miércoles, 15 de mayo de 2024

LA CONTINUA PAUPERIZACIÓN DE LAS CIUDADES.

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“Descartada esta explicación, las posibles explicaciones radican en varios factores. En primer lugar, el rezago es aún muy importante en el empleo adecuado, aquel que permite ingresos por encima de la línea de pobreza y gozar de un mínimo de protección social. Otra posible explicación es que para los hogares alrededor de la línea de pobreza los precios aumentaron en 7% y (en 11% los alimentos). Los hogares pobres dedican una mayor proporción de sus gastos a los alimentos, por lo que resultaron siendo los más afectados. Según nuestros cálculos, la inflación ha añadido 2,7 puntos porcentuales a la pobreza a nivel nacional, 2 puntos más para los urbanos y 5 puntos para los rurales (de allí el incremento de la pobreza extrema rural). Las políticas sociales no han respondido como debieran ante el deterioro de las condiciones de vida de los hogares. Comparado con el año 2022, la contribución del conjunto de políticas sociales a la reducción de la pobreza ha disminuido en el campo y se ha mantenido en el mismo nivel en las ciudades, a pesar del agravamiento de la situación.  La situación respecto a las transferencias monetarias es aún peor: su contribución se redujo más fuertemente (de 3,8 ptos. a 3,4 ptos. en el área urbana y de 8,8 ptos. a 6,5 ptos. en el área rural). Se hace urgente un replanteamiento de las políticas sociales. Los hogares perderán pronto la paciencia.

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LA CONTINUA PAUPERIZACIÓN DE LAS CIUDADES.

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Por:  Javier Herrera.

Fuente. Otra Mirada miércoles 15 de mayo del 2024.

 

"En la capital se concentra el mayor número de pobres; más se padece hambre en el Perú y en donde no hay ni estrategia ni instrumentos de focalización para la lucha contra la pobreza”.

En 2023, por primera vez en casi 20 años, la pobreza total y la pobreza extrema se incrementaron por dos años consecutivos. Esto nos aleja definitivamente de la trayectoria descendente que se observó en los periodos de crecimiento (2004-2011) y de estancamiento (2012-2019). Las perspectivas de bajo crecimiento potencial de la economía no dejan lugar a dudas de que, aun en un escenario optimista, la pobreza no regresará a los niveles prepandemia en el mediano plazo. Es importante considerar que, para lograr una reducción de la pobreza, la composición sectorial del crecimiento es un factor relevante. En 2023, el PBI cayó en -0,6%, pero los sectores productivos de transformación (manufactura, construcción, agricultura, entre otros) intensivos en trabajo que dan cuenta del grueso del empleo de la población pobre y vulnerable cayeron fuertemente (-7,1%), mientras que las actividades extractivas (principalmente minería) crecieron en 3,9%. Con ese patrón de crecimiento no habrá reducción de la pobreza, aun si el crecimiento macro es positivo.



Cuando miramos la evolución de los gastos entre el 2019 y el 2023, constatamos que la mitad más pobre tuvo una caída mucho mayor que el resto, con tasas más altas en la población en riesgo de caer en la pobreza (-3,9%) y en -2,6% en la población ya en situación de pobreza. Similar patrón se observó entre 2022 y 2023. Muchos no pobres cayeron en pobreza y se profundizó la de aquellos ya en pobreza. En total, en 2023 hay, respecto a 2022, más de medio millón de nuevos pobres (596.000), de los cuales 249.000 son pobres extremos. Si agregamos a la población vulnerable, que cualquier choque adverso la hace caer en la pobreza (31,4% de la población, alrededor de 10 millones de personas), tenemos que 6 de cada 10 peruanos viven en una situación de pobreza o de precariedad.

La creciente pobreza urbana y la pauperización de la capital.

Los resultados del 2023 confirman y agravan una tendencia ya manifiesta desde el 2016: la pobreza en la capital crece a un ritmo acelerado, mayor que en el resto del país. La pobreza en Lima se ha prácticamente triplicado en 7 años, pasando de 11% en 2016 a 28,7% en 2023 y duplicado desde la prepandemia (2019). Según los últimos resultados de pobreza, respecto al total de pobres del país, entre 2019 y 2023, la proporción de aquellos que residen en Lima pasó de 22,8% a 32,6%; es decir, un tercio de la población en pobreza vive (o, mejor dicho, sobrevive) en la capital. Igualmente, preocupante es el hecho de que Lima concentra una mayor proporción de pobres extremos (pasó de 5,1% a 18,4% del total de pobres extremos). Si a ello añadimos el resto de las ciudades, en 2023 el 73,1% de los pobres y el 44,9% de los pobres extremos se encuentran en las ciudades.



