientadas a perseguir esa ausencia de miedos y necesidades, “en la que se busca, sea también, una sociedad decente y justa".
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Reflexionan sobre el peligro del cambio climático y globalización.

*- JORGE SIFUENTES CAÑAS

Jueves, 03 de Septiembre de 2009 00:00


CUERNAVACA. Con la aportación de 14 autores provenientes de América Latina, Alemania, Dinamarca, India, Canadá y Estados Unidos; el libro Reconceptualización de la seguridad en el Siglo XXI, coordinado por Ursula Oswald, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, y Hans Günter Brauch, establece que la globalización y el cambio ambiental representan nuevos peligros y retos, que requieren de una reflexión sistemática y crítica acerca del concepto de seguridad.

En la presentación de esta amplia investigación, realizada el martes pasado en la Sala Manuel M. Ponce del Centro Cultural Jardín Borda, participaron Martha Ketchum, Ana María Chávez Galindo, Jorge Morales Barud, Rodolfo Stavenhagen, Rodolfo Becerril Straffon y la autora.

.- En su intervención, Morales Barud consideró la obra como un texto de gran actualidad y trascendencia; “la reconceptualización del concepto de seguridad en el siglo XXI me recordó esa aspiración del ser humano, de corte aristotélico, de búsqueda permanente de la felicidad. Reconceptualizar la seguridad es también trascender ese concepto ahora agotado de seguridad pública, aún seguridad militar o nacional, ante la acechanza de potencias invasoras o derivada de los males de los tiempos actuales. El enfoque es atender a la seguridad, pero a la seguridad humana, basada en la necesidad de garantizar la seguridad de las personas, mediante lo que comúnmente se ha denominado, ausencia de miedos y ausencia de necesidades”.

El funcionario agregó más adelante que la felicidad humana exige también un nuevo paradigma para la construcción de instituciones y de políticas públicas, orientadas a perseguir esa ausencia de miedos y necesidades, “en la que se busca, sea también, una sociedad decente y justa”. Los autores, refirió, “atinadamente refieren que reconceptualizar la seguridad en el siglo XXI toma en cuenta el cambio contextual de fines de la Guerra Fría de 1989, pero también el cambio ambiental global, lo que otorga al libro un sentido de universalidad, al mismo tiempo que de urgencia para sacudir conciencias y tomar en cuenta que lo que está en juego es la supervivencia humana”.

.- Ahí también, Rodolfo Stavenhagen destacó el esfuerzo de compilar un volumen de esta naturaleza; sobre todo porque durante la segunda mitad del siglo XX, al formarse la Organización de las Naciones Unidas, la temática de la dinámica de los Estados era buscar la seguridad, “que se entendía como una ausencia de guerra, como la necesidad de mantener la paz, y que condujo, como sabemos, al equilibrio durante la época de la Guerra Fría; sin embargo, la idea de la seguridad como tal, frente al exterior, como seguridad militar era la que dominaba las relaciones internacionales durante muchas décadas del siglo pasado. Un concepto de seguridad que se reflejaba también al interior, frente a las amenazas externas que se vuelven internas”.

El investigador recordó que en América Latina floreció durante muchos años el concepto de Estado de Seguridad Nacional, “para justificar los peores abusos de los derechos humanos de los pueblos, para justificar la existencia de los gorilatos, como los llamábamos en aquel entonces, las dictaduras militares anti-democráticas, anti-populares, anti-derechos humanos, anti-intelectualidad, etcétera”. De acuerdo con Stavenhagen, es posteriormente, ya en las últimas décadas del siglo XX, “que se comienza a suavizar esta visión de seguridad y donde se comienza a ver la seguridad como un problema humano desde diversos ángulos.

Esto nos lleva al concepto de la seguridad humana, y es lo que plantea este libro; porque todavía en muchas esferas del poder, en muchas esferas de la opinión pública, en algunos medios, en algunos centros empresariales o centros de estudio permanece esta visión anterior, que no sólo fue una visión equivocada sino que fue una visión perversa, que tuvo al mundo más de una vez al borde de catástrofes militares irreversibles que felizmente lograron evitarse pero que todavía volvieron a ganar fuerza recientemente, como después de los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York y la guerra contra el terrorismo de la administración Bush”.

.- Por su parte, Rodolfo Becerril definió la obra como una crítica al sistema económico actual y un cuestionamiento a profundidad de la globalización y sus efectos; “es una descripción a veces conmovedora, a veces irritante, de las muchas amenazas que están provocando riesgos en la existencia humana y que llevan a decir que el problema que tenemos de fondo es la sobrevivencia.
.- Cuando Jorge Morales hablaba de la sociedad decente, más bien pensaba que estamos en una sociedad indecente por la desigualdad, la pobreza y las muchas amenazas. Desde luego la aspiración es caminar hacia allá, pero el panorama actual realmente es tétrico, dramático, irritante, subversivo en términos de que provoca muchas rebeldías y en cierto modo desesperanzador”.

A pesar, dijo, “de estar reconceptualizando algunos conceptos, valga la redundancia, me parece que el momento histórico que está viviendo el mundo es de alguna manera trágico. ¿Cuáles son estas amenazas?, –cuestionó– aquí se ha hecho referencia a algunas de ellas; simplemente así, de un pincelazo,

En primer lugar:

*- el estancamiento económico que tenemos,

*- el narcotráfico,

*- la drogadicción de la sociedad,

*- la manipulación social de los medios masivos,

*- la apropiación de los recursos comunitarios, por las grandes corporaciones;

*- la piratería del agua por la mercantilización de los ríos,

*- el problema climático y

*- la contaminación del aire, entre otras”.

.- Finalmente, Ursula Oswald advirtió que la globalización y el cambio ambiental representan “nuevos peligros y retos, que requieren de una reflexión sistemática y crítica acerca del concepto de seguridad”. De acuerdo con la investigadora, “después de dos guerras mundiales, el fin de la Guerra Fría, múltiples golpes militares, represión directa e intervención encubierta de los Estados Unidos, en el presente siglo los retos geopolíticos y socioambientales de América Latina han cambiado. Recién los países han logrado superar sus regímenes militares y sistemas políticos autoritarios, cuando se enfrentan a nuevos peligros representados por el crimen transnacional organizado, el cambio climático, la urbanización, la desertificación, la pérdida de la biodiversidad, la pobreza y la desigualdad”.

Ante estos retos, planteó, el libro revisa “desde los aspectos filosóficos, políticos, socioeconómicos, culturales, ambientales, de género y de leyes internacionales las instituciones y las políticas de seguridad existentes y propone cambios en su comprensión que lleven hacia una profundización, ampliación y sectorización del concepto de seguridad”.

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viernes, 25 de septiembre de 2009

RENATO ORTIZ: "No existe ni existirá nunca una sociedad mundial integrada"

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Muchas veces se dice que el mundo de hoy es un mundo integrado. No. No es nada integrado. Sí es un mundo conectado, pero conexión e integración son cosas distintas",
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"Los latinoamericanos entienden mal el portugués y no les gusta leerlo. En contrapartida, el español es una lengua leída en la academia brasileña",
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La globalización no trae mayor riqueza espititual. Pensar la globalización en las sociedades no es otra cosa, que la afirmación de la existencia de procesos que comprenden a los grupos, a las clases sociales, las naciones y los individuos. La búsqueda de Un outro territorio de un nuevo marco de referencia teórica que implica la revisión de nuestra propia tradición intelectual.

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"No existe ni existirá nunca una sociedad mundial integrada" .

El Sociólogo y Antropólogo brasileño sostiene que también en Internet se mantienen las fronteras.

Los intelectuales / Renato Ortíz

Noticias de Cultura: anterior siguiente.

Miércoles 2 de septiembre del 2009.

