jueves, 21 de agosto de 2008

LA INFLACION GLOBAL: LA GLOBALIZACION MUESTRA SU CARA ANTIPATICA.

Impacto. En 50 países es de dos dígitos.
La globalización muestra su cara antipática.
El castigo de la inflación en el mundo.

DIFICULTADES.- La inflación global está cercana al seis por ciento y el crecimiento este año rondará el cuatro por ciento La mitad de la población mundial ya tiene aumentos de precios de dos dígitos Las subas de precios golpean al mundo a gran ritmo.

Antes, la globalización consistía en abaratar las cosas.
Es difícil pensar en algo que no haya bajado de precio en las últimas décadas, a medida que el movimiento global de bienes, trabajo y capital se desplegó por el mundo. ¿Eso llegó a su fin?

Ese movimiento enriqueció tanto a los países desarrollados como a los mercados emergentes. En efecto, entre 2003 y 2007, el PIB mundial creció 5% anual, más rápido que nunca mientras la inflación se mantuvo por debajo del 4%.
Ahora, por primera vez en 35 años, el mundo enfrenta un pico de inflación. La creciente interconexión del comercio global y los mercados de capital que alimentaron el auge, impulsa el lado oscuro de la globalización alrededor del mundo, con mayor celeridad que nunca.

Todo el mundo sintió el dolor. En los países desarrollados, el problema está en las estaciones de servicio, los restaurantes o las cuentas de luz o calefacción. En el mundo en desarrollo, la hiperinflación ya está causando hambre, tumultos e inestabilidad política. Un reciente informe de Morgan Stanley resumió la situación así: "Para nuestra sorpresa, verificamos que 50 de los 190 países del mundo ahora tienen inflación de dos dígitos", incluyendo a la mayoría de los mercados emergentes. En otras palabras, casi la mitad de la población del mundo ya sufre aumentos de precios de dos dígitos.
Otro informe más reciente, del mes pasado, difundido por el Banco Asiático de Desarrollo exhortó a quienes trazan las políticas a abandonar el enfoque de décadas sobre crecimiento y comenzar a combatir la inflación, para evitar un mal mayor: la estanflación.
Maldita palabra, la estainflación. Es esa paralizante combinación de bajo crecimiento y alta inflación, que castigó a Occidente hace tres décadas y ahora significaría el revés de la edad dorada de la globalización.