La caída en el gasto promedio en 2023 ocurrió en la capital y en el resto de las ciudades (-0,4% y -1,8% respectivamente) y no en el área rural. Si miramos qué ocurrió para la mitad más pobre, la caída fue aún mayor: -1,2% en la capital y -3,2% en las otras ciudades. Los hogares urbanos han tenido que restringir sus gastos, incluso en bienes esenciales como la alimentación. La calidad de la alimentación de los hogares de la capital sigue deteriorándose. Sigue cayendo el consumo de proteínas animales (-2,6% de carne, -3,5% de pescado, -2,2% en leche, huevos, -4,7 en legumbres y verduras). A ese deterioro se añade una caída en la cantidad de alimentos dentro y fuera del hogar (-3,1% en 2023 y -9,9% desde 2019).

Al incremento de los hogares cuyos gastos totales no alcanzan a cubrir la canasta de alimentos, se agregan aquellos que, teniendo mayores recursos, tienen que sacrificar gastos en alimentos para pagar el alquiler, la luz, el agua, el transporte, salud, gastos indispensables sin los cuales no se pueden procurar ingresos. Al sacrificar el gasto en alimentos, muchos de esos hogares tampoco logran cubrir sus necesidades, ya no solamente de calidad de alimentación, sino también sus requerimientos en calorías, esenciales a su salud y actividades cotidianas, incluyendo el trabajar. Gracias a la información recogida sobre cantidad comprada de cada alimento y considerando las recomendaciones de la Organización Mundial de Salud (OMS), hemos podido estimar que en 2023 un poco más de 4 de cada 10 (43,5%) limeños padecen hambre, proporción que más que comenzó a crecer ya desde el 2016, más que duplicándose. La situación en el resto de las ciudades y el área rural también es preocupante. Nunca antes, desde que medimos el déficit calórico, hemos alcanzado tan alto nivel de privación alimentaria. Cuando más se lo necesita, el número de beneficiarios de Qali Warma, en lugar de aumentar, cayó en -0,9% (39.205 personas fueron privadas de la ayuda alimentaria).



Los programas sociales implementados desde el 2005 fueron diseñados para combatir la pobreza rural, en particular la pobreza extrema (que por entonces eran de 83,5% y 41,6%). Al considerarse únicamente la proporción y no el número absoluto de pobres urbanos (que ya superaban al de los pobres rurales), la pobreza urbana quedó fuera del radar de las políticas públicas. Aún hoy, no se dispone de una estrategia adaptada a las formas específicas que reviste la pobreza en las ciudades ni tampoco los instrumentos de focalización. Eso quedó en evidencia ya hace 4 años con la distribución de los bonos a la población urbana en el momento de la pandemia. No se ha aprendido de las experiencias y se ha continuado con un piloto automático (en un carro sin chofer) que nos conduce directamente contra una pared.

¿El ciclón Yaku y las protestas sociales?

¿Cómo hemos llegado a esta situación? La versión oficial pretende culpar al ciclón Yaku, al fenómeno de El Niño o a las protestas sociales que ocurrieron en el primer trimestre del año, sin mostrar mayor evidencia al respecto. Una primera mirada a las evoluciones mensuales nos permite descartar tales explicaciones (o mejor dicho, excusas ante la inoperancia de las políticas públicas). Observamos que durante la primera mitad del año la pobreza disminuyó, mientras que se incrementó rápidamente a partir del mes de agosto.



Descartada esta explicación, las posibles explicaciones radican en varios factores. En primer lugar, el rezago es aún muy importante en el empleo adecuado, aquel que permite ingresos por encima de la línea de pobreza y gozar de un mínimo de protección social. Otra posible explicación es que para los hogares alrededor de la línea de pobreza los precios aumentaron en 7% y (en 11% los alimentos). Los hogares pobres dedican una mayor proporción de sus gastos a los alimentos, por lo que resultaron siendo los más afectados. Según nuestros cálculos, la inflación ha añadido 2,7 puntos porcentuales a la pobreza a nivel nacional, 2 puntos más para los urbanos y 5 puntos para los rurales (de allí el incremento de la pobreza extrema rural). Las políticas sociales no han respondido como debieran ante el deterioro de las condiciones de vida de los hogares. Comparado con el año 2022, la contribución del conjunto de políticas sociales a la reducción de la pobreza ha disminuido en el campo y se ha mantenido en el mismo nivel en las ciudades, a pesar del agravamiento de la situación.  La situación respecto a las transferencias monetarias es aún peor: su contribución se redujo más fuertemente (de 3,8 ptos. a 3,4 ptos. en el área urbana y de 8,8 ptos. a 6,5 ptos. en el área rural). Se hace urgente un replanteamiento de las políticas sociales. Los hogares perderán pronto la paciencia.