Raquel San Martín. LA NACION. Argentina
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"Se habla mucho de la esfera civil, de la sociedad civil mundial, pero la verdad es que no existe, y no va a existir. Muchas veces se dice que el mundo de hoy es un mundo integrado. No. No es nada integrado. Sí es un mundo conectado, pero conexión e integración son cosas distintas", dice el antropólogo y sociólogo brasileño Renato Ortiz. Para este estudioso e investigador de prestigio internacional, Internet, el paradigma de la interconexión global, también tiene fronteras. "Traten, si no, de «googlear» el término globalización ?afirma?. Si se teclea globalization, en inglés, se encuentran 31.500.000 entradas; globalización, en español, reúne 6.410.000; globalisaçao, en portugués, devuelve sólo 183, y globalisation, en francés, para Google es un error ortográfico."

A estos temas dedicó Ortiz su último libro, La supremacía del inglés en las ciencias sociales, que acaba de publicar Siglo XXI. "El inglés tiene la capacidad de pautar las ciencias sociales, de la misma manera que la portada de un periódico pauta las noticias. Pautar significa dar visibilidad a un tema, pero también ocultar otros", afirma.
Profesor de la Universidad de Campinas, en San Pablo, visitante regular de la Argentina, el autor de Taquigrafiando lo social (Siglo XXI) y Mundialización: saberes y creencias (Gedisa) describió la "burocratización de las ciencias sociales" como el obstáculo más fuerte para pensar el mundo contemporáneo, hecho de la necesidad de publicar artículos, de hacerlo en inglés y de dar forma a los temas de estudio según una agenda que ha olvidado cuestionar muchos de sus objetos de interés.
El investigador, que a fines de los años 80 comenzó a hablar de "mundialización", dialogó con LA NACION en buen español y marcó así otra frontera que resiste los discursos sobre la integración:
"Los latinoamericanos entienden mal el portugués y no les gusta leerlo. En contrapartida, el español es una lengua leída en la academia brasileña", diferenció.
-¿Cómo se construyen hoy las agendas de la investigación en ciencias sociales?
-Hay temas que son tratados de manera bastante acrítica, como el multiculturalismo o la diversidad cultural. ¿Qué se quiere decir con eso? No se hacen más esas preguntas, se va directamente a un conjunto de formulaciones de las que no se duda. La nueva generación necesita una legitimación, publicar textos. No libros, sino artículos. Lo importante es estar indexado en las bases de datos, de preferencia en inglés. Es todo un sistema de legitimación a escala mundial que implica una nueva modalidad de pensar la sociedad y hacer ciencias sociales.
-¿Hasta qué punto llegaron las ciencias sociales a analizar la globalización?
-Avanzaron poco. El tema de la globalización ya no se discute, como cuando se ponía en duda, en los inicios y mediados de la década del 90. No se dan ni reflexiones ni trabajos efectivos. Hay una visión optimista, tipo neoliberal-empresarial, según la cual todo es una maravilla, y otra visión de denuncia, pero no hay tantos trabajos que hayan tomado el tema de frente, no de manera oblicua.
-Es otro de los conceptos que se dan por sentados.
-Exacto. Se habla mucho de la esfera civil, de la sociedad civil mundial, pero la verdad es que no existe. Es interesante pensar en ella como una metáfora, pero en la realidad no existe una sociedad global, y no va a existir. Lo que hay es una situación de globalización, donde están los países, las clases sociales, los individuos, pero no hay una sociedad global. Hoy hay un montón de equívocos, como que el mundo es un mundo integrado. No. No es nada integrado. Sí es un mundo conectado, pero conexión e integración son cosas distintas. Pero no hay muchos trabajos que planteen las cosas así. Primero, porque las ciencias sociales son lentas y conservadoras. Para tratar las nuevas problemáticas de frente hay que trabajar en escala transnacional, imaginar objetos globales, temas que no fueron tratados, y eso no es fácil si se es conservador.
-¿Conocemos bien en la Argentina la producción académica de Brasil?
-Creo que todos los países de América latina conocen mal la producción de los otros países del continente. La constitución de los Estados de la América latina hispánica estuvo siempre concentrada en las realidades nacionales. Por otra parte, las ciencias sociales tuvieron desarrollos muy diferentes: fueron más exitosas en México, la Argentina y Brasil. Y ha faltado financiación para proyectos que sean más amplios.
-¿Puede influir con Brasil la cuestión de la lengua?
-Creo que sí. Los latinoamericanos entienden mal el portugués y no les gusta leerlo. En contrapartida, el español es una lengua leída en la academia brasileña. Primero, porque en las ciencias sociales muchos de los libros estaban en español antes de traducirse al portugués. Tanto que la lengua española no es considerada lengua extranjera en la universidad. Como las editoriales argentinas y mexicanas eran muy importantes, el español es parte de la cultura universitaria brasileña.
-En la academia hay fronteras, entonces.
-Las fronteras todavía existen en la globalización, y se crean nuevas. La cuestión es saber cuáles son las que podemos atravesar. Hay una ilusión de imaginar que, estando en lengua española, un libro llega a un público más amplio. Pero hay un circuito de las lenguas, otro de las editoriales, otro de la legitimidad académica que se concentran antes de llegar al acto de la lectura y que van restringiendo esa circulación.
-También influye la circulación de textos en Internet.
-En realidad, Internet estableció nuevas jerarquías. Uno tiene la ilusión de que elige y encuentra todo en la Web. Pero no es así, porque navegar en Internet es hacerlo en un espacio que ya está estructurado de antemano.
-¿Qué criticaría a las ciencias sociales latinoamericanas hoy?
-Necesitan ser un poco más cosmopolitas, sin perder la dimensión de la realidad latinoamericana. Muchas veces hay demasiada identidad y poco cosmopolitismo.
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ASAMBLEA DE LA ONU Y RENION DEL G-20. La Reforma del capitalismo y la Cultura fuera de las Agendas.

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Hay una sensación de alivio y el comentario económico internacional de los libremercadistas a ultranza es que el mercado no se equivocó y volvió una vez más en gloria y majestad. Es tal el triunfalismo, que la terminología de 12 meses atrás usada por el legendario compacto ideológico llamado The Economist, quedó atrás. Hubo un momento en que este afamado medio acariciaba las posiciones de Joseph Schumpeter para salir de la crisis, y no descartaba el regreso a formas del Estado de bienestar para paliar los efectos sociales de la crisis.
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ASAMBLEA DE LA ONU Y RENION DEL G-20.
La Reforma del Capitalismo y la Cultura fuera de las Agendas.

miércoles 23 de septiembre de 2009

Juan Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)

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La reunión de jefes de estado del Grupo de los 20 programada para los días 24 y 25 de Septiembre en Pittsburgh EEUU forma parte del tour político anual de Septiembre centrado en la Asamblea General de la ONU (AG), de esta semana.

Ambos eventos hay que verlos en la perspectiva de las expectativas.

Son las dos primeras reuniones que evaluarían el estado de la crisis económica, cuando la sensación más dramática está más distante. El diagnóstico en septiembre 2009 no es el de 12 meses atrás en 2008, y el clima en las economías más desarrolladas si bien es de preocupación, existe más tranquilidad.

En Pittsburgh el énfasis en la agenda estará determinado por los pendientes que permanecen de la crisis económica o recesión como se le logró llamar. Ahora como que este concepto hubiera quedado suspendido con el repunte en las bolsas y el sistema financiero, en gran parte de los países desarrollados.

Hay una sensación de alivio y el comentario económico internacional de los libremercadistas a ultranza es que el mercado no se equivocó y volvió una vez más en gloria y majestad.

Es tal el triunfalismo, que la terminología de 12 meses atrás usada por el legendario compacto ideológico llamado The Economist, quedó atrás. Hubo un momento en que este afamado medio acariciaba las posiciones de Joseph Schumpeter para salir de la crisis, y no descartaba el regreso a formas del estado de bienestar para paliar los efectos sociales de la crisis.