DIFERENCIAS. Las comparaciones con la década de los `70 del siglo pasado predominan en estos días y algunas son apropiadas. Ahora, como entonces, un incremento del gasto público e irresponsables políticas monetarias laxas, alentaron la inflación. Pero las diferencias importan más.
En aquel entonces, las naciones desarrolladas causaban el dolor y también lo sentían con mayor intensidad: desde comienzos de los `70 hasta comienzos de los `80, la tasa de desempleo en las naciones de la OCDE (el grupo de países industrializados) creció de 3% a 7.8%, a medida que los precios aumentaron más de 10% por año. Ahora, el fenómeno se origina en los mercados emergentes. Países como China comienzan a exportar inflación, debido a que su explosivo crecimiento y voraz demanda de recursos hacen subir los precios mundiales de las materias primas.
El hecho de que la inflación actual está casi en su totalidad relacionada con los picos de precios de las materias primas, constituye otra crucial diferencia con la década de los `70. Por ejemplo, en aquel tiempo, en Estados Unidos, los alimentos y el petróleo representaron el 30% del total de la inflación. Ahora, parece que los precios de los alimentos y el petróleo aumentan de manera inexorable, debido al crecimiento de largo plazo en la demanda de las potencias económicas emergentes como India y Rusia, el lento crecimiento de la productividad de la agricultura y distorsiones en el suministro de petróleo. Esas tendencias acentúan "la posibilidad de que la inflación general se mantendrá más alta de lo que fue en el pasado", indica el economista jefe de Bank of America para Europa, Holger Schmieding.
Con la inflación global ahora cercana al 6%, parecería poco probable que ésta retorne en poco tiempo a su nivel de 2007, de alrededor del 4% y mucho menos a la tasa de 3.5% de comienzos de esta década.
GOLPES. Hasta ahora, numerosas empresas simplemente han absorbido los altos costos y aceptaron tener menores ganancias porque los consumidores acostumbrados a la era dorada de los bienes globales baratos no están dispuestos a pagar más. Pero, eso puede cambiar. Encuestas realizadas tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos muestran que las expectativas de los consumidores respecto de la inflación están en puntos tan altos como no se veían desde hace muchos años, mientras su disposición a pagar más es baja.
Si se mira en retrospectiva, el final de la era de baja inflación era totalmente previsible. Después que estalló la burbuja tecnológica en 2001, los bancos centrales de Occidente, liderados por la Reserva Federal de Estados Unidos, recortaron las tasas de interés para revitalizar los mercados castigados. Varias grandes naciones emergentes como China, que tenían tipos de cambio ligados al dólar, se vieron obligadas a hacer lo mismo, pese a que los recortes no eran necesarios en sus economías de alto crecimiento. El resultado de intereses muy bajos fue una inundación de dinero barato, que se transformó en la semilla del desastre actual.
AMENAZAS. Las fuerzas globales que en otros tiempos restringieron la inflación, ahora se muestran menos fuertes o más complicadas, de lo que la gente pensó. Los productos baratos de China siguen siendo baratos en términos del renminbi (la moneda de ese país), pero el debilitado dólar los ha hecho más caros para los estadounidenses. Si bien Internet todavía es una herramienta poderosa para los consumidores que comparan y los que regatean, no resulta suficientemente poderosa para frenar la ola de creciente demanda global.
Todavía no resulta claro de qué manera la inflación afectará al crecimiento global, pero seguramente no será una situación linda. Estudios de gran influencia realizados por Stanley Fischer y Robert Barro sugieren que el impacto realmente se siente después que la inflación crece por encima del rango de 5 a 7%. El promedio global actual es de 5.5%. El Fondo Monetario Internacional pronostica que el crecimiento global este año será de alrededor del 4%, un punto más bajo que el año anterior, en gran medida, debido a los efectos inflacionarios.
Todo esto subraya la complejidad del nuevo orden económico. La demanda alentada por la globalización ha creado una nueva clase de ricos de mercados emergentes, quienes a su vez han generado una nueva era de inflación global, con la que todo el mundo debe lidiar. La salida no resultará fácil. El ambiente económico global ya está impulsando el proteccionismo y el aislacionismo. Las economías emergentes especialmentelas llamadas economías BRICh. ( Brasil, Rusia,India y China ) deberán hacer opciones dolorosas entre el crecimiento y la seguridad, desenganchando sus políticas monetarias de Occidente y reduciendo los masivos subsidios que ayudan a sus pueblos a comprar alimentos y combustible, aunque distorsionan los mercados y siguen incentivando la inflación global. Algunos países como Turquía, Sudáfrica e India -tienen una situación desoladora de gasto público y difícil en materia política, así como poca riqueza de materias primas- pueden ser duramente golpeados por la estanflación, lo que podría derivar en agitación social.

Muchos otros simplemente entrarán en un período de crecimiento más volátil e incierto. Todos deberán caminar con cuidado para evitar los errores de políticas que llevaron a Occidente a su dolorosa estanflación de los `70. Un dato: hay que olvidar los consejos de dinero fácil de Alan Greenspan y volver a leer las palabras de Paul Volcker, el presidente más conservador de la Reserva Federal, que domó la inflación de dos dígitos que tuvo Estados Unidos. "Lo que necesitan los mercados emergentes es un Volcker propio para crear una recesión", y corregir el problema inflacionario antes de que la situación se descontrole, indica el economista de Morgan Stanley, Joachim Fels.
Por tanto, lo que se necesita es un liderazgo económico pensante y mesurado. Quizás, en ese sentido, la situación no es muy diferente que hace tres décadas atrás.
Uruguay con más inflación.
El lunes de esta semana, se supo que en Uruguay el Índice de Precios al Consumo (IPC) ya alcanzó el 5,91% en los primeros siete meses del corriente año. En julio la inflación fue de 0,45%. El gobierno tenía previsto para este año que la inflación terminara situándose entre 3% y 7%. Ya se considera que es muy difícil que se llegue a la meta. La inflación en el año 2007 fue de 8,5%. Por su lado, el PIB en 2007 creció un 7,4%.