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Publicado en el Diario La República

martes, 14 de mayo de 2024

EUROPA YA SUFRE DIFICULTADES EN EL ACCESO A ALIMENTOS POR LAS OLAS DE CALOR Y LA SEQUÍA.

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“Europa, el continente que más rápido se calienta.  Mientras las afectaciones en la salud se multiplican, las emisiones en Europa procedentes de la quema de combustibles fósiles alcanzaron las 5,4 toneladas de dióxido de carbono (CO2) por persona en 2021, seis veces las de África y casi tres las que se dan en América Central y del Sur. Los investigadores recuerdan que 29 de los 53 países del continente europeo siguen concediendo subvenciones netas a los combustibles fósiles, aumentando los niveles de emisiones nocivas para la salud, y que el uso del carbón supuso en 2021 un 13% del suministro total de energía en Europa, frente al 12% un año antes. El ritmo al que los países europeos avanzan hacia unas emisiones cero netas sigue siendo “lamentablemente inadecuado” y, con la trayectoria actual, el logro de la neutralidad de carbono solo se alcanzará en 2100. De hecho, Europa es el continente que más rápidamente se está calentando debido al efecto invernadero de los gases emitidos por los humanos. En concreto, el doble que la media planetaria debido a diversos factores como “la porción de tierra que cae en el Ártico (la zona del planeta con más recalentamiento) o los cambios en la circulación atmosférica, que favorecen que haya más olas de calor”. Además, la propia crisis climática demanda recursos que socavan más el medio ambiente, como el uso del aire acondicionado. Estos aparatos refrigeraron el 16% de los hogares europeos en 2021 y emitieron aproximadamente el mismo dióxido de carbono que toda Bulgaria.

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Fuentes: El diario [Imagen: detalle de la sombra de un almendro sobre el suelo reseco de un campo en la Comunitat Valenciana. Morell / Efe]

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EUROPA YA SUFRE DIFICULTADES EN EL ACCESO A ALIMENTOS POR LAS OLAS DE CALOR Y LA SEQUÍA.

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Por Sofía Pérez Mendoza | 14/05/2024 | Ecología social.

 

Fuentes. Revista Rebelión, martes 14 de mayo del 2024.

 

El informe ‘Lancet Countdown’ advierte de que los gobiernos no están protegiendo a la población de los efectos de la crisis climática sobre la salud por su “acción tardía”; el resultado son 60.000 muertes atribuibles al calor en 2022, enfermedades infecciosas y más inseguridad alimentaria, sobre todo en el sur

El cambio climático ya está causando “estragos en la vida y la salud de las personas en toda Europa”. No se trata de un escenario lejano, sino de una realidad actual que “está aquí y mata”, advierte el último informe Lancet Countdown, elaborado con la colaboración de 70 expertos de 42 instituciones lideradas por el Centro de Supercomputación de Barcelona (BSC-CNS). Crecen las muertes atribuibles al calor, las enfermedades infecciosas emergentes y la inseguridad en el acceso a la alimentos y agua, concluye el estudio, centrado por segundo año consecutivo en analizar el daño que inflige la crisis climática sobre la salud.

“Nuestro informe aporta pruebas sobre el alarmante aumento de los impactos sanitarios relacionados con el clima en toda Europa. Ha llegado el momento de tomar medidas sin precedentes para limitar estos efectos negativos sobre la salud en Europa y en todo el mundo”, afirma la directora del informe, Rachel Lowe, profesora de investigación del ICREA (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados) y líder del grupo Global Health Resilience en el BSC-CNS.



Sobre el papel se expone lo que los investigadores han llamado los “costes de la acción tardía” de los gobiernos, a los que se vuelve a advertir de que no están “protegiendo” a los ciudadanos contra los devastadores efectos ni acelerando las políticas necesarias para reducir emisiones. “La salud está a merced de los combustibles fósiles”, insisten los científicos.

Las olas de calor y las sequías ya están afectando al acceso de la población a los alimentos, confirman los investigadores, que han cruzado por primera vez los datos que ya existen de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con la frecuencia de estos eventos climatológicos adversos en 37 países.

Según las encuestas de la FAO, un 16,3% de la población europea asegura que solo come algunos tipos de comida, el 14,4% reportó que no podía alimentarse de manera saludable y un 10,6% certificó que comía menos de lo que debería. De los 60 millones de personas que tuvieron moderados o severos problemas de inseguridad alimentaria, casi 12 se atribuyen a las elevadas temperaturas y a los meses de sequía.

“Un mayor número de días de ola de calor se asoció con 1,12 puntos porcentuales más de falta de alimentos mientras que la creciente frecuencia de las sequías hizo que la inseguridad alimentaria fuera 0,47 puntos más alta, en comparación con el promedio del periodo de 1981 a 2010”, con más riesgo entre las personas de bajos ingresos.