Hoy todo eso no es historia sino parte de la euforia periodística de medios funcionando en perfecta sintonía con lo que el público desea leer o escuchar. Son medios camaleones en su propia medida, aunque formen parte del corazón del sistema financiero especulativo, y aparenten neutralidad analítica. Han optado desde su raíz. Adoran el capitalismo y detestan cualquier cosa que huela a socialismo. The Economist es el prototipo teórico, y la situación que experimenta Barack Obama con la oposición republicana es el campo operacional.

Donde sí existe un problema no resuelto es respecto a los déficits fiscales en una mayoría de países cuya proyección en los años venideros es al alza si no se toman medidas de ajuste fiscal similar al ocurrido en los años 80 que determinó el ciclo de privatizaciones y desregulaciones que 25 años más tarde comienzan a sentirse sus efectos más profundos.

En este sentido, la mayor y tal vez única corrección posible es lo que concierne a la regulación del sistema financiero y que el desarrollo del capital especulativo no se “coma” al circuito básico de la producción económica.

Más allá de esta contención al sistema financiero descontrolado, las variables básicas del sistema de crecimiento económico por la expansión comercial y el libre mercado, desregulación de la seguridad laboral, apertura comercial indiscriminada, continuarán marcando la tendencia de la recuperación.

Se ha comprobado que el sistema ha funcionado así en la recuperación de las crisis de los años 70 y 80, y no hay razón en las elites políticas y económicas de los países desarrollados para alimentar la noción de una reforma al sistema capitalista y un retorno a los conceptos del estado de bienestar.

Un ícono de ese entusiasmo inicial por reformar al capitalismo es el Presidente de Francia Nicolás Sarkozy, principalmente cuando declaraba a los cuatro vientos una reforma al sistema capitalista en el peak de la crisis a medidos de 2008. Con la reculada, hoy podría aparecer en una señal gráfica de Andy Warhol como un ícono de la euforia.

Las posturas son más cautas y están determinadas por el déficit fiscal que subirá en 2010 en una mayoría de los países desarrollados según las proyecciones oficiales de sus propios Bancos Centrales. De alguna forma el erario nacional se destinó en la mayor parte de los casos a planes de estímulo a las economías y en menor medida a amortiguar los efectos sociales de la crisis.

Aunque el clima es más tranquilo respecto a la crisis hoy, sin embargo el comercio globalizado es otra área de preocupación por el proteccionismo interno en los países por la presencia de fuertes lobbies y grupos de poder para mantener los márgenes de ganancia y rentabilidad.

La agenda de la Asamblea General de la ONU en cambio es más política.

Como que la agenda económica está transferida a los G-20 o a las agrupaciones regionales de países como ASEAN, u órganos como la Organización Mundial de Comercio.

Subrepticiamente el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han expandido sus roles post crisis y en ningún momento se les sindicó como parte del problema de la economía mundial, sea por sus diagnósticos equivocados o extemporáneos, sea por sus medicas correctivas inadecuadas.

El FMI y el BM siempre salen incólumes de estas crisis, y en definitiva el ámbito de la gestión de Naciones Unidas en coordinar la salida de estas crisis aparece cada vez más como reducido. Esta es una tendencia marcada en las últimas dos décadas, lo que significa otro golpe al multilateralismo concebido en la carta fundamental de la ONU.

Veamos la agenda de esta Asamblea general de la ONU. Tiene poco que ver con la crisis económica.

Se destacan el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales; la promoción del crecimiento económico sostenido del desarrollo sustentable; el desarrollo de África; la promoción de los derechos humanos; la coordinación eficaz de las actividades de asistencia Humanitaria; la promoción de la justicia y del derecho internacional; la Corte Internacional de Justicia; el Desarme y el Informe del Organismo Internacional de Energía Atómica; la reducción de los presupuestos militares y la información objetiva sobre la transparencia en los gastos militares.

Son todos sin excepción temas de alto contenido político y por lo demás pendientes con situaciones en franco estancamiento como el Desarme, la reducción de los presupuestos militares, los derechos humanos, la asistencia al África, y por cierto la paz y la seguridad internacional.

Cultura: una ausencia determinante

Sin embargo nada es perfecto, y un tema tan crucial como las determinantes culturales en el desarrollo una vez más ha quedado sumergido y disperso en los supuestos de las otras áreas y muy probablemente los elementos subyacentes culturales que se cruzan transversalmente en la mayor parte de los aspectos del desarrollo económico en particular no son abordados con la especificidad necesaria. Se podría decir que no está en agenda y es probable que en la historia de estas Asambleas no haya estado nunca como prioridad.

Cultura ha sido definida en general como otro producto de la historia tecnológica del ser humano, y no como un eje en la inconmensurabilidad de las estrategias de supervivencia de las personas en el día a día.

Qué es lo que se cruza en la cabeza de un individuo cuando determinada operación es exigida de él por el sistema
, no es algo que importe demasiado al planificar el desarrollo desde la concepción convencional de la política pública.

Esto en cuanto a la urgente necesidad de cambio en los patrones de desarrollo en los países más vulnerables, desprotegidos y con menos acceso a la globalización, en suma, los países y poblaciones todavía en estado de sub desarrollo, o los condenados de la tierra como diría Franz Fanon.

Existe como un temor generalizado en el circuito de las Agencias de la ONU para enfrentar las realidades sociopolíticas y socioculturales donde operan o se basan las actuales estrategias adoptadas para llegar a las metas de desarrollo del milenio que deberían cumplirse en 2015.

Estas metas que son ocho y que por primera vez la ONU y los países que la forman acuerdan cumplirlas con mediciones en el tiempo, constituyen el primer esfuerzo serio de empujar la enorme inversión social bajo parámetros mensurables con la voluntad política comprometida desde las cúpulas de los países.

Estas metas son un menú ambicioso de iniciativas que supuestamente forman parte central de las agendas gubernamentales y consisten en:
*- erradicar la pobreza y el hambre;
*- lograr educación primaria universal;
*- promover igualdad de género y empoderamiento de la mujer,
*- reducir la mortalidad infantil,
*- mejorar la salud materna;
*- combatir el SIDA malaria y otra enfermedades,
*- asegurar sustentabilidad medioambiental;
*- y desarrollar una sociedad global para el desarrollo.

En entrevistas con funcionarios de la ONU encontré la sensación de que con las estrategias ya conocidas y que han dado resultado, existiría – es el supuesto- una situación de “Ahora o Nunca” para cumplir esas metas
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Con evidencia empírica que acomoda el argumento, esta posición atribuye menos peso a las variables culturales que podrían estar obstaculizando el cumplimiento de estas metas en los distintos niveles en que operan las diferentes intervenciones.

Meterse a fondo en explorar esas determinantes culturales que obstaculizan el desarrollo en el nivel que sea, comunitario, institucional, u hogar, ha estado allí como una necesidad permanente aunque marginalmente abordada. La pregunta es por qué.
Claramente, al ser uno de los elementos más sustantivos que permiten a las poblaciones observar más directamente su rol más activo en el diagnóstico de sus necesidades y en el diseño de los programas en su beneficio, el indagar en esa determinante cultural resulta altamente peligroso, porque expone las falencias de esas estrategias que han sido divulgadas como las exitosas para cumplir aceleradamente esas metas. Sería mejor, menor aceleración y mayor precisión cerca de la comunidad.
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jueves, 24 de septiembre de 2009

EL CAPITALISMO GASEOSO: Re-empaquetado venenoso de activos financieros, comenzó con las hipotecas basura y explotó en todas las Burbujas.