Rusia sufre como durante la escasez crónica soviética.

Las manifestaciones por la subida de la inflación y la merma del crecimiento no solo se traducen en episodios de violencia, como los ocurridos en meses anteriores por el aumento del precio de los alimentos y el petróleo. Hay otros síntomas.
En Rusia, los consumidores han vuelto a hacer stock de alimentos, al igual que en los días de las carencias crónicas bajo el régimen comunista. Ahora están acumulando suficientes alimentos esenciales como harina, fideos y aceite para cubrir varios meses, a menos que la inflación del 15% haga que esos productos sean demasiado costosos. China enfrenta carencias de energía récord, a medida que los siderales precios del carbón y las tarifas de electricidad fijadas por el gobierno obligaron a las plantas más pequeñas a cerrar.
En la mayor potencia del mundo, las empresas rediseñan el negocio. Numerosas aerolíneas y fabricantes de autos están cerca de la implosión. Las cadenas de restaurantes y cafés están sufriendo. Starbucks acaba de divulgar su primer trimestre con pérdidas, debido a los crecientes costos del café y menos personas dispuestas a pagar el precio de un cortado. Procter & Gamble anunció que está repensando su cadena de suministros, con la finalidad de hacer volver las líneas de producción de lugares distantes para que queden más cerca de los consumidores y así reducir los costos de los envíos. newsweek
Problema repercute en los bolsillos
Salarios en suba constante. Temor por una recesión
El economista jefe de la Conference Board (institución de estudios económicos para el sector empresarial de Estados Unidos), Bart van Ark, considera que el crecimiento de una economía global del conocimiento está contribuyendo a lo que puede convertirse en inflación salarial permanente. "Siempre creímos que la globalización deprimiría los salarios, pero en los hechos, para las personas con alta especialización los está inflando", dice, antes de mencionar que en lugares como China, los salarios del sector de información tecnológica, que ya están entre los más altos, siguen creciendo al ritmo más rápido.
En efecto, los salarios están por las nubes a lo largo del mercado en gran parte del mundo en vías de desarrollo: la mayoría de las naciones del Golfo Pérsico, junto con otras como India, Egipto, Sudáfrica, Argentina, Venezuela, Rusia, Turquía, Indonesia, Pakistán, Hungría, Letonia y muchas más, han tenido aumentos salariales de dos dígitos en el corriente año. Mientras, la inflación salarial en la eurozona se aceleró a 3.3% a comienzos de 2008, la más alta en cuatro años. Muchos esperan que se llegue a una espiral de salarios más amplia que la de la década de los `70.
Otros son mucho más cautos.
También hay un argumento en sentido contrario: por lo menos, en Occidente, los temores de una recesión ayudarán a frenar la espiral de salarios y precios. Habitualmente, la dinámica de una espiral es que los consumidores esperan precios más altos, por lo que compran más hoy para ganarle a los incrementos y reclaman salarios más elevados para cubrir los precios. Sin embargo, en la actualidad, el gasto de los consumidores, tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, decrece y algunas encuestas minoristas muestran que las personas comienzan a regatear, al estilo del Tercer Mundo, por los productos en los mercados locales. Mientras, una economía más dura hace difícil que los trabajadores puedan pedir algún aumento. NEWSWEEK .

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