En 2020, el precio medio en España del aceite de oliva en origen era de 1,90 euros el kilo; a principios de 2024, con cosechas reducidas por el calor y la sequía, rozó los nueve euros. Pese a las numerosas evidencias de que el cambio climático exacerba las desigualdades ya existentes en salud, el informe muestra que no se considera esta importante intersección ni en la investigación ni en las políticas ni en los medios.

Más mortalidad por calor entre mujeres

Se calcula que unas 60.000 muertes prematuras en 2022 se relacionaron con las altas temperaturas. Hasta ahora, este crecimiento había compensado la reducción de fallecimientos relacionados con el frío, pero, al ser cada vez mayor, el número total de muertes por temperaturas extremas sigue aumentando. Los fallecimientos se incrementan en 771 de las 823 regiones estudiadas: se calcula que se produjeron 50,8 fallecimientos por cada 100.000 habitantes entre 2003 y 2021, pero en el periodo de 2013 a 2022 la tasa creció hasta los 68. Esta cifra, además, es casi el doble en mujeres (88,4) que en hombres (55,9).

La vulnerabilidad al calor ha crecido un 9% en Europa desde 1990 (del 37,9% al 41,2%), con el sur del continente como el mayor afectado (11%). Los días de temperaturas extremas –olas de calor aumentaron un 41% entre la década de 2000 a 2009 y la que va de 2012 a 2021, con un crecimiento de más de 10 días en el centro y sur de España, recoge el informe, que revela cómo los efectos de la crisis climática “tienden a distribuirse de manera desigual”, ensanchando las brechas socioeconómicas. Dentro de Europa, la zona más afectada

“por las enfermedades relacionadas con el calor, los incendios, la inseguridad alimentaria, la sequía y la leishmaniasis” (una enfermedad parasitaria) es el sur.

 


Transeúntes fotografían un termómetro en Sevilla que marca 50 grados Eduardo Briones / Europa Press

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El informe pone el foco en el cambio climático como un “problema de justicia social y medioambiental” que, por tanto, afecta especialmente “a las comunidades más desfavorecidas”, explica la doctora Kim Van Daalen, autora principal del estudio.

“Al mismo tiempo, los países europeos también deslocalizan los impactos de nuestro consumo en la salud en otras partes del mundo, donde sufren contaminación atmosférica y emisiones de gases de efecto invernadero como consecuencia de los bienes y servicios que consume Europa”, asegura la investigadora.

Menos ejercicio físico

Un daño colateral de las altas temperaturas es el aumento de horas del día a las que es peligroso hacer ejercicio físico (más allá de las cuatro centrales y tradicionalmente más cálidas). La media ha aumentado entre un 100% y un 382%, según la zona de Europa, respecto a los años noventa. Esto, recuerdan los expertos, tiene graves consecuencias para la salud porque limita la actividad deportiva, esencial para una vida sana, y expone a quienes la practican a un mayor riesgo de dolencias atribuibles al calor, como la insolación y el agotamiento.

Un 16,3% de la población europea asegura que solo come algunos tipos de comida, el 14,4% reportó que no podía alimentarse de manera saludable y un 10,6% certificó que comía menos de lo que debería

La sequía es otro indicador que preocupa a los investigadores: los episodios graves en verano han crecido un 60% y los extremos escalan un 48% en Europa Occidental al comparar la década de los años 2000 con la que se inició a partir de 2010. Más del 50% del sur europeo está afectado por la escasez de agua, con especial mención a la península ibérica. El estudio subraya, no obstante, que, pese a que se han dado más cantidad de situaciones extremas, la falta de agua no es mayor.

“Puede deberse a que las regiones están más familiarizadas con la sequía y han mejorado la resiliencia”, explican. En el norte, sin embargo, se han reducido los episodios.


 

Terreno cuarteado por la sequía en un campo arcilloso de la provincia de Córdoba. J. M. Ayala

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Europa, el continente que más rápido se calienta

Mientras las afectaciones en la salud se multiplican, las emisiones en Europa procedentes de la quema de combustibles fósiles alcanzaron las 5,4 toneladas de dióxido de carbono (CO2) por persona en 2021, seis veces las de África y casi tres las que se dan en América Central y del Sur. Los investigadores recuerdan que 29 de los 53 países del continente europeo siguen concediendo subvenciones netas a los combustibles fósiles, aumentando los niveles de emisiones nocivas para la salud, y que el uso del carbón supuso en 2021 un 13% del suministro total de energía en Europa, frente al 12% un año antes.