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Lo viejo está en crisis, pero lo nuevo ni siquiera lo estamos imaginando. Por eso también nosotros somos parte de la crisis y de los síntomas mórbidos.
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Hace tiempo que las turbulencias económicas conviven con nosotros y es algo que algunos tenían olvidado, mientras que otros, los más jóvenes, ni siquiera habían conocido. Además, un periodo de ajuste, si la situación no es catastrófica, también puede servir para higienizar la economía, limpiarla de advenedizos, mediocres, aprovechados y vagos.
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Las empresas fabricantes de humo, empobrecieron a unos cuantos inversionistas y enriquecieron a unos pocos avivados y vendedores de humo. Fue el anuncio del capitalismo de nuevo tipo. No sustituía el anterior, lo complementaba.
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El capitalismo gaseoso.

Esteban Valenti (*)


Hubo un capitalismo sólido, material que acumulaba capital y riqueza fundamentalmente a través de la producción industrial. Así nació.

"La crisis consiste precisamente en el hecho deque lo viejo está muriendo y lo nuevo no puedenacer: en este interregno aparece una granvariedad de síntomas mórbidos" Antonio Gramsci Cuadernos de la cárcel.

Nada más material y tangible que el capitalismo en su génesis. Posteriormente los servicios, a partir del transporte, las comunicaciones y los bancos le fueron introduciendo otros elementos menos tangibles pero igualmente asociados a la producción. Duró muchas décadas.

Luego vino una fase más líquida, más cremosa del sistema. Básicamente comienza con la globalización y una supuesta liberalización, que tenía sus límites en la conveniencia de los países centrales. El comercio, los servicios, en particular la industria de las ilusiones (turismo, deporte, espectáculos, moda) y más tarde las nuevas tecnologías de la información se transformaron en los sectores más dinámicos de la economía mundial. Su ritmo de crecimiento en los últimos veinte años fue muy superior al nivel de crecimiento del PBI mundial.

Algunos líquidos alcanzaron tal nivel de volatilidad que iniciaron el proceso gaseoso, como por ejemplo la explosión de las empresas de Internet. No todas, las punto.com que al final de los años 90 y principios del 2000 acuñaron el concepto de la nueva economía ; una forma de generar valor por encima de la historia económica y la experiencia anterior, a partir de indicadores nuevos y totalmente arbitrarios. Explotó en el 2000, desfondando el NASDAQ, el índice de las acciones tecnológica desde los más de 5000 puntos a 2000 en pocas semanas, recuperando su valor e importancia las empresas que realmente producían algo y evaporándose las que producían humo.

Las empresas fabricantes de humo, empobrecieron a unos cuantos inversionistas y enriquecieron a unos pocos avivados y vendedores de humo. Fue el anuncio del capitalismo de nuevo tipo. No sustituía el anterior, lo complementaba.

Veamos que sucedió después, en plena era neoliberal: Durante la generación anterior (desde la liberalización de la banca de los años de Reagan), la economía estadounidense ha estado financiarizada. La importancia del negocio de mover el dinero, de rebanar, trocear y reenvasar activos financieros, ha subido vertiginosamente en comparación con la de la producción real de cosas útiles. Eso que se ha dado en llamar oficialmente sector de "seguros, contratos de mercancías e inversiones" ha crecido muy deprisa, desde sólo un 0,3% del PIB a finales de los años setenta hasta el 1,7% en 2007. Lo afirma Paul Krugman, destacado economista y Premio Nobel de su especialidad.

Fue ese re-empaquetado venenoso de activos financieros, comenzando por las hipotecas basura lo que llevo a la explosión del sistema financiero. Primero el norteamericano y luego al de casi todos los países ricos del norte. Todos asociados a través de la globalización financiera con este nuevo capitalismo gaseoso, es decir basado en las burbujas. El problema es que las burbujas se diseminaron por todo el cuerpo del sistema y con su explosión afectaron no sólo al sistema financiero gangrenado por los gases, sino al resto de la economía. En particular al consumo, pues el sistema diseminó su patología a todas las familias, a las empresas, a la hipertrofia de lo financiero a todos los niveles.

Las burbujas hipotecarias, estaban asociadas a burbujas en los seguros y en otros activos financieros venenosos que arrastraron a la crisis no sólo los grandes productores gaseosos, como los bancos de inversión, sino a enormes compañías de seguros, como AIG y otras y a decenas de bancos. Los más grandes se salvaron porque los Estados, comenzado por Estados Unidos y Europa quemaron en la hoguera de la crisis decenas de billones (millones de millones) de dólares y de Euros. Es decir que las sociedades a través de la mayor redistribución de los recursos que se conozca en la historia apuntalaron a los sistemas financieros enfermos y humeantes.

La explosión de las burbujas siguen afectando al crédito y por lo tanto al consumo y a la inversión y un punto neurálgico del debate es el nivel de regulación del sistema financiero. Los ultra neoliberales, una nueva categoría de fanáticos que no aprenden ni siquiera con los derrumbes, insisten en la misma falta de controles de antes.

Los impactos sólidos.

Las consecuencias primeras de la crisis están a la vista: el 9.5% de los norteamericanos está desocupado, y casi el 20% de los españoles, para tomar sólo dos países. Las mayores empresas industriales de la economía sólida, como General Motors o Crysler se fundieron y están tratando de salvar algo. No hay compartimientos estancos en la economía, menos cuando lo que explota es su parte gaseosa, cuyas burbujas están en directa relación con la producción de viviendas o de bienes de consumo como los autos.

La tasa oficial de desempleo en todo EEUU es de 9.5%, pero, según el New York Times, no incluye a aquellos que se han dado por vencido y ya no buscan trabajo o a los que se han visto obligados a reducir sus horas de trabajo, la desocupación ronda en realidad el 20%.

California que tiene el record oficial y nacional de desocupación con el 11.3% (20.3% la real), el Estado más rico de la Unión, la séptima economía mundial afronta hoy una grave crisis económica, fiscal y social. Los recortes de 26.500 millones de dólares en programas sociales del presupuesto del Estado, impactarán de manera terrible en los sectores más pobres y necesitados. Allí ya funcionó la motosierra, paradójicamente en el corazón tecnológico del planeta.

Las Naciones Unidas estiman que producto de la actual crisis económica mundial habrá 90 millones de personas más de los estimado anteriormente que vivirán en la pobreza extrema. Desde 1990 el número de personas hambrientas había bajado en 20 por ciento, pero en el bienio entre 2006 y 2008 "los adelantos logrados se perdieron". En lo que respecta a las personas que viven en pobreza extrema, es decir, con menos de 1.25 dólares al día, se estima que al finalizar este año habrá entre 55 millones y 90 millones de personas más que lo previsto en los planes originales.

Esto es que en esta meta de desarrollo habrá un fuerte retroceso. Según explica el informe, entre 1995 y 2005 la cifra de personas en pobreza extrema había pasado de mil 800 millones a mil 400 millones, pero el avance se revertirá al final de este año, es decir volveremos al 30% de la población mundial viviendo en la miseria extrema.

Otro indicador que aumentará es el del desempleo; como promedio mundial se estima que 2009 terminará con rangos de entre 6.1 y 7.0 por ciento para los hombres y de 6.5 a 7.4 por ciento para las mujeres.

De vuelta al humo.


Mientras esto sucede en el mundo sólido, Goldman Sachs anunció ganancias históricas en su último trimestre y se apresta a distribuir altas primas a sus ejecutivos, similares a las que pagaba antes de la crisis. Y esta noticia ha impactado naturalmente en Wall Strett y de allí en todas las bolsas.


Es decir que una empaquetadora de humo financiero de primer nivel ha vuelto a sus andanzas, en sus resultados no hay otra cosa que el mismo manejo que antes de los activos financieros, nada tienen que ver con la economía real, sólida o líquida. Es gas y más gas.


Los Estados han quemado en las hogueras gaseosas cifras siderales de recursos públicos, pagados por todos los ciudadanos y se han quedado con acciones y por lo tanto con la propiedad de bancos, industrias, compañías de seguro y ahora las mechas que hicieron detonar el sistema vuelven a la carga, sin controles, sin cambios substanciales que nos protejan de nuevas explosiones. Lo único que está en discusión es en cuanto tiempo volverán a deflagrar.