El ritmo al que los países europeos avanzan hacia unas emisiones cero netas sigue siendo “lamentablemente inadecuado” y, con la trayectoria actual, el logro de la neutralidad de carbono solo se alcanzará en 2100. De hecho, Europa es el continente que más rápidamente se está calentando debido al efecto invernadero de los gases emitidos por los humanos. En concreto, el doble que la media planetaria debido a diversos factores como

“la porción de tierra que cae en el Ártico (la zona del planeta con más recalentamiento) o los cambios en la circulación atmosférica, que favorecen que haya más olas de calor”.

Además, la propia crisis climática demanda recursos que socavan más el medio ambiente, como el uso del aire acondicionado. Estos aparatos refrigeraron el 16% de los hogares europeos en 2021 y emitieron aproximadamente el mismo dióxido de carbono que toda Bulgaria.

Hay una buena noticia en el maremágnum de datos preocupantes: entre 2005 y 2020 las muertes asociadas a la contaminación del aire –las causadas por las partículas PM2,5– se redujeron un 59%, aunque el estudio imputa una parte de esta caída a las tecnologías para el control de la polución.

“Disminuyeron la contaminación del aire, pero no las emisiones de gases de efecto invernadero. Seguimos necesitando medidas políticas adecuadas que aborden la contaminación atmosférica y las emisiones de gases de efecto invernadero en paralelo”, señala la profesora Cathryn Tonne, codirectora de Lancet Countdown en Europa y profesora de investigación en ISGlobal.

Enfermedades infecciosas

Los científicos vuelven a avisar también de que las nuevas condiciones climáticas favorecen la multiplicación de enfermedades infecciosas como el dengue, la malaria o el virus del Nilo occidental, porque sus vectores de transmisión, fundamentalmente insectos, tienen mejores condiciones para crecer y diseminarse. Respecto al dengue, solo en 2022 Francia reportó 65 casos autóctonos. América del Sur, especialmente Brasil, Perú y Argentina, está viviendo epidemias de este virus sin precedentes en sus territorios.



Zonas de España con presencia de mosquitos invasores.

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La subida de temperaturas es un terreno también abonado para la expansión de los flebótomos, insectos que transmiten la leishmaniasis. El número de zonas “aptas” para su distribución ha aumentado en Europa del 55% al 68% en comparación con el decenio de los 2000.

El informe también hace hincapié en la bacteria que causa el cólera (el vibrio), presente en el agua y empujada por el aumento de las temperaturas. Hasta 21 países europeos reunían condiciones en 2022 para albergar esta bacteria con 150 millones de personas viviendo en líneas de costa afectadas y un total de 63.729 infecciones. Un punto caliente para la expansión son países del Mar Báltico como Suecia y Finlandia, según esta edición del estudio.

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lunes, 13 de mayo de 2024

LULA ENFRENTA UNA TRAGEDIA HEREDADA DE LA DESPROTECCIÓN MEDIOAMBIENTAL. Por las inundaciones en el sur de Brasil murieron 143 personas.

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Amigos y Amigas, Ciudadanos del mundo, dos artículos muy importantes, sobre la actual situación del desastre generado por el cambio Climático y se concentra, en la capital de Rio Grande do Sul. Es importante su lectura, para ver hasta “donde caminan” los derechistas bolsonaristas, negacionistas hasta hoy del Cambio Climático. Los desastres están presentes, las muertes, los desaparecidos, los sobrevivientes, sin embargo, como “verdaderos criminales” como han sido considerados por un Maestro Universitario, e incluso hoy insurge con fuerza hasta donde llegó, sus “políticas llenas de veneno” y el proceso generalizado de la Deforestación de la AMAZONIA. 

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LULA ENFRENTA UNA TRAGEDIA HEREDADA DE LA DESPROTECCIÓN MEDIOAMBIENTAL.

Por las inundaciones en el sur de Brasil murieron 143 personas.

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Al abandonar el Planalto, Jair Bolsonaro dejó apenas 25 mil reales (menos de 5 mil dólares) en el presupuesto destinado a la prevención de desastres naturales en todo el país. Redujo los recursos del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales y vació el Instituto Brasileño de Medio Ambiente.

Por Darío Pignotti.

Fuente. Página/12- lunes 13 de mayo del 2024.

Desde Brasilia

Luiz Inácio Lula da Silva enfrenta un desastre ambiental sin precedentes en Rio Grande do Sul agravado por dos bombas de tiempo que dejaron Jair Bolsonaro y sus acólitos: la divulgación posiblemente orquestada de fake news para causar pánico y el desmonte de la estructura del Estado con la cual hacer frente a las tempestades cada vez más frecuentes en razón del cambio climático.

El presidente estableció una sala de situación en el Palacio del Planalto, en Brasilia, desde donde es acompañada en tiempo real la crisis metereológica de la provincia ubicada en el extremo sur del país, limítrofe con Argentina, Uruguay y Paraguay, donde murieron 143 personas y otras 131 están desaparecidas de acuerdo con el informe divulgado este domingo por la Defensa Civil estadual.



Hay, además, 1,1 millones de ciudadanos "gaúchos" afectados, entre ellos 537 mil desplazados, diseminados en 446 ciudades de la provincia, incluyendo la populosa capital Porto Alegre, ubicada en la región este, a nivel del mar, hasta donde siguen bajando las aguas originadas en las sierras del área central.

Como ocurre en otras grandes metrópolis brasileñas, en la capital "gaúcha", hay varias favelas donde miles de vecinos que pese a tener sus viviendas anegadas dudan en abandonarlas por temor a los saqueos que están a la orden del día.

Más de sesenta personas fueron arrestadas entre la noche del sábado y la madrugada del domingo por policías provinciales y agentes municipales que recorren la ciudad en botes inflables. En los barrios de clase media alta ese patrullaje es reforzado con guardias privados.

Ricos y pobres

Lula comentó que hace décadas, siendo un adolescente, sufrió junto a su madre y hermanos, la tragedia de ver como la vivienda que alquilaban en el interior de San Pablo, donde compartían el baño con un bar, era tapada por el lodo y el agua. El exoperario que lleva un año y medio en su tercera presidencia, se compadeció de quienes están enfrentando esa "calamidad" en estos días. No es justo que los “pobres” estén condenados a vivir en casas precarias expuestas a las inclemencias del tiempo, se indignó.



Y comparó el despliegue de funcionarios y recursos que está realizando su gobierno para capear los estragos de las lluvias, que este domingo volvieron a castigar parte de la provincia sureña, con la frivolidad demostrada por Bolsonaro, durante los temporales ocurridos tres años atrás en el estado de Bahia, en el humilde nordeste brasileño.

“Recuerdo que cuando hubo aquellas inundaciones en Bahia el presidente de la República siguió paseando en un jet sky” durante unas vacaciones que se negó a suspender para visitar a las víctimas, dijo el actual mandatario.

Harto de fake news

Mientras Lula comanda la crisis desde el Planalto, el ministro de Comunicación Social, el "gaúcho" Paulo Pimenta, se estableció en Porto Alegre a donde viajaron otros miembros del gabinete como Marina Silva, titular de Medio Ambiente y Cambio Climático, José Múcio Monteiro, jefe de Defensa y Nícia Trindade, responsable de Salud. Allí también está trabajando la diputada gaúcha Maria do Rosario, segura candidata a la intendencia portoalegrense en las elecciones de octubre.

Además de coordinar a los ministros que viajan al sur y hacer el relevamiento de las ciudades con necesidades imperiosas, Pimenta está librando una guerra contra la campaña de mentiras en las redes sociales orquestada desde el fortín bolsonarista.

“Estoy harto de fake news”, explotó Pimenta, a quien Lula tiene como uno de sus hombres de confianza desde hace años, principalmente a partir de los dieciocho meses que pasó en la cárcel (entre 2018 y 2019) como preso político del exjuez Sergio Moro y su fiscal Deltan Dallagnol, en la causa de apariencia judicial conocida como Lava Jato.

Hay fake news criminales, que envuelven temas de salud pública, otras que perjudican el trabajo de rescate. Yo respeto la libertad de expresión, pero al mismo tiempo pedimos a la Policía Federal que identifique (a los responsables) de esas acciones”, anunció Pimenta.



Mentiras desde Washington

Entre los políticos que están en la mira de la Policía Federal se destaca el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, quien acaba de realizar una gira por Hungría, donde participó de la cumbre de la Conferencia de Acción Conservadora (CPAC) y Estados Unidos. Desde Washington posteó noticias falsas sobre las inundaciones además de repetir el leitmotiv ultraderechista según el cual en Brasil hay un régimen “autoritario” en deriva acelerada hacia una dictadura.

Junto al hijo de Jair Bolsonaro estaba en Washington el ex fiscal Dallagnol (hombre central en la causa Lava Jato). Dallagnol repitió casi al unisonó con Eduardo Bolsonaro las noticias fraudulentas sobre las acciones del gobierno lulista en Rio Grande do Sul y respecto de la dictadura que se avecina.

El tono de Bolsonaro hijo, fue más policíaco, ya que él se formó en la Policía Federal, al tiempo que Dallagnol empleó un estilo algo mesiánico, por su carácter de militante evangélico acostumbrado a adornar sus embustes con citas bíblicas.

Decenas de legisladores del Partido Liberal, al cual pertenecen Jair y Eduardo Bolsonaro, se aliaron a la campaña de desinformación que ha tenido un impacto importante en la opinión pública nacional y más aún en la "gaúcha", reconoció el ministro Pimenta.