Volvamos a Paul Krugman: Dicho crecimiento sería estupendo si ese carácter financiero realmente cumpliese sus promesas (si las empresas financieras ganasen dinero dirigiendo el capital hacia sus usos más productivos y desarrollando formas innovadoras de repartir y reducir los riesgos). Pero, ¿puede alguien, en este momento, afirmar eso sin inmutarse? Las empresas financieras, como sabemos ahora, han dirigido enormes cantidades de capital hacia la construcción de casas invendibles y de centros comerciales vacíos. Han hecho aumentar el riesgo en vez de reducirlo y lo han concentrado en vez de repartirlo. En la práctica, el sector ha estado vendiendo peligrosos medicamentos patentados a consumidores crédulos.


En la base de la credulidad, de la expansión geométrica de la especulación financiera es decir del capitalismo gaseoso hay una filosofía, una moral, o mejor dicho una inmoralidad: el lucro, el enriquecimiento en el menor tiempo posible, distribuyendo los riesgos de manera social y asegurando las ganancias a nivel individual es la base del progreso, es el motor de la civilización y será la clave para la salida de la crisis.


Como no podía ser de otra manera el sistema no ha tenido la menor capacidad crítica, las voces como la de Krugman son un lamento en el desierto.


Lo que explotó es la concepción de que le mercado puro, disociado completamente de la sociedad, de la política, de las regulaciones es el motor del nuevo mundo. El capital como ente abstracto y gaseoso independizado de los contextos socio culturales, es decir de los seres humanos.


La globalización es hoy sobre todo la globalización financiera, es decir un capitalismo fumoso basado en la hipertrofia del sistema financiero, disociado de la actividad real, con sus propias normas y con una sola moral: el máximo beneficio.


El capitalismo Se encuentra por todas partes y en ninguna porque ha pasado de un estado sólido a gaseoso y porque su objetivo fundamental no consiste ahora en la producción de bienes sino en la producción de realidad, una segunda realidad, o realidad de ficción, expurgada de proyecto y de sentido, descargada de tiempo histórico y convertida en máximo pasatiempo en la cultura de la distracción . afirma Vicente Verdú en su libro "El estilo del mundo", subtitulado "La vida en el capitalismo de ficción"


Los que están en falta no son los sacerdotes, los ideólogos del capitalismo gaseoso, ellos cumplen perfectamente su papel, somos nosotros, la izquierda, que se arrinconó a llorar por el impacto social, pero que a nivel internacional es incapaz de promover un debate de fondo, profundo sobre el destino de nuestras sociedades, de nuestro mundo.


Sin determinismo, sin respuestas únicas y totales, pero rescatando el carácter esencial de nuestro origen: la injusticia, la barbarie de la miseria y el hambre tiene causas humanas y sus soluciones y alternativas serán sólo dolorosas y revolucionarias soluciones humanas. A veces se tiene la sensación de que el gas ha entrado también en nuestros cerebros.


Lo viejo está en crisis, pero lo nuevo ni siquiera lo estamos imaginando. Por eso también nosotros somos parte de la crisis y de los síntomas mórbidos.


(*) Periodista, escritor, coordinador de Bitácora.


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miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿ QUIEN GOBIERNA LA GLOBALIZACION.?. El MERCADO.- es decir, las Corporaciones Transnacionales.

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Durante la década de los 90, mientras la rueda del casino financiero global giraba maníacamente y el sueño de la especulación infinita proyectaba la fantasía del optimismo perpetuo, existía la presunción de que alguien estaba a cargo de la conducción.
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Por eso la globalización no es solo un fenómeno económico, sino también un proceso de integración creciente en términos políticos, sociales y culturales.


La Globalización neoliberal, como proceso es Polisémico, Multidimensional y Concatenado.

Quién gobierna la globalización?

¿ Frente al fracaso del G-5, -Economías Emergentes - el G-8 - Los países más industrializados y responsables de la mayor crisis global, hoy transformada en Triple Crisis: Económica, financiera sistémica, Crisis Medio Ambiental planetaria y Crisis de Confianza mundial - el G-20 - Las economías más poderosas del mundo, entre países capitalistas occidentales y países de economías emergentes, más invitados - Hasta ahora fracasaron. Porque?. Los propios responsables podrían dar una salida, una solución a lo que ellos mismo crearon, del cual son autores, la Triple Crisis Global?. Ahora se dice la "salida", el G-192 - los 192 países miembros de la ONU. ¿PODRAN?.. Nos preguntamos como simples ciudadanos de a pie.- P.R.F.
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José Miguel Amiune.

Y contestaba: "La globalización se nos representa como un vehículo monstruoso y sofisticado que se autopropulsa a velocidad supersónica, ignorando fronteras y arrasando lo que encuentra a su paso. Lo más grave es comprobar que esa máquina no tiene nadie al volante. De hecho, no tiene volante. Tampoco un conductor que pueda controlar su dirección y velocidad. Se propulsa por la necesidad de maximizar ganancias y se guía por sus propios apetitos. Y lo que es peor... sigue acelerando".

Esa suerte de avión supersónico, carente de plan de vuelo y de controles, que respondan a un centro de decisiones o una hoja de ruta, se estrelló en Wall Street el 11 de Septiembre de 2008, con la quiebra de la centenaria firma Lehman Brothers desatando la mayor crisis económico-financiera desde 1929.

Es lógico, pues, que el interrogante sobre ¿quién conduce el proceso de globalización? se vuelva acuciante, luego del estallido de la crisis.

Durante la década de los 90, mientras la rueda del casino financiero global giraba maníacamente y el sueño de la especulación infinita proyectaba la fantasía del optimismo perpetuo, existía la presunción de que alguien estaba a cargo de la conducción. Mientras el G-7 (las grandes potencias económicas capitalistas) bajo el unilateralismo norteamericano como piloto, trataban vanamente de imprimirle alguna dirección al proceso, el World Economic Forum, desde Davos, operaba como la usina intelectual y colegio cardenalicio de la nueva teología del "mercado global autogobernado". Luego incorporaron a Rusia, creando el G-8, en un intento de compartir los riesgos de este viaje espacial cotripulado.

Cuando la crisis de 2008 estalla y nos despertamos del "sueño especulativo eterno", los países ricos descubren que los emergentes tienen algo que decir sobre el plan de vuelo y los incorporan a la tripulación para reconstruir, con los restos de la nave colapsada, una nueva arquitectura financiera internacional. Así, aparece en escena el G-20 (los 8 más 12 países emergentes que se reúnen en Washington primero y en Londres después).

Este mes de julio de 2009 en su reunión de L'Aquila, Italia, el G-8 sumo a 19 países y varias organizaciones internacionales, para tratar la crisis económica, el problema del hambre y el calentamiento global. Es decir, estuvieron los 8 más 11 países emergentes entre los que se contaron China, Brasil, México y Egipto, entre otros.

¿Qué se busca con estas ampliaciones de la mesa de las decisiones globales? Compartir la responsabilidad y los costos sociales de una crisis que generaron, básicamente, EE.UU. y sus socios originarios. Todo apunta a transformar al G-20 en una supuesta plataforma de gobernabilidad del sistema mundial, con miras a la reunión a celebrarse en Septiembre en Pittsburg, Estados Unidos.

¿Por qué? Porque aunque hay indicadores de recuperación -a partir de Junio- en las economías capitalistas de Occidente y China comenzó su recuperación en marzo, la desocupación aumenta en el mundo entero. En junio se perdieron 473.000 puestos de trabajo en EE.UU. y el desempleo trepó al 9,6%.