Según una encuesta de la consultora Quaest, publicada este domingotres de cada diez brasileños dijeron haber recibido alguna noticia falsa sobre las inundaciones. El director de esa agencia, Felipe Nunes, explicó que parte del 70% restante está formada por ciudadanos que leyeron esas falsedades y las tomaron por ciertas.

A ese dato que preocupa al gobierno se suma otro alentador para Lula. La pesquisa de Quaest dice que la aprobación del líder del Partido de los Trabajadores subió 7 puntos y llegó al 47% en la región sur (estados de Rio Grande do Sul, Paraná y Santa Catarina), la zona más antipetista del país. La mejora fue atribuida a las medidas adoptadas por el mandatario frente al diluvio y a los dos viajes que realizó a las zonas inundadas en el lapso de cuatro días.

De todos modos, el Sur, una zona rica y de mayoría de población blanca, sigue siendo bolsonarista y rechaza a Lula en un 52%. La imagen negativa del presidente de centroizquierda en el sur sigue siendo alta, pero cayó el 5% frente a la medición anterior, hecha en marzo.



Bomba sin desactivar

Si las noticias falsas son la primera bomba con que el bolsonarismo boicotea el rescate de los afectados por las inundaciones iniciadas hace dos semanas, la segunda bomba es el vaciamiento de las estructuras estatales para hacer frente a los desastres climáticos.

Al abandonar el Planalto, a fines de diciembre de 2022, Jair Bolsonaro dejó apenas 25 mil reales (menos de 5 mil dólares) en el presupuesto general de la Unión destinado a la prevención de desastres naturales en todo el país. Con lo cual el gobierno lulista, iniciado en enero del año pasado, tuvo muy poco margen de maniobra para adoptar medidas contra las cada vez más frecuentes tempestades. En 2023 cerca de 70 personas fallecieron por los deslaves de tierras en razón de las lluvias atípicas en el litoral de San Pablo y otras 54 perdieron la vida por causa de un ciclón extra tropical precisamente en Rio Grande do Sul.

A pesar de las evidencias sobre el cambio climático, el excapitán Bolsonaro dijo que éste no existe al hablar en varios foros internacionales, donde también negó los incendios en la Amazonia.

Y no solo esoredujo los recursos del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales y vació el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA), órgano que entre otras funciones, tiene la de fiscalizar y eventualmente sancionar delitos contra la naturaleza.

Esa misma política negacionista que anuló la capacidad de acción del estado nacional fue replicada en varios gobiernos estaduales, especialmente los del sur, y en particular Rio Grande do Sul.

El gobernador derechista de esa provincia sureña, Eduardo Leite, removió casi toda la legislación contra la deforestación y recortó los recursos para actuar ante tempestades.

Por su parte el alcalde de Porto Alegre, Sebastiao Melo, bolsonarista sin fisuras, redujo el presupuesto destinado al mantenimiento de los diques de contención que rodean la capital "gaúcha", que este domingo estaba literalmente bajo el agua.

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PORTO ALEGRE ES HOY UNA CIUDAD DISTÓPICA. Epicentro de las inundaciones en Brasil.

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En la capital de Rio Grande do Sul se impuso una mirada que no protege al medioambiente, como en otras grandes urbes de Latinoamérica. Ganaron las leyes del mercado inmobiliario, tan depredador como los que deforestan a diario la Amazonia.

Por Gustavo Veiga.

Fuente. Página/12, lunes 13 de mayo del 2024.

Porto Alegre está sitiada por aguas barrosas que arrastran a su paso lo que encuentran. Hoy es una ciudad distópica. Una marea indetenible la dejó sumergida en sus barrios más bajos a orillas del Guaiba. Un río y un lago a la vez, según cómo se mire su hidrografía. En esos dos sustantivos puede aparecer una explicación de la tragedia. Un río requiere de ciertas defensas. Un lago no tanto. En la capital de Rio Grande do Sul se impuso la mirada menos proteccionista, como en otras grandes urbes de Latinoamérica. Ganaron las leyes del mercado inmobiliario, tan depredador como los que deforestan a diario la Amazonia. 

Otra razón es la corriente del Niño. La cuenca que rodea a la capital de Rio Grande do Sul pasó en pocos meses de la bajante en plena estación seca a los 5,35 metros. Una marca que superó a los 4,75 de la gran inundación de 1941. Pasaron 83 años. No hubo grandes obras y sí una desatención criminal que ya costó 143 muertos, 131 desaparecidos, 81 mil evacuados y que 441.300 personas se quedaran sin hogar. Muchas huyeron hacia ciudades en el norte del Estado y Santa Catarina.

Las imágenes de los dos grandes estadios de la ciudad, el Arena do Gremio y el Beira Rio del Inter, su clásico rival, son la postal más elocuente del desastre ambiental. Parecen dos anfiteatros en ruinas. Bajo el agua amarronada desaparecieron sus campos de juego. Bajo el agua también quedó la intendencia (prefectura en portugués) de la capital gauçha. Y bajo el agua permanecen el casco histórico, la orla del Guaiba – que equivale a nuestra costanera porteña – y barriadas tradicionales como Cidade Baixa Menino Deus, donde las calles empezaron a drenar porque estaciones de bombeo que estaban inoperativas volvieron a funcionar. Las lluvias que no cesan son la peor amenaza.



El interior del estado vecino a la Argentina está igual o peor. Los ríos Taquari, Jacuí, Caí y Sinos siguen creciendo. Las previsiones son las peores. Solo el primero subió siete metros en casi 24 horas. La pequeña ciudad de Estrela, en una región colonizada por alemanes, quedó destruida. Es una de las 444 que según Zero Hora (ZH), el principal diario de Porto Alegre, sufrieron graves consecuencias a causa de las lluvias y el desborde de los efluentes que desembocan primero en el Guaiba, después en la laguna de los Patos y por último en el océano Atlántico. Un sistema hídrico que no da abasto y semeja un embudo hacia el sur del Estado.

Las intensas lluvias en las serranías, en ciudades turísticas como Gramado y Canela, aumentan las dificultades. Toda el agua que baja hacia Porto Alegre y su periferia – Canoas es una de las localidades más afectadas – queda estancada y no encuentra salida.



Ausencia de políticas contra el cambio climático

Para ciertos especialistas, el desastre fue provocado por la ausencia de políticas contra el cambio climático. Matheus Gomes, diputado estadual del PSOL, master en Historia y activista ecologista, critica al gobernador Eduardo Leite, del PSDB:

“Modificó 480 normas del código ambiental en Rio Grande do Sul, pasando al rebaño, en línea con la política destructiva del entonces ministro Ricardo Salles. El proyecto fue aprobado en sólo 75 días. La única razón por la que no fue más rápido fue porque un fallo judicial se lo impidió”, escribió en una columna de ZH. Tampoco quedó a salvo de las acusaciones el alcalde de Porto Alegre, Sebastián Melo.

Salles fue ministro de Medio Ambiente de Jair Bolsonaro, niega el cambio climático y tuvo que renunciar a su cargo cuando quedó sospechado de traficar madera de la Amazonia. Hoy es diputado federal por San Pablo y acaba de postear en X con desparpajo:

“El gobierno de Lula se acabó. A partir de ahora será sólo la estela de un entierro político ya previsto para 2026”.

Otro de los hechos que provocan debate entre los ecologistas y los negacionistas como Salles es la desprotección del bioma Pampa, el principal de Rio Grande do Sul, que regula los ciclos del agua y absorción de carbono. Tiene una superficie de 193.836km²(dato del IBGE, 2019), que se corresponde con el 69% del territorio del Estado y el 2,3% de la superficie de Brasil. Según el diputado Gomes

“en las últimas décadas, Pampa ha sido el bioma proporcionalmente más degradado del país, perdiendo el 30% de su superficie”.



El pesimismo de los analistas del cambio climático se ratifica en catástrofes como la actual. Aldo Fornazieri, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de San Pablo (USP), escribió en Carta Capital que

los desastres ambientales sólo empeorarán. Es hora de que la sociedad trate a los políticos negacionistas como criminales”. Rio Grande do Sul tiene poco más de 11 millones de habitantes y los afectados suman 2.039.084 según las autoridades.

En estos días de aguas que bajan turbias, entre barro, ramas y restos de basura, la solidaridad contiene a las víctimas desamparadas. Los centros donde se acopian donaciones desbordaron todas las previsiones. Toneladas de ropa, alimentos y artículos de primera necesidad son ordenadas y distribuidas por voluntarios y voluntarias que trabajan en escuelas, clubes y gimnasios. Esa entrega desinteresada, incluso de recién llegados de otros estados que viajaron para ayudar, contrasta con la actitud de blogueros, trolls y usuarios de las redes sociales que desinforman sobre lo que sucede. El bolsonarismo, como ocurrió durante la pandemia, volvió a actuar a destajo.

Un médico de Porto Alegre, Víctor Sorrentino, lanzó acusaciones contra ANVISA, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil, responsabilizándola por cuestiones burocráticas de no distribuir medicamentos en las zonas afectadas por la inundación. El expresidente ultraderechista lo ha elogiado en las mismas redes donde estos personajes desparraman fakes news. En 2021, Sorrentino fue detenido en Egipto por acoso sexual a una vendedora de papiros. Lo liberaron luego de que pidiera disculpas y se le prohibió regresar a ese país. Anvisa lo desmintió, pero el daño ya estaba hecho. Una conducta que muestra lo peor del bolsonarismo no tan residual que se burló de la pandemia y ahora se vale del desastre medioambiental para desinformar.

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