Es decir que, en cuanto a los efectos sociales de la crisis, lo peor está por venir. Ello ha provocado que Nicolás Sarkozy y hasta Joseph Ratzinger alertaran sobre la "necesidad de un orden mundial más democrático que otorgue un papel mayor a los países emergentes y la urgencia de una nueva y verdadera autoridad política mundial, sin la cuál no se puede conducir la globalización" (Veritas in Caritate, Cap. 6, punto 67). Lula sostuvo -contundente- que el G-8 ya no tiene razón de existir.

Finalmente y a pesar de los devaneos neo-liberales de Davos los líderes del mundo han entendido que la globalización es un proceso simultáneo de fragmentación e integración, en que la producción se descentraliza, al tiempo que se concentra en el sistema integrado de producción transnacional. El resultado es la unificación del mercado, a través de un solo modo transnacional de producción y el predominio de una lógica de desterritorialización. Cada fase del capitalismo genera su sistema de instituciones políticas y económicas, que tornan posible el proceso intensivo de acumulación. Es la idea de Marx: "En el capitalismo, no hay nada particular fuera de lo general".

Por eso la globalización no es solo un fenómeno económico, sino también un proceso de integración creciente en términos políticos, sociales y culturales.

Raymond Aarón fijó la regla estratégica primordial: "El que sabe el qué, descubre el cómo". Por eso el G-8 no es más el eje del poder mundial y el G-20 intenta transformarse en la nueva plataforma de gobernabilidad global.

¿Lo logrará? Nadie lo sabe. Ya apareció otra propuesta, una nueva contradicción, que dice: El G-8 debe ceder el paso al G-192, es decir a todos los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas. Los 192 países que integran el nuevo grupo se reunieron en Nueva York, en la Asamblea General de las Naciones Unidas realizada entre el 24 y el 26 de junio pasado. El presidente del Grupo, Miguel D'Escoto Brockmann, a la sazón Presidente de la Asamblea de la ONU, criticó al G-8 y la reunión de L'Aquila diciendo que mientras se jactan de representar el 65% del Producto Bruto Mundial, solo incluyen al 14% de la población del globo.

El G-192 ya cuenta con su Comisión de Expertos que preside Joseph Stiglitz, la que ya comunicó sus recomendaciones, entre ellas, la democratización del FMI, el Banco Mundial y la OMC, el uso de una nueva moneda global de reserva que desplace al volátil dólar estadounidense, el establecimiento de regulaciones más estrictas sobre los mercados financieros, las agencias calificadoras de riesgos, los derivados y la asunción de riesgos excesivos. Los expertos propusieron, también un impuesto sobre las transacciones financieras para reducir la volatilidad y proporcionar ingresos para financiar el Consenso de Monterrey de 2002 y los Objetivos de Desarrollo del Milenio, con el fin de reducir la pobreza y mejorar la salud y la educación.

Cuenta con el apoyo de 21 organismos de las Naciones Unidas y proporcionará un espacio de participación a las organizaciones de la sociedad civil a través del Foro Social Mundial, una especie de anti-Davos que se reúne desde el año 2000.

Como verá, estimado lector, es difícil predecir quien gobernará la globalización, en el supuesto que este proceso vertiginoso de concentración y acumulación capitalista, sea susceptible de ser gobernado.
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martes, 22 de septiembre de 2009

PAISES EMERGENTES, ECONOMIAS BRICH: Van saliendo progresivamente de la crisis global y asumen nuevas responsabilidades políticas.

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Las economías emergentes, la "nueva" era, la del “Cambio de Época” asumen progresivamente nuevos retos y responsabilidades políticas en un escenario mundial pleno de contradicciones y complejidades donde (in)surgen nuevos Poderes Regionales descentralizados.
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LÍDERES de las Economías Emergentes. Economías BRICH. Asumen nuevas responsabilidades.
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PAISES EMERGENTES, ECONOMIAS BRICH: Van saliendo progresivamente de la crisis global y asumen nuevas responsabilidades políticas.

Una nueva mirada mundial en torno a las economías emergentes, o economías BRICh nos permite analizar e interpretar como en la "nueva" era, la del “Cambio de Época” asumen progresivamente nuevos retos y responsabilidades políticas en un escenario mundial pleno de contradicciones y complejidades donde (in)surgen nuevos Poderes Regionales descentralizados ( consecuencia directa de la profunda crisis estructural ) del modelo norteamericano y de la “vieja” Europa, fundados en las últimas décadas en el mercado – economía libre - en el uso intensivo del capital financiero-especulativo y así como el uso intensivo de la Información, el violento cambio político de desplazar al Estado.

La globalización neoliberal, la transnacionalización de los monopolios imperialistas en tanto corporaciones transnacionales, concentraron todo el poder económico del mercado en un sólo modelo- La Economía Libre de Mercado - y centralizaron políticamente todos los poderes locales y regionales en relación a un Estado Corporativo Global.
Tres décadas, crecieron y florecieron mundialmente; Tres décadas recorrieron como únicos competidores, montados encima de una crisis inherente al propio capitalismo, destruyeron economías, profundizaron exclusiones globales de carácter social, desarrollaron políticas públicas como políticas sociales y programas sociales profundizando asimetrías económicas hoy múltiples y complejas, así como la desigualdad sistémica de su modelo fue el origen de las inmensas turbulencias culturales de un mundo que arde en Llamas y un continente como América Latina donde un gigantesco volcán social y político recorre todos los escenario geográficas, desiguales, diferentes y diversos. Y hoy Tres crisis globales están desmoronando – acabando – el modelo del capitalismo salvaje: Crisis económica financiera sistémica y multidimensional; Crisis Medio ambiental planetaria y multidimensional y Crisis de Confianza Mundial, compleja, polarizada y múltiple.
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GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA Y COMUNICACIÓN FINANCIERA, Economías emergentes: Economía BRICH.

07/09/09 18:24.

Jorge Díaz-Cardiel.

En vísperas de la próxima reunión del G-20, que se celebrará en Estados Unidos a finales de este mes, vale la pena hacer un repaso por las economías de los países emergentes (BRICh) e identificar pistas sobre cómo salir de la crisis económica.

Brasil, Rusia, India y China son países que acuden de pleno derecho a las reuniones del G-20. Más aún, entienden que es obligación del G-8 (los ocho países más industrializados del mundo) el invitarles a dichas reuniones. Su peso poblacional es enorme: más de 3 billones de personas y, sobre todo, su peso económico mundial es cada vez mayor. Pero, además y, sobre todo, se están convirtiendo en ejemplos a seguir para otras economías que, en las circunstancias actuales, quieren salir de la crisis económica. Y no me refiero a Namibia, Ghana o Bolivia, sino a países supuestamente ricos, como España o Italia, cuyas economías están, ahora, en franco retroceso.

No deja se ser irónico que, algunos, de los llamados países desarrollados (Italia, España, por ejemplo) deban tomar nota (o lecciones) de lo que están haciendo países emergentes, como Brasil, Rusia, India y China. Y, sin embargo, es así. Su peso en el orden geopolítico es tal que Estados Unidos (tanto con G.W. Bush como ahora con Barack Obama) no puede dejar de tenerles en cuenta en cualquier cosa que haga: ni en el ámbito económico, donde el PIB americano supone casi un 25% del total mundial, ni en la configuración de su política exterior. Esta realidad es la que lleva a Thomas P.M. Barnett, autor del bestseller publicado por "The New York Times, "The Pentagon's new Map" (2009) a defender la tesis de que la labor principal de los Estados Unidos, hoy, es mantener su hegemonía como principal potencia mundial. Barnett sostiene que, frente al "orden post americano" defendido por el director de Newsweek, Fareed Zakaria, la globalización es una invención netamente americana; por tanto, si Norteamérica quiere seguir siendo el primer país del mundo, lo que tiene que hacer es atraer a los cuatro países emergentes BRICh a "su" propio fenómeno de la globalización, e integrarles en "su" propio sistema; no vaya a ser que estos países se monten una globalización por su cuenta, al margen de América o la Unión Europea.

Brasil es el país líder del subcontinente americano; Rusia (habiendo dejado aparcadas sus ambiciones imperiales, pero sin renunciar a su área de influencia "natural": las antiguas 15 repúblicas ex-soviéticas y los Países del Este que, hoy, bien están en la Unión Europea, bien son miembros de la OTAN) es una potencia energética que, todos los inviernos mantiene en vilo a Europa, "no vaya a ser nos corte el suministro de gas, debido a sus conflictos con Ucrania" y es una enorme fuente de recursos naturales. Además, Rusia ha tenido la (mala) costumbre de proveer de materias primas, hasta ahora, a enemigos declarados de Estados Unidos, como Corea del Norte o Irán, entre otros. Sus reservas de petróleo y carbón (dejemos de lado, por un momento, el problema del cambio climático, que ya trataremos desde el punto de vista económico) le convierten en un partner indispensable con el que hay que contar, guste o no guste.

China: capitalista y fábrica del mundo.

China, con independencia de sus 1,3 billones de habitantes (cifras oficinales según el censo elaborado por el Gobierno chino y el Partido Comunista, PCCH), condiciona enteramente la política exterior de los EEUU en Asia, donde cada vez más supera a Japón en influencia (aunque todavía no en PIB). Desde las reformas introducidas por el "pequeño Timonel", Deng Xiaping a principios de los años ochenta, cuando afirmó "en China, hacerse rico es glorioso" (la frase es textual) 400 millones de chinos han salido de la extrema pobreza y, viviendo en las grandes urbes de la costa en torno a grandes centros de producción, semiprivada y/o estatal, se han convertido en el equivalente a nuestra clase media: ingresos anuales de entre 8 y 9.000 euros, algo parecido a lo que en Europa supondrían unos ingresos de entre 36.000 y 40.000 euros anuales por hogar. China es hoy "la gran fábrica" de bajo coste del mundo y de, ahí que, en un mundo globalizado donde la demanda consumista de Occidente incita a producir, los chinos se han posicionado como los más eficaces y los más eficientes. Que, a pesar de ser un país comunista, no tengan un sistema nacional de Seguridad Social (como el que tenemos en la Unión Europea, por ejemplo), sería objeto de otro artículo: irónico, pero hasta los paraísos comunistas, tienen desigualdades...
Según Niall Ferguson, economista e historiador de Harvard y autor de varias obras maestras sobre la historia del Capitalismo ("The Ascent of Money", 2008; "Empire: how Britain made the Modern World", 2007), "el ascenso de China es el cambio económico y geopolítico más sobresaliente de nuestro tiempo", y cita un muy formidable y reciente estudio del autor británico Martin Jacques: "When China rules the world: the rise of the Middle Kingdom and the end of the Western World" (2009). Confieso que, de la media docena de ensayos macroeconómicos (éste tiene casi 600 páginas, prolijas en datos y estadísticas recientes), que he estudiado este año sobre el ascenso (reitero, parafraseando a Ferguson) "económico y geopolítico de China", éste, junto a "China shakes the world: the rise of a hungry nation", del periodista de Financial Times, James Kynge, son los libros recientes que más luz arrojan (en mi opinión) sobre cómo entender y mejor aprovechar el fenómeno chino, desde una perspectiva económica, financiera, de negocios y de comunicación.
Conforme escribo estas líneas, escucho de lejos, en el salón, a una periodista de Antena 3 anunciar el acuerdo accionarial entre Telefónica y China Unicom para acceder conjuntamente a 550 millones de clientes y potenciales clientes o, lo que es lo mismo, a casi un 10% de la población mundial en el lucrativo mercado de las telecomunicaciones. Qué casualidad. O no. Empecé a estudiar mandarín en septiembre de 2007, tras pasar mi mujer y yo allí el verano de aquel año (Beijing, Shangai, Xian), bajo la premisa de que sería bueno aprender dicho idioma, en términos de potencial desarrollo de negocio: ya son media docena de amigos míos, cuyos hijos, además de inglés, estudian mandarín en el colegio. Cosas de la Globalización, cara al futuro que nos espera: todos esos amigos son, o gentes de la banca, o expertos en comunicación y/o consultores de negocio.
Mientras Occidente ha gastado y/o consumido (Estados, Empresas, Familias, Individuos), a costa de endeudarse, China ha sido motor de crecimiento, proveedor de los productos consumidos y, lo más importante, financiador de la deuda de Occidente. Sus bancos (al menos tres de ellos) están entre los cinco y diez primeros del mundo por activos, por capitalización bursátil y por beneficios. Sus fondos de inversión soberanos (State wealth funds) han rescatado a muchos bancos de inversión americanos de la debacle financiera de estos dos últimos años y, de no haber sido por la oposición del Congreso y Senado americanos, muchos iconos empresariales americanos hubieran acabado en manos de los chinos.

Hillary Clinton, cuando fue candidata demócrata a las primarias de su partido para la nominación presidencial, durante el año 2008, llamó la atención sobre ello, con la agudeza e inteligencia que le caracterizan. China, además, ha sabido copiar cómo hacer software, electrónica de consumo, ordenadores, coches, ropa, etc, de una manera infinitamente más barata a como producimos en Occidente. Dos datos más: un tercio de la deuda exterior norteamericana está en manos chinas y, con los datos más recientes de crecimiento del PIB chino de esta misma semana pasada (segundo trimestre de 2009), la economía China ha crecido en el segundo semestre del año en el entorno del 8%.

Elocuentemente, la portada del 16 de julio (de 2009), del semanario americano de negocios Business Week, llevaba por título, "China se va de compras"; y, si el proteccionismo de ciertos estados no se lo impidiera, muchas más empresas capitalistas del mundo desarrollado, serían compradas por los chinos. Capitalismo en lo económico y férreo control ideológico por parte del PCCH – Partido Comunista Chino - se están demostrando eficaces: también dejamos de lado, ahora, los derechos humanos, las luchas étnicas, o las enormes desigualdades sociales entre chinos ricos y pobres, entre chinos que viven en la costa y chinos que viven en el interior rural. China quiere que su peso en política exterior sea parejo a su influencia económica.

Y, para dejar claro que va en serio, "reta" a los EEUU, al menos en la Era Bush, hasta hace unos meses, al aliarse con los genocidas en Darfur, a cambio de materias primas (petróleo) con que nutrir su producción industrial; provee (ha proveído) de uranio a Irán y a Corea del Norte "para fines civiles y pacíficos" y ha organizado, en agosto de 2008, los Juegos Olímpicos más espectaculares de la Historia, en lo que ha sido el broche final a la incorporación de China al nuevo orden económico y político mundial que, ya con Obama, es netamente multipolar.

No olvidemos que, hasta hace muy poco lo que se sabía de China, eran básicamente clichés como el poder absoluto de Mao (1949-1976), el desastroso Gran Salto Adelante de los años cincuenta, la Revolución Cultural de los años sesenta y los, -al menos-, más de 70 millones de chinos que murieron asesinados como consecuencia de las purgas de origen ideológico estalinista (Mao copió, en esto, a su "maestro", Stalin, por mucho que le odiase, como ponen de manifiesto todas las biografías sobre Mao Zedong, fundador de la República Popular Comunista China).
Sin embargo, más de treinta años después de muerto Mao, China es hoy más conocida, por ejemplo, porque Shanghai tiene 5 veces más, en su zona financiera, rascacielos que Nueva York, que es mucho decir. Y, como éste, China destaca por mil ejemplos más, vinculados a su desarrollo económico. ¡Formidable cambio experimentado por China...!
India no es sólo Bollywood, sino ingenieros e innovación

India, desde su independencia del Imperio Británico, primero; la partición con Pakistán, después, vivió como país semisocialista y bajo la influencia de la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Enemigo no declarado, por tanto, de los EEUU. Desde la época de Bill Clinton, después con Bush hijo y ahora con Obama, India está llamada a ser uno de los grandes aliados políticos y económicos de Estados Unidos. Más de mil millones de personas viven en India. Un 70% viven en la pobreza, a veces extrema, y unos 300 millones (con salarios mensuales de 300-400 euros al mes), se ha convertido en clase media.

En Harvard Business School cifran en el número de ingenieros que tiene un país, su potencial de desarrollo económico (entre otros parámetros, claro está): India es hoy el país del mundo con mayor número de ingenieros. No es de extrañar, por tanto, que, por un lado, sean tantos los expatriados indios que van a trabajar al Silicon Valley (para ser empleados por Apple, Intel, Microsoft, HP, etc) o que India se haya convertido en la segunda gran meca del software, tras los EEUU.

Es una falacia que India es un mero país de outsourcing tecnológico: es eso, y mucho más. Y está llamado a ser, gracias a su abandono del socialismo y el haber abrazado el capitalismo globalizador, una de las más importantes economías del mundo, como destacan, por ejemplo el editor de Newsweek, Fareed Zakaria, en su libro "The post American World" (2008), David E. Sanger, del New York Times en "The Inheritance: the World Obama confronts and the challenges to American Power" (2009) y el gran experto en relaciones internacionales Thomas P.M. Barnett en "Great Powers: America and the World after Bush" (2009), en tres libros de ensayo interesantísimos recientemente publicados sobre la materia.
A mediados de julio de 2009, India, anunció que lanzaba su segundo modelo de coche más barato del mundo..., dirigido a los mercados más desarrollados (EEUU y Unión Europa): adiós Seat Ibiza, adiós...; en cualquier caso, la economía India pisa los talones a la China, con crecimientos cercanos al 7% anual y, en veinte años, sin lugar a dudas, estará/será miembro de pleno derecho del G-8. A saber dónde estaremos nosotros (España), para entonces...
Brasil: de las favelas al pragmatismo de Lula da Silva y su influencia regional.

Vuelvo a Brasil porque es el caso más interesante. Brasil es conocido por sus inmensas reservas naturales, por las favelas y su extrema pobreza y por la fama y enorme prestigio que tiene su Presidente, Lula da Silva. Es el país más poblado de América Latina. Y el único en que no se habla castellano. Curiosamente, con crecimientos del PIB del entorno del 4%, Brasil es el único interlocutor válido de la región para Estados Unidos. México y la Colombia de Alvaro Uribe (gobierno de derechas) son aliados de Estados Unidos, pero no líderes de todo el continente americano, cara a su interlocución con Estados Unidos. Tanto Bush como Obama, han otorgado ese honor solamente a Brasil.
Forget about la Venezuela de Chávez y sus seguidores: Rafael Correa de Ecuador, Evo Morales de Bolivia, los ex sandinistas de Nicaragüa, la enriquecida Cristina Fernández de Argentina, etc, por no hablar del depuesto (y supuesto marxista) presidente de Honduras, Zelaya o de la Cuba comunista de los Hermanos Castro...: como dicen, medio broma, medio en serio, los expertos en relaciones internacionales: "Los Estados Unidos han estado demasiado ocupados con Oriente Medio en los últimos siete años, porque han dejado que, en su patio trasero, los hispanoamericanos se hagan todos comunistas". Países paupérrimos que, de seguir por esa senda, van a experimentar retrocesos muy importantes en sus economías. Todavía me resulta inexplicable, que, a finales de julio de 2009, el ministro de Exteriores Español, Miguel Angel Moratinos, hiciera una ruta por estos países socialistas, en vez de hermanarse con los que son verdaderos motores económicos de la región, en beneficio de España.
Mientras Brasil, en manos de un ex sindicalista de origen ideológico comunista pero reconvertido a la economía de libre mercado ha llegado a ser la economía más boyante del continente, gracias a su entrega controlada al capitalismo, muchos de los otros países hispanos, hoy con gobiernos de orientación marxista, hunden sus economías en la miseria y, lo que es peor, paran el reloj de la historia para dar marcha atrás y volver a la época previa a la de la caída del Muro de Berlín, como si el marxismo leninismo fuera un punto de referencia válido, hoy. Que les pregunten a los rusos, en julio de 2009, si prefieren los ingresos provenientes del petróleo y su capitalismo crudo y duro (como el que forjó la América boyante y expansiva en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX) o volver a la época de 70 años de comunismo donde, dejando de lado los gulags y campos de concentración, ni había comida en los frigoríficos (para los afortunados que tenían frigoríficos) ni había posibilidades de prosperar; porque como decía el refrán ruso de la época soviética, "los trabajadores hacemos como que trabajamos y el Estado hace como que nos paga".¿Hacia dónde va España? Actualmente, por el camino equivocado para salir de la crisis...

Este último refrán soviético me trae a lugares más cercanos, a España. Curiosamente, extrañamente, las encuestas nos dicen que muy pocos jóvenes españoles quieren ser empresarios (al contrario que en EEUU, donde la inmensa mayoría quiere vivir el sueño americano y enriquecerse, montando su propio negocio, casi siempre pymes y, muchas veces, emporios y grandes corporaciones mundiales).

Al contrario, las encuestas nos dicen que uno de cada tres jóvenes españoles quiere ser funcionario "y tener un empleo fijo de por vida", aunque ganen poco dinero por supuesto.

Tras los ejemplos que he puesto de Brasil, Rusia, India y China, en que han abandonado -o están abandonando- economías estatalistas, intervencionistas semi o enteramente socialistas por otras economías de inspiración capitalista e interconectadas en el fenómeno de la Globalización, da la sensación de que España, con el Gobierno actual, sigue un camino opuesto al que dictan la buena experiencia, las buenas prácticas y el sentido común. Si el presidente Rodríguez Zapatero cree que el presidente Obama, por ser radicalmente opuesto a Bush, es un presidente de izquierdas que va a convertir EEUU en un país semi-socialista que va a renunciar al liderazgo mundial que ha ostentado América en los últimos setenta años, Zapatero se equivoca desde la A a la Z(P).
Más allá de la (maravillosa) retórica de los discursos de Obama, Zapatero debería poner atención en el contenido y sustancia de los discursos de Obama y, darse cuenta, de que la economía de libre mercado, con normas y regulaciones, sujeta al imperio de la ley, es la mejor receta para salir de la crisis. Pero claro, en EEUU, los jóvenes quieren imitar a Bill Gates, Steve Jobs, Warren Buffett o a Ted Turner, mientras que en España, muchos jóvenes se sienten atraídos por el atractivo discurso planetario de Leire Pajín, en el que el slogan "hágase funcionario y sea feliz", son el colofón del porqué España tiene una tasa de paro del casi 19% (versus 8% de la Unión Europea o 6,9% de la OCDE y un 9,5% de EEUU) y lo va a tener mucho más crudo y difícil para salir de la crisis. Según Joaquín Almunia (declaraciones de primeros de septiembre), España tardará un año más que el resto de Europa, en salir de la crisis. Las anunciadas subidas de impuestos no van a ayudar.

La buena noticia (que no son los casi inexistentes brotes verdes) es que hay buenos ejemplos (los países BRICh) de los que aprender y que, con suerte, Alemania y Francia, tirarán de nosotros para arriba y, sobre todo, las políticas económicas de Obama sacarán América de la crisis y, en un mundo globalizado, también España saldrá beneficiada. La pena es que España no sea capaz de tomar las medidas adecuadas y realizar las reformas necesarias para, transformando su modelo productivo, salir por sí sola de la crisis y, entonces sí, convertirse en miembro de pleno derecho del G-8 o club de los países más ricos de la tierra.
Jorge Díaz-Cardiel Director Corporativo Ipsos Public Affairs.
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